1 de cada 10 medicamentos contra la malaria son de mala calidad

Vacuna Contra La Malaria (CRUZ ROJA)
Foto: CRUZ ROJA
Actualizado: jueves, 17 septiembre 2015 11:59

MADRID, 28 May. (EUROPA PRESS) -

   Un análisis riguroso de más de 3.000 antipalúdicos adquiridos en Enugu, Nigeria, encontró que el 9,3 por ciento eran de mala calidad, tal y como se publica en 'Plos One'. Los investigadores encontraron que el 1,2 por ciento de las muestras eran falsas y el 1,3 por ciento de mala cantidad, pero plantearon preocupaciones más grandes alrededor del 6,8 por ciento que tenían una fabricación deficiente, dejando a los pacientes en riesgo de no recibir la dosis correcta de tratamiento y potencialmente contribuyendo al desarrollo de la resistencia al principal fármaco empleado para tratar la malaria.

   El equipo sobre calidad de los medicamentos del Consorcio de la Terapia de Combinación basada en la Artemisinina (ACT, pro sus siglas en inglés) de la Escuela de Londres de Higiene y Medicina Tropical, en Reino Unido, analizó 3.024 antimaláricos que contienen artemisinina (el componente que hace efectivo el tratamiento de la malaria) en la ciudad de Enugu, al sureste de Nigeria, que tiene una población de 3,3 millones. Nigeria es el país más densamente afectado por la malaria en el mundo, con 48 millones de casos y 180.000 muertes por año.

   Harparkash Kaur, de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical, investigador principal del programa de calidad de los medicamentos del Consorcio ACT, explica: "A pesar de estos resultados plantean preocupaciones, son tranquilizadores en comparación con los informes anteriores que encontraron que más del 35 por ciento de los antimaláricos en el África subsahariana eran defectuosos en la composición de sustancias químicas, en otras palabras, eran de mala calidad. Esto puede ser porque los informes utilizan sobre todo un enfoque de "conveniencia" para seleccionar muestras para su análisis, que puede no ser representativo de los lugares donde los pacientes compran sus medicamentos".

   El equipo de este trabajo compró medicinas en 421 puntos de venta en Enugu incluyendo farmacias, proveedores de medicinas de patente e instalaciones de salud pública. Se utilizaron dos enfoques en el muestreo representativo: un enfoque encubierto, utilizando "clientes misteriosos", en el que los investigadores decían ser pacientes con malaria, o sus familiares, a la hora de  comprar los medicamentos; y un enfoque "abierto", donde los autores dijeron abiertamente a los vendedores que iban a analizar la calidad de los medicamentos contra la malaria.

   Cada muestra fue analizada en tres laboratorios independientes en Reino Unido y Estados Unidos y clasificado como de calidad aceptable, falsificado (medicamentos falsos que no contienen el ingrediente farmacéutico activo declarado o API, por sus siglas en inglés), deficiente (que contienen cantidades inadecuadas de los principios activos) o degradado (descomposición del API por malas condiciones de almacenamiento, como el calor y la humedad).

   Los tres métodos de muestreo detectaron medicamentos falsificados, pero la prevalencia fue mayor en las muestras que se compraron utilizando el enfoque de conveniencia. Las muestras falsificadas contenían productos químicos distintos del API indicado, como clorzoxazona (un relajante muscular), ciprofloxacina (un antibiótico) o acetaminofeno (un analgésico comúnmente utilizado).

   El equipo también identificó tabletas de monoterapia con artemisinina, que ya no son recomendadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS), ya que no incluyen el compuesto socio que hace que sea una terapia eficaz de combinación basada en artemisinina. Algunas de estas monoterapias también fueron falsificadas.

   Los medicamentos de calidad inferior o degradados fueron más frecuentes que los falsificados en Enugu. Los primeros se localizaron con frecuencia en los proveedores de medicina de patente --también conocidos como tiendas de fármacos, que son la fuente principal de tratamiento para la mayoría de los pacientes-- en lugar de en las farmacias.

   El coautor del estudio, el profesor Obinna Onwujekwe, de la Universidad de Nigeria, Enugu, señala: "Los resultados muestran que los actores del sistema de salud deben estar eternamente vigilantes en Nigeria y en otros países para asegurar que los medicamentos de baja calidad no impidan o erosionen los logros alcanzados con el tratamiento de la malaria. Las autoridades reguladoras de medicamentos y sus socios deben intensificar las actividades de monitorización de la calidad de los fármacos con sanciones apropiadas para los incumplidores".

   El programa de calidad de los medicamentos del Consorcio ACT, que ha analizado más de 10.000 muestras de seis países endémicos de malaria durante cinco años, ha publicado recientemente los resultados de Tanzania y Camboya, donde los medicamentos de mala calidad eran de preocupación similar pero donde no se encontraron fármacos falsificados. Los resultados de Guinea Ecuatorial, Ghana y Ruanda se publicarán en los próximos meses.