MADRID, 7 Ago. (Infosalus/EP) -
El modelo macrobiótico señala a los cereales integrales, los vegetales y las legumbres como los elementos principales de la dieta. Su diferencia más discutida está en que los macrobióticos aconsejan no tomar carne, huevos o productos lácteos salvo en ocasiones esporádicas. La macrobiótica no se identifica sólo con alcanzar la salud a través de la alimentación sino también con una forma de estar en el mundo más consciente y equilibrada.
DIETA MACROBIÓTICA
Según explica a Infosalus Francisco Varatojo, director del Instituto Macrobiótico de Portugal y autor de "Macrobiótica, la revolución sana" (Esfera de los Libros, 2014) en los últimos años, la investigación científica ha comenzado a confirmar de forma incontestable que lo que comemos es no sólo la causa de las enfermedades modernas sino también de los graves problemas ambientales actuales.
Las investigaciones apuntan a los productos animales, el azúcar y los productos químicos como la principal causa de esta problemática humana. "Durante muchos años la practica macrobiótica ha sido criticada porque su forma de aproximarse a la alimentación podía parecer muy radical al evitar el uso de carne, lácteos o azúcar, no comer alimentos de origen tropical e incluso por considerar la dieta moderna como la causa de la mayoría de los problemas de salud contemporáneos", explica el autor.
Por otro lado, Varatojo apunta que las actuales directrices de alimentación basadas en estudios científicos recomiendan una dieta predominantemente vegetariana en la que los cereales integrales, las verduras, las legumbres y la fruta son la base de la dieta. "Esto es precisamente lo que los especialistas en macrobiótica siempre han recomendado", afirma.
"Ideas como sentirse más responsables de la propia vida y de la salud y felicidad personales o la idea de que todo en la naturaleza está conectado, son conceptos muy básicos de la macrobiótica que empiezan ahora a formar parte de una corriente de pensamiento en crecimiento", señala el autor.
Para Varatojo la cada vez mayor presencia social de la macrobiótica no es sólo una tendencia o moda social porque "o se hace un cambio profundo en esta dirección o los principales problemas humanos de base, principalmente la salud y el medio ambiente, no tendrán solución". Según añade el especialista, es posible que no se utilice el nombre macrobiótico en estas nuevas tendencias pero con claridad la influencia de las enseñanzas de la filosofía macrobiótica subyace.
En cuanto a que la dieta mediterránea, más cercana a la tradición y las costumbres occidentales, pueda considerarse una mejor opción que la macrobiótica, Varatojo señala que en la practica, la idea de dieta mediterránea que tiene la población es bastante vaga.
"Las personas que conozco que dicen seguir la dieta mediterránea en realidad comen de todo. Quizá comen un poco más de verduras, sobre todo tomates y patatas, o un poco menos de carne o un poco menos de leche pero no tienen una dieta muy sana o equilibrada", afirma el especialista.
HACIA UNA MEJOR SALUD GLOBAL
Infosalus ha pedido a Francisco Varatojo que proponga a sus lectores los aspectos que, desde su punto de vista, podrían ayudarnos a caminar hacia una alimentación y una vida más saludable:
1. Nuestra vida es nuestra responsabilidad: esto supone asumir que somos responsables de nuestra vida y también de nuestra salud. "No hay que delegar esa responsabilidad en la clase medica, política o cualquier otro tipo de autoridad", afirma Varatojo.
2. Comer predominantemente alimentos de origen vegetal: si se comen productos animales el especialista aconseja comer el producto mas bajo posible en la cadena alimentaria.
3. Alimentos a empezar a reducir o evitar totalmente: consumo de carne, lácteos, azúcar y productos químicos.
4. Comer cereales integrales y verduras: esto supone tomar no sólo tomates, patatas o berenjenas sino diversificar y tomarlos en todas las comidas.
5. Siempre que sea posible hay que dar preferencia a alimentos ecológicos.
6. Practicar actividad física de forma regular: aunque sea se ha de caminar al menos media hora cada día.
7. Emplear fibras naturales como algodón o lino: esto es básico al menos en el caso de las prendas que están en contacto directo con la piel.
8. Utilizar el dinero con criterio: "es necesario apoyar un comercio más justo y no apoyar con nuestras compras a empresas que sistemáticamente contribuyen en los daños a la salud huma y del planeta", concluye Varatojo.