MADRID 27 Feb. (EUROPA PRESS) -
La mejor manera de prevenir la toxicidad por radiación es el empleo de alta tecnología en Radioterapia, según ha informado el oncólogo radioterápico del Grupo IMO, Luis Alberto Glaría, quien ha asegurado que esta herramienta está permitiendo tratamientos "más precisos y más conformados a la lesión".
"Es muy importante que en aquellos casos en los que el paciente manifieste algún problema en algún órgano de la zona tratada, se le realice un estudio personalizado de esa región anatómica donde se manifiesta esa hipotética toxicidad, no presuponiendo nada, sino tratando de averiguar de forma multidisciplinar la razón de los problemas que afectan al paciente y buscar las causas reales y así indicar el tratamiento más adecuado", ha apostillado.
Dicho esto, el experto se ha referido a distintos estudios realizados en países del norte de Europa, especialmente a uno elaborado por especialistas de Inglaterra donde se analizaron más de 300 pacientes que aparentemente presentaban algún síntoma de toxicidad atribuida a radiaciones del tratamiento y cuyos resultados ofrecieron algunos datos sorprendentes.
HAY QUE DEFINIR "MUY BIEN" LA TOXICIDAD
La conclusión de estos estudios, prosigue, determina que hay que definir muy bien la toxicidad porque muchas veces se achaca la toxicidad radioterápica de algunas lesiones que nada tienen que ver con la radiación.
"En primer lugar, este estudio desveló que el 12 por ciento de los pacientes tenían una nueva lesión neoplásica que nada tenía que ver con el tratamiento radioterápico, y sí en cambio con la edad de los pacientes y algunos factores de riesgo. Si en lugar de tratar el síntoma pensando que es toxicidad se consideran otras posibilidades y se estudia al paciente, puede hacerse un diagnóstico temprano del nuevo cáncer que sufrían", ha recalcado.
Además, este estudio también desvela que a un tercio de los pacientes estudiados se les encontró otra enfermedad que tampoco tenía que ver con la radiación ni con otro proceso oncológico. De estos pacientes, más del 50 por ciento presentaban trastornos digestivos como diarreas o incontinencia, que provenían de otras enfermedades comunes perfectamente tratables.
La tercera conclusión de estos investigadores se refiere a la necesidad de modificar el enfoque del tratamiento de la toxicidad y así proponen un cambio de paradigma a la hora de abordar los posibles efectos adversos de las radiaciones.
"Hasta ahora lesiones como la proctitis, cistitis o disfunción eréctil se abordaban tratando sólo el síntoma principal, lo que constituye un enfoque muy pobre, muy limitado. Lo más adecuado es considerar como afectada no sólo el órgano en el que se manifiesta el síntoma principal, sino toda la zona próxima, porque hay otros órganos que en mayor o en menor medida pueden estar también afectados e influir negativamente en el estado del paciente", ha explicado.
Por eso, a su juicio, es preciso dar un enfoque "más amplio", es decir, abordar la toxicidad por regiones, protocolarizandolo con un enfoque multidisciplinar integrado por especialistas que conozcan la patología relacionada con la radiación, es decir, oncólogos radioterápicos, y otros expertos relacionados con la zona a tratar.
"Por ejemplo, si se abordan problemas de toxicidad en la zona pélvica, debemos contar también con digestivos, urólogos, ginecólogos o psicólogos. En definitiva, un abordaje multidisciplinar y un enfoque integral por regiones nos facilitará llegar a un diagnóstico preciso de aquellos casos de toxicidad y a poder aplicar el tratamiento más adecuado para el paciente. Estamos ante un abordaje personalizado de la toxicidad y su tratamiento específico en los pacientes con cáncer afectados", ha zanjado.