MADRID 12 May. (EUROPA PRESS) -
El tratamiento inicial en la esquizofrenia es clave para la integración social del paciente durante el resto de su vida, según han asegurado diversos expertos en el marco del III Encuentro VIVE 'Guiando el futuro de la esquizofrenia', organizado por el Área de Psiquiatría de la Universidad de Oviedo y CIBERSAM, con la colaboración de Janssen.
"Esta reunión pretende realizar diferentes actividades de formación continuada en el ámbito de la esquizofrenia. Se trabaja específicamente en diferentes áreas de la clínica del paciente, como son la prevención de recaídas, el control de los principales síntomas que impactan más en su reintegración, la recuperación funcional, los síntomas afectivos, la patología dual y las fases iniciales de la enfermedad", ha señalado el coordinador del encuentro, Julio Bobes.
Asimismo, el psiquiatra del Parc de Salut Mar de Barcelona, Alfonso Rodríguez, ha comentado que el auge de las unidades específicas para el tratamiento de las fases iniciales de la psicosis tiene su explicación en un hecho "fundamental", el periodo crítico en el que se establece el pronóstico de la psicosis es al principio, en los dos primeros años desde que aparecen los primeros síntomas.
"Todo el esfuerzo que se invierta en ese periodo tiene unas consecuencias incalculables, pues es cuando entra en juego la posibilidad de que el paciente pueda continuar llevando una vida normalizada o quede definitivamente marginado entre los enfermos que sufren un trastorno mental grave y durante el resto de su vida", ha apostillado Rodríguez.
RECUPERACIÓN FUNCIONAL, META DE LA PSIQUIATRÍA ACTUAL
Asimismo, los expertos han informado de que situar como objetivo terapéutico la recuperación funcional del paciente con esquizofrenia es otro de los principales retos de la psiquiatría actual. De hecho, a su juicio, la recuperación funcional es una meta que exige un "mayor esfuerzo" terapéutico mediante la combinación de tratamientos eficaces de tipo farmacológico y psicoterapéutico.
"El progresivo deterioro de estos pacientes conlleva una pérdida de funcionalidad o discapacidad para el desempeño de todos los roles, desde el familiar al ocupacional, pasando por el relacional. Cuanto más recaídas, mayor deterioro, mayor grado de discapacidad y nivel de dependencia", ha recalcado Bobes.
No obstante, prosigue, pese a que algunos casos son incapacitantes, lo importante no es poner el acento en sus discapacidades sino en sus capacidades y en el amplio porcentaje de casos en los que esta discapacidad en absoluto lleva aparejada la imposibilidad de un funcionamiento social y laboral.
"Con medidas sanitarias psicosociales para mejorar las alteraciones en la cognición básica y social; con medidas sociales como la rehabilitación laboral, el empleo con apoyo y las empresas sociales; y con coordinación entre los servicios sanitarios y sociales para la elaboración de un plan global de integración laboral", ha analizado el doctor de la Unidad de Salud Mental Comunitaria del Hospital Universitario Virgen del Rocío de Sevilla, José Luis Galvez Velasco.
Por su parte, el doctor del Hospital Psiquiátrico Rodríguez Lafora de Madrid, Fernando Cañas, ha avisado de que el abandono del tratamiento a su vez condiciona un deterioro progresivo del funcionamiento personal, un creciente aislamiento social y una elevada carga para el entorno y los cuidadores de quienes padecen esquizofrenia.
En cuanto al porcentaje de riesgo de recaídas en pacientes que incumplen el tratamiento en comparación con los que lo cumplen, Cañas ha explicado que los datos recogidos en la literatura científica sobre la relación entre abandono del tratamiento y recaídas muestran diferencias entre el 40 y el 80 por ciento según los diseños y sobre todo la duración del periodo de seguimiento.
"En este campo tenemos que distinguir los costes económicos, derivados principalmente de la necesidad de más hospitalizaciones y tratamientos más costosos, de lo que se denominan 'costes intangibles' y que tienen que ver con: peor calidad de vida, pérdida de posibilidades de reintegración social y recuperación funcional, así como el sufrimiento asociado a la situación de enfermedad tanto por parte de quien padece el trastorno como de sus cuidadores", ha zanjado Cañas.