MADRID 9 May. (EUROPA PRESS) -
Una búsqueda metagenómica de genes de resistencia a los antibióticos en las secuencias de ADN de las comunidades microbianas de todo el mundo ha descubierto que las bacterias que llevan estos genes están en todas partes en la naturaleza. Los hallazgos, publicados este jueves en 'Current Biology', se suman a la evidencia que demuestra cómo de comunes y abundantes son en realidad esos genes en los entornos naturales.
Esta gran imagen ecológica hace hincapié en la importante relación entre la resistencia a los antibióticos en la microbiología clínica y ambiental, dicen los investigadores.
"Aunque el ambiente es conocido por albergar las cepas de bacterias resistentes a los antibióticos, como lo demuestran muchos estudios anteriores, en realidad no sabemos la magnitud de su existencia", dice Joseph Nesme, de la Université de Lyon, en Francia, quien explica que descubrieron estos genes "en abundancia relativamente importante" en todos los entornos examinados.
Los investigadores, entre ellos Nesme y otro de los autores principales del estudio, Pascal Simonet, se aprovecharon de las cada vez mayores cantidades de datos de secuenciación de próxima generación existentes que están libremente disponibles en sitios públicos junto con la información acerca de los genes de resistencia a los antibióticos que se detectan en los patógenos que infectan a los pacientes en el clínica.
Los análisis de los científicos vieron genes de resistencia a los antibióticos determinantes en los 71 ambientes representados en los datos públicos, incluyendo el suelo, los océanos y las heces humanas. Las muestras recogidas del suelo contenían el grupo más diverso de estos genes, según los autores.
Los tipos de resistencia más comunes descubiertos fueron bombas de eflujo y otros genes resistentes a la vancomicina, tetraciclina o antibióticos betalactámicos, que son de uso común en la asistencia sanitaria veterinaria y humana.
Según estos expertos, la mayoría de los antibióticos utilizados en medicina son aislados a partir de microorganismos del suelo, tales como bacterias u hongos, lo que significa que esos genes de resistencia existían mucho antes de que los seres humanos diseñaran medicamentos antibióticos. Las bacterias que carecen de ellos pueden pedirlos prestados, a través de la transferencia horizontal de genes, a las que están mejor equipadas.