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MADRID, 22 Ene. (EUROPA PRESS) -
Investigadores de la Universidad de Lovaina, en Bélgica, han descubierto que los pacientes que tienen la presión arterial elevada cuando se la miden en casa pero cuando van a la consulta la presentan estable, lo que se conoce como una hipertensión enmascarada, tienen más riesgo de sufrir un infarto y otros problemas cardiovasculares.
Así se desprende de los resultados de un estudio publicado en 'PLOS Medicine' a partir de un metaanálisis en el que participaron 5.008 pacientes, a los que se les midió la presión arterial tanto en su propio domicilio como posteriormente en el centro de salud.
De todos ellos se vio que el 5 por ciento de los que presentaban una presión arterial óptima (menos de 120/80 mmHg), el 18,4 por ciento que la tenían normal (120/80 mmHg) y el 30,4 por ciento de quienes la tenían alta (130/85 mmHg) habían enmascarado en la consulta los niveles que mostraron en sus casas.
Y tras un seguimiento medio de 8,3 años comprobaron cómo se habían producido un total de 522 fallecimientos, y en otros 414 se produjo un evento cardiovascular.
En comparación con los pacientes sin hipertensión enmascarada, el riesgo de mortalidad aumentó 2,21 veces en pacientes con presión arterial óptima, 1,57 veces para quienes tenían niveles normales y 1,54 veces para quienes tenían los niveles más elevados.
Además, los autores encontraron que los pacientes con hipertensión enmascarada tenían más probabilidades de ser hombres, fumadores, tener diabetes mellitus o antecedentes de enfermedad cardiovascular, ser mayores y presentar más obesidad.
"La principal conclusión del estudio es que la presión arterial en el hogar modifica sustancialmente la medición del riesgo de los niveles de la presión sanguínea convencional que están presumiblemente asociados con ningún riesgo", apuntan los expertos.