MADRID, 8 Nov. (EDIZIONES) -
Las dietas proteicas están de moda. Las dietas hiperproteicas están siendo empleadas por ciertos profesionales sanitarioscomo herramienta de ayuda al control del peso en pacientes obesos o con diabetes tipo II, por ejemplo. Sin embargo, a pesar de que sus efectos adversos no están altamente contrastados, dichas dietas podrían favorecer un peor perfil renal.
Además, dichas dietas producen un acusado efecto rebote tras su cese, por lo que tras su abandono, las ganancias de peso serán incluso mayores que al inicio de la dieta. No obstante, lo cierto es que causan pérdida de peso, y conocer el mecanismo por el que esto se produce podría llevar al desarrollo de fármacos y dietas que aborden la creciente epidemia de obesidad.
Un producto final común de la proteína digerida -fenilalanina-- desencadena hormonas que hacen que los roedores se sientan menos hambrientos y lleva a la pérdida de peso, según concluye un nuevo estudio presentado en la Conferencia Anual de la Sociedad británica de Endocrinología que se celebra en Brighton, Reino Unido.
Las hormonas impulsan nuestro apetito diciéndonos cuándo tenemos hambre y cuándo estamos llenos. La grelina es una hormona que nos indica cuándo tenemos hambre, mientras niveles altos de la hormona GLP-1 nos dicen cuándo hemos tenido suficiente comida y que dejemos de comer. Entender los mecanismos por los cuales las hormonas afectan nuestros patrones de alimentación puede ayudar a identificar nuevas formas de tratar o prevenir la obesidad.
Estudios anteriores han demostrado que las dietas ricas en proteínas fomentan la pérdida de peso haciendo que las personas se sientan más llenas, aunque estas dietas son difíciles de seguir y los mecanismos por los que esto sucede se desconocen.
En este trabajo, los investigadores Mariana Norton y Amin Alamshah, del Imperial College de Londres, en Reino Unido, realizaron una serie de experimentos en ratones y ratas. En el primer experimento, dieron a diez ratas y ratones una dosis única de fenilalanina, un producto químico producido en el intestino cuando el cuerpo descompone alimentos ricos en proteínas, como carne, pescado, leche y huevos.
En el segundo experimento, ratones obesos inducidos por la dieta, que se usan típicamente como modelo de obesidad humana, recibieron fenilalanina repetidamente durante siete días. Ambos experimentos compararon sus resultados con el mismo número de roedores que no recibieron fenilalanina.
UNA DOSIS DE FENILALANINA REDUCE LA INGESTA DE ALIMENTOS
Los investigadores encontraron que una dosis única de fenilalanina redujo la ingesta de alimentos, aumentó los niveles de GLP-1 y disminuyó los niveles de grelina, además de que la administración repetida causó pérdida de peso en los ratones obesos. Los científicos también observaron que las ratas se movían más, lo que podría animarles a perder peso.
Para entender los mecanismos por los cuales la fenilalanina podría estar estimulando estas hormonas, los investigadores llevaron a cabo un experimento final estudiando las células intestinales en una placa de Petri. Así, detectaron que la fenilalanina interactuó con un receptor llamado receptor de detección de calcio (CaSR) y que fue CaSR la que incrementó los niveles de GLP-1 y disminuyó el apetito.
"Nuestro trabajo es el primero en demostrar que la activación de CaSR puede suprimir el apetito", afirma la autora principal del estudio, Mariana Norton. "La investigación destaca el uso potencial de fenilalanina u otras moléculas que estimulan CaSR --como fármacos o componentes de los alimentos-- para prevenir o tratar la obesidad", añade..
Según a doctora Norton, los mecanismos precisos por los cuales la fenilalanina suprime el apetito y el peso corporal todavía necesitan determinarse y es probable que haya mecanismos adicionales que también estén implicados en los efectos beneficiosos de una dieta rica en proteínas. Los próximos pasos serán establecer si la fenilalanina puede producir los mismos efectos en seres humanos que en ratones y confirmar más la importancia de CaSR en la respuesta a los alimentos ricos en proteínas.
CUÁNTAS PROTEÍNAS TENEMOS QUE COMER
En general, las proteínas de mayor valor biológico son las procedentes de los productos animales, como carnes, pescados, huevos o lácteos. Las proteínas deberían aportar aproximadamente del 8 al 15% de las calorías totales ingeridas por la persona, aunque los individuos que desarrollan ejercicio de forma regular requieren una mayor ingesta proteica que aquellos que son sedentarios.
La proteína es el macronutriente más saciante, por lo que los suplementos de proteínas pueden dar lugar a ingestas subóptimas de los alimentos ricos en almidón, los cuales son esenciales para el rendimiento y la salud a largo plazo. Esta descompensación de la dieta en detrimento de un menor aporte de hidratos de carbono puede venir asociada también a un aporte insuficiente de alcalinos derivados de frutas y verduras, que neutralizarían el poder acidogénico de la proteína.
Asimismo, hay que tener en cuenta que, a pesar de que sus efectos adversos no están altamente contrastados, dichas dietas podrían favorecer un peor perfil renal.