MADRID, 6 Jul. (EDIZIONES) -
Es realmente impactante visitar una residencia de ancianos, una UCI, o un centro de enfermos mentales y ver cómo las personas están atadas y, muchas sedadas para 'no molestar'. Hay alternativas, aunque muchos crean lo contrario, según defiende la doctora Ana Urrutia Beaskoa, directora de la Fundación Cuidados Dignos.
Esta mujer, que fue premio 'Emprendedora social' por la Fundación Ashoka, una organización internacional que fue galardonada con el Premio Príncipe de Asturias de Cooperación en 2011, está dedicando toda su vida a cambiar la manera en la que se trata a las personas mayores en las residencias y en otros dispositivos sociosanitarios, como hospitales o centros de personas con discapacidad.
Por ello, ha querido escribir 'Cuidar' (Ariel), un libro en el que denuncia que se puede atender a las personas con problemas de otra manera, sin sujeciones físicas, ni químicas. "Hoy en día muchas personas mayores acaban sufriendo un cuadro de dependencia y de demencias que genera numerosos problemas, difíciles de cuidar y de atender. El libro hacer ver que podemos hacerlo de otra manera a como se hace generalmente", resalta la médico vasca.
Según lamenta, una praxis muy habitual en España es el uso excesivo de la sujeción física y química, de cinturones, por ejemplo, para mantenerlos quietos en la cama o bien en una silla, o una barra para que no se levanten, además de administrarles fármacos para que estén adormilados o quietos, cuando realmente no los necesitan.
"Lo ideal sería que cambiasen los procesos de cuidado. Creo que hay que utilizar otros medios, hay otras maneras de trabajar en la individualidad de la persona, aunque tienden a desarrollarse prácticas abusivas como la sujeción, que deberían desaparecer", denuncia.
LAS CLAVES DEL CAMBIO
A su juicio, en todos los niveles de cuidado en España, no sólo en el ámbito de las personas mayores y las residencias, sino también en la salud mental o en la discapacidad, así como en los hospitales, hay que aprender a trabajar de otra manera, conociendo más las particularidades de la persona, trabajando más sus valores y su dignidad.
"Cambiar la manera de trabajar nos hará desaparecer esas prácticas abusivas en España. Ya es hora de que nos demos cuenta. Es una práctica que está ahí pero que no se denuncia. Hay que hacerla visible, de manera que todos nos involucremos. Empezar a pensar que hay que abordar el cuidado sin sujeción y sin fármacos que atonten al paciente para que esté callado. Esto nos va a hacer cambiar como sociedad", defiende Urrutia.
Así, la médico insiste en que hay que cuidar desde la dignidad de la persona. "Hay que tener en cuenta qué quiere cada persona a la que cuidamos, si no quieren sujeción, ¿por qué hay que ponérsela? Es necesario desarrollar más la autonomía de la persona, cómo quiere ser cuidado. Creo que se puede hacer y que los equipos de trabajo tienen que cambiar, además de introducir elementos como el análisis de valores, un más desarrollo más ético en las tareas", destaca.
Aquí resalta la importancia de que las administraciones públicas inviertan en esta "revolución de nuevos cuidados para las personas", con la apuesta por la tecnología y, por ejemplo también de otro estilo de estructuras arquitectónicas, de otros espacios para estas personas.
Urrutia defiende que esta metodología en los cuidados de las personas es posible, y por ello lo demuestra a través de distintos casos prácticos en su libro. "Todos son reales y muestran cómo se pueden abordar los distintos problemas. Seguramente en todos ellos hubiéramos sujetado a las personas, o hubiéramos pasado por encima de su autonomía y se les habría drogado para que estuvieran más calmados o callados, y no molestaran. Aquí se ha demostrado que se puede hacer de otra manera", sentencia la también médico en una residencia de ancianos.