MADRID, 13 Abr. (EUROPA PRESS) -
Científicos de la Benemérita Universidad de Puebla (BUAP), en México, han observado en ratones que la combinación de diabetes y una mala alimentación puede constituir un factor de riesgo de desarrollar Alzheimer o Parkinson, según los datos publicados en la revista 'Investigación y Desarrollo'.
El trabajo, liderado por el investigador de la Facultad de Ciencias Químicas Samuel Treviño Mora, se basó en el análisis durante varios años de unos roedores alimentados con un alto contenido calórico y concentraciones de glucosa.
Al analizar su desorden metabólico corporal, triglicéridos, resistencia a insulina, desarrollo de obesidad y sobrepeso, Treviño Mora y su equipo vieron que en estos ratones se había desencadenado una diabetes tipo II.
Y al medir los efectos a nivel cerebral, el análisis determinó la existencia de una inflamación y neurodegeneración en el hipocampo y la corteza cerebral, zonas importantes para el funcionamiento adecuado de la memoria de corto y largo plazo, condiciones neurodegenerativas asociadas a patologías como Alzheimer y Párkinson.
"La alimentación de los mexicanos está basada en altos contenidos calóricos, comida basura y la mala implementación de alimentos que creemos que son sanos como el consumo de grandes cantidades de cereales, bebidas con alto contenido azucarado o alimentos 'light' que contienen fructosa como parte del edulcorante", ha recordado este experto.
De hecho, su modelo animal permite hacer condiciones de predicción, ya que un mes del roedor equivale en promedio a siete años de un humano. De este modo, en una persona tan sólo en un periodo de siete a 14 años se crea degeneración neuronal y una inflamación crónica que afecta el desarrollo de los procesos cognitivos.
Un niño que crece con sobrepeso u obesidad cuando llega a la adolescencia puede comenzar a desarrollar diabetes y, si no se regula esta condición, es probable que pueda generar daños cerebrales. Lo mismo pasa con un adulto, de modo que si mantiene una mala alimentación a los 30 años podría tener estas mismas características y reducir sus condiciones laborales de productividad en poco tiempo.
"Estamos hablando de una agresión desde la infancia que provoca un envejecimiento prematuro del cerebro, observando características patológicas similares a lo observado en pacientes de 70 a 80 años, y que actualmente se presentan entre 50 y 60", precisa Treviño Mora.
ESTUDIOS PREVIOS HAN RELACIONADO OBESIDAD Y ALZHEIMER
De hecho, este experto ha recordado que la obesidad infantil puede tener una relación directa con problemas de aprendizaje y para retener información y, a largo plazo, con un mayor riesgo de Alzheimer.
Asimismo, las dietas basadas en carbohidratos alteran las condiciones de regulación cerebral de las personas; de consumo (orexigenis) y falta de apetito (anorexigenis), de modo que cuando no se tiene un balance energético se comienza a perder esta regulación y puede desencadenar esta patología.
Treviño Mora también trabaja en la creación de un dispositivo para teléfonos móviles que mida los niveles de glucosa sin necesidad de una muestra de sangre, para lo que está desarrollando sensores que registran el voltaje creado por el flujo de glucosa sobre la piel, los cuales se incorporarán a un dispositivo en forma de anillo.
"La idea es crear una aplicación telefónica para que el paciente tenga una medición constante de sus niveles sanguíneos de glucosa sin necesidad de pincharse el dedo", ha reconocido el especialista.