Operar de vegetaciones, ¿por qué ya no se operan tanto?

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Actualizado: lunes, 4 junio 2018 8:40


MADRID, 4 Jun. (EDIZIONES) -

Las vegetaciones, también llamadas 'adenoides', son un tejido linfoide situado detrás del paladar. En concreto, se encuentran detrás de la nariz por encima del paladar, en la nasofaringe. El aire pasa sobre estas glándulas al respirar. Su función es la de servir de barrera de protección frente a las infecciones.

Hasta hace pocos años era muy frecuente la extirpación de las adenoides en los niños ante una hipertrofia y reiteradas infecciones, pero cada vez menos se producen este tipo de intervenciones quirúrgicas, ¿por qué?

Para poder entenderlo, la coordinadora ORL del Programa de Detección, Diagnóstico y Tratamiento de hipoacusia infantil en Hospital General Universitario Gregorio Marañón de Madrid Gracia Aranguez explica a Infosalus que ya no son tan frecuentes porque se trata de una operación que no está exenta de riesgo.

"Existe un riesgo hemorrágico muy alto", indica, aparte de que hay que tener en cuenta que éstas tienen una función, la de proteger frente a las infecciones. "Son muy pequeñas cuando nacemos pero poco a poco van creciendo. En concreto hay dos fases de crecimiento, una a los 3 y otra a los 5 años. Es a partir de los 7 cuando empiezan a atrofiarse hasta que desaparecen", explica.

La otorrinolaringóloga infantil señala que sólo se decide operar tras un estudio individualizado y en casos concretos, en aquellas situaciones en las que las vegetaciones no cumplen con su función, y además la clínica perjudica. No obstante, la experta advierte de que existen a día de hoy alternativas, y se conoce también que quitarlas conlleva un aumento del tamaño de las amígdalas, que adquieren y colaboran en esa misión barrera de las vegetaciones cuando éstas no están.

En concreto, la 'adenoidectomía' (extirpación de las adenoides) está recomendada en aquellos casos en los que las vegetaciones están agrandadas y bloquean las vías respiratorias del niño. Por ello, estos suelen roncar mucho, pueden presentar problemas para respirar por la nariz y hacerlo por la boca, además de tener episodios de ausencia de respiración durante el sueño.

Asimismo, se suelen practicar estas intervenciones si las infecciones de oído son frecuentes en el menor, continúan a pesar del uso de antibióticos, causan hipoacusia, o lo llevan a faltar muchos días a la escuela, según indica la Biblioteca de Medicina de los Estados Unidos. También puede recomendarse si el niño padece amigdalitis una y otra vez.

La doctora Aranguez explica que tanto las vegetaciones como las amígdalas forman parte del 'Anillo de Waldeyer', unas estructuras de protección frente a las infecciones, de forma que cuando las vegetaciones son pequeñas hay otro tejido linfoide, las amígdalas, que provoca esos anticuerpos contra las infecciones.

"Ambas forman parte de esa barrera de protección que tenemos. Si se quitan las vegetaciones en el niño, las amígdalas crecen de tamaño al adquirir su función. Las adenoides crecen cuando hay infecciones de repetición en los niños, generalmente las víricas y bacterianas. Es la barrera de filtrado de las infecciones. Si están sometidas a mucho trabajo se van hipertrofiando y este crecimiento anómalo puede convertirse en un estorbo mecánico, e impedir una correcta respiración en el menor", señala la especialista del Gregorio Marañón de Madrid.

"Quitar ahora las vegetaciones cuando tienes una obstrucción mecánica tal que te impide respirar correctamente y si tienes un síndrome de apnea obstructiva del sueño, o bien las otitis de repetición, porque intervienen en la funcionalidad de la trompa del oído, y el niño no ventila bien el oído sí que está indicada la operación. Pero hay que valorarlo muy bien con la clínica del niño. Porque no a todos los niños que presenten vegetaciones grandes hay que quitárselas", insiste la experta.

¿Se pueden prevenir?

La doctora Aranguez confiesa que la única prevención que existe para la hipertrofia de adenoides es la higiene, los lavados nasales con suero fisiológico, porque de esta manera se favorecerá que los niños cojan menos infecciones respiratorias y del oído.

A su vez, aconseja evitar ambientes de humo, que cuando el menor sea un poco más mayor se le enseñe a liberar la nariz de secreciones y aprenda él solo a sonarse la nariz. Evitar que tengan pequeños reflujos gastroesofágicos, que también puede irritarlas.