MADRID, 11 May. (EUROPA PRESS) -
La medición de la grasa epicárdica, al situarse cerca del miocardio, puede determinar el riesgo de sufrir síndrome metabólico, diabetes tipo 2 y enfermedad cardiovascular en la población sana, según se desprende de un estudio de la Universidad de Navarra, que ha confirmado este parámetro como un nuevo marcador que podría ayudar en la identificación de los individuos en riesgo gracias a una medición sencilla.
El estudio, que ha sido publicado en la 'Revista Española de Cardiología' (REC), ha analizado la relación entre la presencia de grasa epicárdica y el riesgo de sufrir síndrome metabólico y enfermedad cardiovascular.
El síndrome metabólico está presente en casi el 23 por ciento de la población española. Este síndrome se define como un conjunto de alteraciones metabólicas tales como hipertensión arterial y altos niveles sanguíneos de glucosa y triglicéridos y obesidad abdominal, que aumenta el riesgo de desarrollar una enfermedad cardiovascular y diabetes tipo 2.
"El objetivo de nuestro estudio era analizar la grasa epicárdica en la población general y estudiar su asociación con el síndrome metabólico y factores de riesgo cardiovascular", explica el doctor Calabuig, miembro de la Sociedad Española de Cardiología, del Departamento de Cardiología y Cirugía Cardiovascular de la Clínica Universidad de Navarra y primer firmante del estudio.
"Hasta ahora no se había estudiado la grasa epicárdica medida con ecocardiograma y su asociación con el riesgo cardiovascular en individuos sanos de la población general en nuestro medio", añade el médico, quien recuerda que "lo que pudimos ver con el estudio es que la grasa epicárdica aumenta significativa e independientemente con la edad. Su incremento se asocia independientemente con el síndrome metabólico, entre otras circunstancias".
Así, como parte del estudio poblacional RIVANA que examina el riesgo cardiovascular y el síndrome metabólico en Navarra, desarrollado y financiado por el Gobierno de Navarra y por el Instituto de Salud Carlos III, se evaluó una muestra de 880 sujetos sanos de 45 a 74 años (492 con síndrome metabólico) entre 2008 y 2010.
A los participantes, que no presentaban enfermedad cardiovascular, se les realizó una exploración física y se les tomó una muestra sanguínea para obtener el perfil bioquímico. Posteriormente, un cardiólogo midió el espesor de la grasa epicárdica con ecocardiografía transtorácica y se obtuvo información sobre los factores sociodemográficos y el tabaquismo de los participantes en la entrevista basal.
PRINCIPALES CONCLUSIONES DEL ESTUDIO
Los resultados del estudio determinaron que el grosor de la grasa epicárdica medido ecocardiográficamente, es decir, visualizando el corazón mediante un transductor sobre el pecho del paciente (generalmente sobre el lado izquierdo), aumenta con la edad en los participantes sin síndrome metabólico. Además, este aumento se asoció a mayor prevalencia de síndrome metabólico, menor concentración de colesterol HDL (bueno), hipertrigliceridemia y presencia de obesidad abdominal.
En concreto, tal y como explica el doctor, "uno de los principales hallazgos del trabajo es la posibilidad de emplear la medición de la grasa epicárdica mediante ecocardiografía como marcador objetivo de la cantidad de grasa visceral en pacientes sanos y como marcador de síndrome metabólico. Por ello, esta técnica podría ayudar en la identificación de los individuos en riesgo gracias a una medición sencilla, al no tratarse de una técnica invasiva ni que conlleve efectos secundarios".
Asimismo, el estudio también proporciona datos de sobre las diferencias en la cantidad de grasa epicárdica entre hombres y mujeres, y en función de la edad. La presencia de grasa epicárdica mayor o igual a 5 mm aumentaba significativamente con la edad.
En comparación con los participantes de 45-54 años, los de 55-64 presentaban una probabilidad 4,11 veces superior de tener niveles de grasa epicárdica elevados y los participantes de 65 años tenían una probabilidad 8,22 superior de tener exceso de grasa epicárdica. Por otra parte, tanto los varones como las mujeres de edad más avanzada presentaron valores de la grasa epicárdica superiores a los de los más jóvenes y la tendencia lineal fue estadísticamente significativa. En promedio, los varones presentaban niveles superiores de grasa epicárdica a los de las mujeres.