LEÓN 18 Ago. (EUROPA PRESS) -
León se ha convertido hoy en ciudad apta para celíacos, gracias al convenio suscrito entre el Ayuntamiento, la Asociación de Celíacos de Castilla y León y la Asociación Provincial de Hostelería merced al cual los afectados por esta enfermedad podrán acudir a los bares y restaurantes de la capital con la seguridad alimentaria de que la comida que se les ofrece como apta para celíacos cumple con las condiciones óptimas para su consumo.
Debido al alto porcentaje de intolerantes al gluten, una enfermedad, más frecuente en mujeres, que supone un grave inconveniente a la hora de salir y comer fuera de casa, el concejal de Consumo, Comercio y Fiestas, Pedro Llamas, ha explicado que el Ayuntamiento ha mediado entre la presidenta de la Asociación Provincial de Hosteleros de León, María Ángeles Luengo, y la presidenta de la Asociación de Celíacos de Castilla y León, Patricia García Egido, para formar a los profesionales del sector.
Llamas ha insistido en la necesidad de dar a estos potenciales clientes "la mejor atención, con la seguridad necesaria de que los alimentos que van a consumir cumplen con todas las prescripciones necesarias para evitar una reacción alérgica".
Patricia García Egido, por su parte, ha explicado que mediante este convenio se ofrecerán "unas jornadas de información y formación a todo el público. Luego, los establecimientos podrán asociarse y les ofreceremos las herramientas necesarias para dar un servicio óptimo al enfermo celíaco".
Para María Ángeles Luengo se trata de una oportunidad para que los hosteleros leoneses puedan ser accesibles a este colectivo, cada vez más mayoritario.
ENFERMEDAD SIN DIAGNOSTICAR
La enfermedad celíaca es un intolerancia permanente al gluten del trigo, cebada, centeno y probablemente avena que se presenta en individuos genéticamente predispuestos, caracterizada por una reacción inflamatoria, de base inmune, en la mucosa del intestino delgado que dificulta la absorción de macro y micronutrientes.
Un porcentaje importante de pacientes cercano al 75 por ciento está sin diagnosticar debido, en su mayor parte, a que la EC durante años se ha relacionado, exclusivamente, con su forma clásica de presentación clínica.
Los síntomas más frecuentes son: pérdida de peso, pérdida de apetito, fatiga, náuseas, vómitos, diarrea, distensión abdominal, pérdida de masa muscular, retraso del crecimiento, alteraciones del carácter (irritabilidad, apatía, introversión, tristeza), dolores abdominales, meteorismo, anemia por déficit de hierro resistentes a tratamiento.
Sin embargo, tanto en el niño como en el adulto, los síntomas pueden ser atípicos o estar ausentes, dificultando el diagnóstico.