MADRID, 4 Jul. (EUROPA PRESS) -
Los inhibidores de la bomba de protones (IBP), una clase ampliamente difundida de fármacos diseñados para frenar el exceso de producción de ácido estomacal, pueden estar relacionados con un mayor riesgo de muerte, según indica una investigación publicada en la revista digital 'BMJ Open'.
Dada la disponibilidad de estos medicamentos y la acumulación de pruebas que apuntan a los vínculos con una serie de efectos secundarios potencialmente graves, puede ser el momento de restringir las indicaciones de uso y la duración del tratamiento con IBP, sugieren los investigadores.
Investigaciones recientes han indicado un vínculo entre el uso de IBP y un mayor riesgo de enfermedad renal crónica/progresión de la enfermedad renal, demencia, infecciones por 'C. Difficile' y fracturas óseas en personas con enfermedad de fragilidad ósea (osteoporosis).
Aunque lejos de ser concluyente, las evidencias emergentes sugieren que los IBP pueden aumentar el riesgo de daño tisular que surge de los procesos celulares normales, conocidos como estrés oxidativo, así como el acortamiento de los telómeros, que se sitúan al final de los cromosomas y desempeñan un papel similar a las puntas de plástico en el extremo de los cordones de los zapatos.
Los investigadores basan sus hallazgos en datos nacionales estadounidenses obtenidos de una red de sistemas de salud integrados que involucran a más de 6 millones de personas cuya salud fue rastreada durante un promedio de casi seis años, hasta 2013 o la muerte, lo que ocurriera primero.
Se llevaron a cabo tres análisis comparativos: los que tomaban IBP con los que toman otro tipo de fármaco utilizado para disminuir la producción de ácido llamado antagonistas de receptores de histamina H2 o bloqueadores de H2 para abreviar (349 y 312 personas); consumidores y no consumidores de IBP (3.288.092 personas); y usuarios de IBP con personas que no toman ni IBP ni bloqueadores H2.
UN 25 POR CIENTO MÁS DE RIESGO DE MUERTE POR TODAS LAS CAUSAS
En comparación con el uso de bloqueadores de H2, el uso de IBP se asoció con un aumento del 25 por ciento del riesgo de muerte por todas las causas, un riesgo que incrementó cuanto más tiempo se tomó IBP. Otros análisis revelaron un nivel similar de riesgo entre consumidores y no consumidores de IBP y entre aquellos que tomaban IBP y aquellos que no tomaban fármacos supresores de ácido.
El riesgo de muerte también subió entre los que estaban tomando IBP a pesar de no tener indicación médica apropiada para su uso, como úlceras, infección por 'H. Pylori', esófago de Barrett (cambios precancerosos en la tubería alimentaria) y cáncer de esófago (esofágico).
Se trata de un estudio observacional, por lo que no se pueden sacar conclusiones firmes sobre la causa y el efecto, además de que sus participantes eran en su mayoría ancianos veteranos blancos de Estados Unidos, posiblemente limitando la aplicabilidad más amplia de los hallazgos. Los investigadores tampoco pudieron obtener información sobre las causas de la muerte.
Aunque no hay una explicación biológica obvia para sus hallazgos, los autores -cienntíficos del Centro de Epidemiología Clínica y del Servicio de Investigación y Fomración de 'VA Saint Louis Healthcare System', en Saint Louis, Missouri, Estados Unidos-- sugieren que la consistencia de sus resultados y el creciente cuerpo de evidencia que vincula el uso de IBP con una serie de efectos secundarios es "convincente".
"Aunque nuestros resultados no deben disuadir de la prescripción y el uso de los IBP cuando estén indicados por razones médicas, pueden utilizarse para fomentar y promover la farmacovigilancia [monitoreo de los efectos secundarios de los medicamentos con licencia] y subrayan la necesidad de ejercer un uso juicioso de los IBP y limitar el uso y la duración de la terapia a los casos en los que hay una clara indicación médica y donde el beneficio supera el riesgo potencial".