LONDRES 16 Ene. (Reuters/EP) -
Científicos de la Universidad de Tel Aviv en Israel han visto que los niños pequeños que sufren terrores nocturnos y se someten una terapia cognitiva logran reducir sus problemas de conducta derivados de su falta de sueño, según los resultados publicados en la revista 'Sleep Medicine'.
El estudio incluyó a 90 niños de 4 a 6 años con terrores graves y persistentes que le influyen en su día a día y les generan un estrés considerable, tanto a ellos como a sus familias. Este problema suele afectar a alrededor del 10 por ciento de la población infantiles, y son mucho más discapacitantes que las pesadillas que de forma esporádica despiertan a los menores de vez en cuando.
Los investigadores asignaron aleatoriamente a los niños a dos grupos, de los que unos se sometieron a una terapia cognitivo-conductual que incluía un juego estructurado con sus padres diseñado para manejar situaciones difíciles. El otro grupo recibió una terapia que incluía algunos juegos con los padres pero ninguna guía sobre cómo manejar los problemas del sueño.
Cuatro semanas después del tratamiento, todos los niños tenían significativamente menos terrores nocturnos y trastornos del sueño. Pero con la terapia cognitiva, sin embargo, los padres informaron de más mejoras en el sueño y su comportamiento.
Un hallazgo que, según los expertos, sugiere que la terapia cognitivo-conductual que se usa con niños mayores que tienen problemas para dormir también se puede usar con aquellos más pequeños cuando se añade algún componente lúdico, ha explicado Michael Kahn, autor principal del estudio.
"El mensaje para los padres es que los problemas de sueño en edad preescolar pueden ser tratados con éxito con intervenciones muy breves", ha reconocido este experto, hasta el punto de que algunos padres "incluso podrían abordar el problema con éxito por su cuenta, hablando con su hijo de ello y buscando soluciones creativas como colocar una foto de la familia en la cama del niño".
TERAPIA CON MUÑECOS
La terapia utilizada en el estudio incitaba a padres e hijos a reproducir con muñecos el papel que juegan cada uno cuando toca irse a dormir, reproduciendo las rutinas que llevan a cabo. Además, se establecían recompensas con pegatinas para los niños que completaban con éxito los ejercicios para mejorar el sueño.
En cambio, los niños asignados al grupo control no recibieron ninguna orientación sobre cómo llevar una buena rutina al acostarse o hacer frente a los despertares nocturnos durante el tiempo de juego con los padres.
Los investigadores midieron el sueño usando dispositivos que rastrean el sueño, llamados actigrafos, y preguntando a los padres cómo habían dormido sus niños.
Las medidas de los actigrafos no mostraron una mejoría del sueño con la terapia de conducta cognitiva, pero los padres de este grupo admitieron menos problemas de sueño en sus hijos.
Los investigadores admiten que, ante la variedad de enfoques terapéuticos utilizados, es difícil determinar cómo cada componente del tratamiento puede haber influido en lo bien que los niños lograron dormir durante toda la noche en sus propias camas. Asimismo, reconocen que la muestra es demasiado pequeña para establecer diferencias estadísticamente significativas.
Aun así, los hallazgos se suman a un gran número de evidencias que sugieren que la terapia conductual ayuda a reducir los problemas para dormir y los despertares nocturnos, ha añadido Jocelyn Thomas, investigadora del Children's Hospital de Filadelfia (Estados Unidos) que no participó en el estudio.