MADRID 3 Ene. (EUROPA PRESS) -
Muchos padres nuevos piensan que los bebés deben desarrollarse a su propio ritmo y que no se les debe desafiar a hacer cosas para las que todavía no están listos, sino que deben aprender por si mismos, sin ningún tipo de "ayuda", y no deben apoyar su peso antes de que puedan ponerse de pie o caminar por su cuenta. Es decir, que no se les debe entrenar antes de que estén listos para ello.
Según la neurocientífica Audrey van der Meer, profesora de la Universidad Noruega de Ciencia y Tecnología (NTNU), esta mentalidad se remonta a principios del siglo XX, cuando los profesionales estaban convencidos de que nuestros genes determinan quiénes somos y que el desarrollo del niño ocurre de forma independiente de la estimulación a la que está expuesto un bebé. Aquellos expertos creían que era perjudicial acelerar el desarrollo porque debería producirse naturalmente.
La estimulación temprana en la forma de actividades de gimnasia para bebés y el entrenamiento temprano juegan un papel central en Asia y África. La vieja teoría del desarrollo también contrasta con la investigación moderna del cerebro que muestra que la estimulación temprana contribuye a mejoras en el desarrollo del cerebro incluso en los más pequeños.
De hecho, la doctora Van der Meer, profesora de Neuropsicología, ha utilizado tecnología avanzada de electroencefalograía (EEG) durante muchos años para estudiar la actividad cerebral de cientos de bebés. Sus resultados muestran que las neuronas en el cerebro de los niños pequeños aumentan rápidamente en número y especialización a medida que el bebé aprende nuevas habilidades y se vuelve más móvil. Las neuronas en niños muy pequeños forman hasta mil nuevas conexiones por segundo.
SINCRONÍA EN EL DESARROLLO DEL CEREBRO
La investigación de Van der Meer también concluye que el desarrollo del cerebro, percepción sensorial y habilidades motoras ocurren en sincronía. Ella cree que incluso los bebés más pequeños deben ser desafiados y estimulados desde el nacimiento.
A su juicio, los recién nacidos necesitan para involucrar a todo su cuerpo y los sentidos para explorar su mundo y diferentes materiales, tanto en interiores como exteriores y en todo tipo de clima. Esta experta enfatiza que las experiencias deben ser "autoproducidas"; que no basta con que los niños sean transportados o llevados en un cochecito.
"Muchas personas creen que los niños de hasta los 3 años sólo necesitan mimos y cambios de pañales, pero los estudios muestran que ratas criadas en jaulas tienen menos ramificaciones dendríticas en el cerebro que las criadas en un ambiente con lugares de escalada, escondites y túneles. La investigación también muestra que los niños nacidos en culturas donde la estimulación temprana se considera importante, se desarrollan antes que los niños occidentales", dice Van der Meer.
Esta investigadora añade que los cerebros de los niños pequeños son muy maleables, por lo tanto pueden adaptarse a lo que está sucediendo a su alrededor. Si no se utilizan las nuevas sinapsis que se forman en el cerebro, desaparecen a medida que el niño crece y el cerebro pierde parte de su plasticidad.
Van der Meer menciona el hecho de que los bebés chinos oyen una diferencia entre los sonidos de R y L cuando tienen cuatro meses de edad, pero no cuando crecen. Dado que los niños chinos no necesitan distinguir entre estos sonidos para aprender su lengua materna, las sinapsis cerebrales que llevan este conocimiento desaparecen cuando no se usan.
APRENDER IDIOMAS INTERACTUANDO CON PERSONAS
Los bebés realmente logran distinguir entre los sonidos de cualquier idioma en el mundo cuando tienen cuatro meses de edad, pero para cuando tienen ocho meses de edad han perdido esta habilidad, según Van der Meer.
En la década de 1970, se creía que los niños sólo podían aprender un idioma correctamente. Se aconsejó a los padres extranjeros que no hablaran su idioma materno a sus hijos, ya que podría impedir el desarrollo del lenguaje del niño. Sin embargo, hoy se piensa de manera completamente diferente: hay ejemplos de niños que hablan tres, cuatro o cinco idiomas con fluidez sin sufrir confusión lingüística ni retrasos.
La investigación del cerebro sugiere que en estos casos el área del lenguaje nativo en el cerebro se activa cuando los niños hablan los idiomas. Si estudiamos un idioma extranjero después de los 7 años de edad, se usan otras áreas del cerebro cuando hablamos el idioma, explica Van der Meer.
A su juicio, es importante que los niños aprendan idiomas al interactuar con personas reales. "Las investigaciones demuestran que los niños no aprenden el idioma viendo a alguien hablar en una pantalla, tiene que ser gente real que los exponga al idioma", afirma van der Meer.
LA INTERVENCIÓN TEMPRANA, FUNDAMENTAL
Ya que mucho sucede en el cerebro durante los primeros años de vida, Van der Meer dice que es más fácil promover el aprendizaje y prevenir problemas cuando los niños son muy jóvenes. El término "intervención temprana" sigue apareciendo en discusiones en los jardines de infancia y escuelas.
Según explica esta especialista, la intervención temprana consiste en ayudar a los niños lo antes posible a asegurar que el mayor número posible de niños tengan éxito en su educación y en la edad adulta, precisamente porque el cerebro tiene la mayor capacidad de cambiar bajo la influencia de las condiciones ambientales temprano.
"Cuando hablo de una intervención temprana, no pienso en niños de 6 años, sino incluso en niños más pequeños, desde los recién nacidos hasta los tres años. Hoy en día, el 98 por ciento de los niños noruegos asisten al jardín de infancia, por lo que la calidad del tiempo que los niños pasan allí es especialmente importante. Creo que el jardín de infancia debe ser algo más que un lugar de celebración --debe ser un campo de aprendizaje-- y por eso quiero decir que el juego es aprender ", afirma.
Así, considera que un niño de 2 años puede aprender a leer o nadar fácilmente, siempre y cuando el niño tenga acceso a las letras o al agua, pero con esto no quiere decir que el jardín de infantes tenga que ser una escuela, sino un lugar donde los niños pueden tener experiencias variadas a través del juego.
"Esto se aplica tanto a niños sanos como a aquellos con desafíos diferentes. Cuando se trata de niños con problemas motores o de niños con problemas de visión y audición, tenemos que trabajar realmente para acercarles el mundo", plantea la profesora Van der Meer. "Creo que todos los niños merecen maestros que entiendan cómo funcionan los cerebros de los niños pequeños", resalta.