MADRID, 9 Jun. (INFOSALUS) -
'Mindfulness' o 'atención plena' significa estar presente aquí y ahora sin juzgar o etiquetar, con aceptación y con una actitud amorosa. El mindfulness se ha puesto de moda porque constituye una herramienta muy sencilla para estar bien y está al alcance de todos, incluso de los niños y más pequeños, si se introduce como un juego.
Según explica a Infosalus Paloma Sainz Vara de Rey, autora de 'Mindfulness para niños' (Zenith, 2015), el 'mindfulness' nos permite vivir de una forma más plena y consciente. Tomar conciencia de lo que hacemos, cómo nos sentimos. Y aunque siempre existen cosas que no podemos cambiar del exterior sí podemos modificar nuestra actitud y ver con más claridad, fuera del ruido de los pensamientos, mejorando la relación con nosotros mismos y con nuestro entorno.
MINDFULNESS EN LA VIDA COTIDIANA
La popularización del 'mindfulness' comenzó tras los resultados de los trabajos de investigación sobre la reducción del estrés en el ámbito clínico del doctor Jon Kabat-Zinn, profesor emérito de la Escuela de Medicina de Massachusetts (Estados Unidos), y la aplicación de la meditación de atención plena en la Medicina publicados en revistas internacionales de prestigio como la británica 'Journal of American Medical Association' (JAMA). Aunque sus orígenes están en técnicas meditativas y contemplativas milenarias.
Esta 'atención plena' debe comenzar en uno mismo y la meditación constituye la principal herramienta. La autora despeja falsas creencias sobre la meditación como la falta de tiempo (10 minutos diarios bastan), que supone dejar la mente en blanco (sólo hay que observar los pensamientos sin que nos arrastren) o que no se nos da bien (no hay buenos ni malos meditadores).
6 PRINCIPIOS 'MINDFULNESS' PARA COMPARTIR EN FAMILIA
Paloma Sainz Vara de Rey propone a los padres un recorrido por algunos de los aspectos que forman parte de la atención plena y los juegos que pueden realizarse con los niños para introducirlos en su día a día:
1. Respiración: es nuestro ancla para estar en el aquí y ahora. Una respiración profunda nos puede devolver la calma y hacernos sentir bien en cualquier momento. Es la herramienta que todos tenemos para conectar con la vida. Cada respiración supone un masaje interno capaz de alcanzar todo nuestro organismo y mejorarlo.
Qué hacer con los niños: haz un barco de papel, píntalo y decóralo a tu gusto, túmbate en el suelo boca arriba y coloca el barco sobre tu tripa. Inspira y haz una gran ola desde tu tripa hacia tu pecho. ¿Ves cómo se mueve el barco con la ola? Este juego ayuda a los niños a descubrir que sólo con una respiración profunda (una gran ola lenta) su cuerpo y su mente se relajan y comprobar cómo cambia "el ritmo de las olas" según su estado de ánimo.
2. Tomar conciencia de nuestro cuerpo: debemos aprender a escuchar a nuestro cuerpo y prestar atención a lo que nos va diciendo, por ejemplo cuando nos duele la tripa o sentimos presión en el pecho cuando estamos estresados o preocupados. Tomar conciencia de todas sus partes, el estómago, el pecho, las piernas, los brazos ya que muchas veces estamos situados en la cabeza, en nuestros pensamientos y nos olvidamos del resto.
Qué hacer con los niños: el baile es una de las mejores formas de conectar con nuestro cuerpo y expresarnos. Podemos bailar como si fuéramos un animal en concreto, como un árbol que estira sus ramas al sol y hunde sus raíces en la tierra, expresando emociones de alegría, tristeza o sorpresa o simplemente como nos apetezca o sintamos en ese momento. Lo más divertido es hacerlo con ellos, por ejemplo, antes de cenar.
3. Observar las emociones: todas las emociones derivadas del amor nos hacen sentir bien con nosotros mismos y nos unen con los demás. Las que surgen del miedo nos fragmentan por dentro y nos separan. Y luego hay otras, como la tristeza o el dolor, que también forman parte de la vida. Acostumbrados a buscar el placer y huir de lo desagradable, olvidamos que el dolor también forma parte de la vida y que hay reconocerlo y atravesarlo.
Qué hacer con los niños: jugar con la meteorología y asociarla a las emociones. '¿Cómo estoy hoy?' '¿Cuál es mi 'tiempo' interior?' son preguntas que pueden ayudarnos a que los niños expresen sus emociones con el juego. Unos días lucirá el sol y todo será más divertido y otros tendremos que dejar que pasen esas nubes negras que nos nublan el buen humor.
4. Centrarnos en el orden y la integridad: es fundamental trasladar el mensaje al niño de que hay que ir hacia el ser y no hacia el tener y fomentar el autoconocimiento desde la infancia para ser lo más auténtico posible sin dejarnos llevar únicamente por las influencias externas. "Dirigir nuestra vida a realizar lo que amamos nos hace vivir con entusiasmo y nos conecta con nosotros mismos y con los demás".
Qué hacer con los niños: el orden en casa no tiene por qué ser estático. Podemos cambiar las rutinas dejando a los niños realizar propuestas y ponerlas en práctica cuando esto sea posible. Todo ello se puede extender también a cómo convertir en especiales las cenas o los desayunos o realizar las tareas de la casa entre toda la familia. Hacer listas de tareas o de sueños nos ayuda a ordenar lo que llevamos dentro desde pequeños.
5. Descubrir la belleza en cada instante: no sólo está en la naturaleza, donde están todos las formas y los colores posibles, sino también en el lenguaje, la sonrisa y las relaciones personales.
Qué hacer con los niños: contemplar una flor y sus hojas, sus formas simétricas, es algo que está al alcance de todos y hacer que los niños se paren y las contemplen os proporcionará momentos de atención plena y conexión únicos. También podéis jugar con 'palabras mágicas', hacer una lista con palabras bonitas que con sólo escucharlas os hagan sentir bien y luego compartirlas en casa y con las personas que encuentres en la calle, el cole o el súper.
6. Tiempo para conectar: dedicar un tiempo cada día a estar en soledad, para estar con nosotros, ver cómo nos sentimos y no etiquetar, aceptar lo que hay en el aquí y ahora, no como resignación, sino como una forma de ver con claridad nuestro momento actual para actuar serenamente y no de forma automática. Eso lo conseguimos cuando estamos en nuestro centro. La conexión que surge se extiende a la familia, nuestro entorno más cercano, pero también hacia el resto de los seres humanos y la naturaleza.
Qué hacer con los niños: cuando les acostamos o se acuestan (si son ya más mayores) dedicar unos minutos para estar en calma y dar gracias por el día que hemos tenido. Podemos hacer unas respiraciones, unas olas, juntos. Incluso sentarnos juntos en la cama uniendo las rodillas y crear una oración o canción, que recitemos cada noche, como un mantra, "nuestro mantra".