BRUSELAS, 10 Abr. (EUROPA PRESS) -
Las aplicaciones de sanidad móvil, si se despliegan en todo su potencial, podrían recortar los costes sanitarios de la UE en 99.000 millones de euros de aquí a 2017, según las estimaciones de Bruselas. En la actualidad ya hay disponibles casi 100.000 apps en plataformas como iTunes, Google play, Windows Marketplace o BlackBerry World, y la Comisión ha lanzado este jueves una consulta pública para recoger ideas sobre cómo impulsar el sector y mejorar su seguridad.
La sanidad móvil reducirá las costosas visitas al hospital, ayudará a los ciudadanos a hacerse cargo de su propio estado de salud y bienestar e impulsará una sanidad centrada en prevenir en vez de curar. Constituye asimismo una gran oportunidad para el floreciente sector de las aplicaciones y para los emprendedores", ha dicho la vicepresidenta de la Comisión y responsable de Telecomunicaciones, Neelie Kroes, que ha confesado que utiliza una pulsera para medir su nivel de actividad física diaria y es una "gran fan" de la sanidad móvil.
"La búsqueda de soluciones de sanidad móvil puede contribuir al desarrollo de unos sistemas sanitarios modernos, eficientes y sostenibles", ha sostenido por su parte el comisario de Sanidad, Tonio Borg.
Las veinte aplicaciones gratuitas más populares de deporte, mantenimiento físico y salud registran ya 231 millones de descargas a nivel mundial. En 2017, 3.400 millones de personas en el mundo tendrán un teléfono inteligente, y la mitad de ellas utilizará aplicaciones de sanidad móvil, según las estimaciones de Bruselas.
El Ejecutivo comunitario considera que los servicios de sanidad móvil tienen un gran potencial porque dan al paciente el control sobre su salud, lo que le otorga más independencia y contribuye a prevenir problemas de salud aumentan la eficiencia del sistema sanitario y, por tanto, presentan un enorme potencial de ahorro de costes; y ofrecen oportunidades a los servicios innovadores, la creación de empresas y el mercado de las aplicaciones.
La consulta pública, que estará abierta hasta el 3 de julio, va dirigida a las organizaciones de consumidores y de pacientes, los profesionales de la salud y organizaciones sanitarias, las autoridades públicas, los desarrolladores de aplicaciones, los prestadores de servicios de telecomunicaciones.
Entre las cuestiones que plantea Bruselas se encuentran los requisitos de seguridad y rendimiento que deben imponerse a las aplicaciones sobre estilo de vida y bienestar, así como las salvaguardias de seguridad para garantizar la protección de los datos sanitarios.