MADRID, 7 (EUROPA PRESS)
Un equipo de Estados Unidos, Reino Unido, Israel y Nueva Zelanda ha diseñado un panel de 18 medidas biológicas que pueden combinarse para determinar si las personas están envejeciendo más rápido o más lento que sus compañeros, como se informa en un artículo sobre su trabajo que se publica este lunes en 'Proceedings of the National Academy of Sciences'.
ESTUDIO SOBRE EL ENVEJECIMIENTO
Los datos provienen del Estudio Dunedin, un estudio longitudinal que ha seguido a más de un millar de personas nacidas en 1972-1973 en la misma ciudad desde el nacimiento hasta el presente. Se tomaron con regularidad medidas de salud, como la presión arterial y la función hepática, además de realizarse entrevistas y otras evaluaciones.
"Nos pusimos en marcha para medir el envejecimiento en estas personas relativamente jóvenes. La mayoría de los estudios sobre el envejecimiento analizan a la tercera edad, pero si queremos prevenir las enfermedades relacionadas con la edad, vamos a tener que empezar a estudiar el envejecimiento en los jóvenes", señala el autor Dan Belsky, profesor asistente de Geriatría en el Centro para el Envejecimiento de la Universidad de Duke, Estados Unidos.
Belsky señala que el progreso del envejecimiento se produce en los órganos humanos igual que en los ojos, las articulaciones y el cabello, pero antes. Así que como parte de su nueva evaluación de la población de estudio a los 38 años en 2011, el equipo midió las funciones de los riñones, el hígado, los pulmones, el metabolismo y el sistema inmunológico.
DESCUBRE QUÉ MIDIERON
También midieron el colesterol HDL, la aptitud cardiorrespiratoria, la función pulmonar y la longitud de los telómeros, las tapas protectoras en los extremos de los cromosomas que se han encontrado que se acortan con la edad. El estudio también evaluó la salud dental y la situación de los pequeños vasos sanguíneos en la parte posterior de los ojos, que son un indicador de los vasos sanguíneos del cerebro.
Sobre la base de un subconjunto de estos biomarcadores, el equipo de investigación estableció una "edad biológica" para cada participante, que varió de menos de 30 años a casi 60 en estas personas de 38 años. Luego, volvieron a los datos de archivo de cada sujeto y analizaron 18 biomarcadores que se midieron cuando los participantes tenían 26 años de edad y de nuevo cuando tenían 32 y 38.
Así, los científicos dibujaron una curva para cada variable y luego añadieron 18 pistas para cada sujeto del estudio con el fin de determinar el ritmo de envejecimiento de ese individuo. La mayoría de los participantes se agruparon en torno a una tasa de envejecimiento de año por año, pero otros envejecieron a un ritmo tan rápido como de tres años por año cronológico. Muchos fueron envejeciendo a cero años por año y, de hecho, parecían más jóvenes.
Como el equipo esperaba, los que eran biológicamente más viejos a los 38 años también parecían haber ido envejeciendo a un ritmo más rápido. A una edad biológica de 40 años, por ejemplo, significaba que esa persona estaba envejeciendo a un ritmo de 1,2 años por año durante los 12 años del estudio examinó.
En este trabajo se informa sobre 954 de los 1.037 participantes en el estudio Dunedin original. Un total de 30 de ellos habían muerto a los 38 años: 12 por enfermedades como cáncer y defectos congénitos, 10 por accidentes y ocho por suicidio o sobredosis de drogas. Otro 26 no participaron en la investigación a la edad de 38 años y 27 carecían de datos suficientes para ser incluidos.
La mayoría de las personas piensan en el proceso de envejecimiento como algo que ocurre tarde en la vida, señala Belsky, pero los signos de envejecimiento ya eran evidentes en estas pruebas durante esos 12 años de la edad adulta, desde los 26 a los 38 años.
Los miembros del estudio que parecían estar más avanzados en el envejecimiento biológico también obtuvieron peores resultados en las pruebas normalmente realizadas por personas mayores de 60, incluyendo test de equilibrio y coordinación y la solución de problemas que no conoce. Los individuos biológicamente mayores dijeron tener más dificultades con el funcionamiento físico que sus compañeros, como a la hora de subir escaleras.
Como medida adicional, los investigadores pidieron a estudiantes de la Universidad de Duke que evaluaran las fotos faciales de los participantes del estudio tomadas a los 38 años y lo jóvenes o viejos que parecían. Una vez más, los participantes que eran biológicamente más viejos en el interior también parecieron mayores a los estudiantes universitarios.
El proceso de envejecimiento no es todo genético. Los estudios de gemelos han encontrado que sólo alrededor del 20 por ciento del envejecimiento se puede atribuir a los genes, recuerda Belsky. "Hay una gran influencia del medio ambiente", sentencia, subrayando también que los métodos de este trabajo son una prueba de concepto para mostrar que es posible ver una trayectoria de envejecimiento mediante la combinación de varias medidas.
"Eso nos da cierta esperanza de que la medicina podría ser capaz de retardar el envejecimiento y dar a las personas más años activos saludables", sentencia la autora principal Terrie Moffitt, profesora de Psicología y Neurociencia en Duke. A ello, Belksy añade que el objetivo final es ser capaces de intervenir en el proceso de envejecimiento en sí mismo, en lugar de abordar, por ejemplo, las enfermedades cardiacas o el cáncer de forma aislada.