MADRID, 16 Oct. (INFOSALUS) -
La entomofagia es el consumo de insectos por los seres humanos, una práctica habitual en muchos países de todo el mundo, pero sobre todo extendida en regiones de Asia, África y América Latina. de hecho, según estima la Organización para la Agricultura y la Alimentación de las Naciones Unidas (FAO), su ingesta podría complementar la dieta de aproximadamente 2.000 millones de personas.
Aunque a muchos les pueda dar reparo su consumo, lo cierto es que se trata de un hábito que siempre ha estado presente en la conducta alimentaria de los seres humanos, y que, en el caso de España, podría equiparase al consumo de caracoles o las quisquillas.
No obstante, la entomofagia no había captado la atención de los medios de comunicación, las instituciones de investigación, los chefs y otros miembros de la industria alimentaria, los legisladores y demás organismos hasta hace unos años. De hecho, ciertas especies de insectos, como la oruga de la mariposa emperador en África del sur y los huevos de hormiga tejedora en el sureste de Asia, pueden alcanzar precios elevados y se consideran un manjar exquisito.
De hecho, aunque la base de las actividades empresariales y formales relativas a la cría de insectos sigue siendo reducida, están surgiendo iniciativas que tienen en cuenta el potencial de los insectos como alimentos y piensos. Actualmente, la cría de insectos se realiza principalmente a pequeña escala, en granjas familiares y se destina a mercados específicos.
El crecimiento demográfico, la urbanización y el crecimiento de la clase media han aumentado la demanda de alimentos a escala mundial, especialmente de las fuentes de proteínas de origen animal, ha alertado la FAO que este viernes se conmemora el Día Mundial de la Alimentación.
Por ese motivo, quizá va siendo hora de abrir nuestra mente (y nuestra boca) a una alimentación complementada con insectos, ya que contienen niveles elevados de proteínas, grasas y minerales que quizá no deberían desaprovecharse.
¿UNA MODA PELIGROSA?
Según la FAO, no se conocen casos de transmisión de enfermedades o parasitoides a humanos derivados del consumo de insectos (siempre que los insectos hayan sido manipulados en las mismas condiciones de higiene que cualquier otro alimento).
No obstante, pueden producirse alergias comparables a las alergias a los crustáceos, que también son invertebrados. En comparación con los mamíferos y las aves, los insectos pueden plantear un riesgo menor de transmisión de infecciones zoonóticas a los humanos, el ganado y la fauna, aunque este tema debe investigarse más a fondo.
¿CUÁLES SON LAS ESPECIES MÁS CONSUMIDAS?
Aunque los datos disponibles sobre las cantidades de insectos consumidos en todo el mundo son escasos, se cree que en todo el mundo se consumen más de 1.900 especies de insectos comestibles y la mayoría de estas especies se recogen directamente del medio natural.
Según los datos disponibles, los insectos más consumidos son los escarabajos (coleópteros) (31%), las orugas (lepidópteros) (18%) y las abejas, avispas y hormigas (himenópteros) (14%). Les siguen los saltamontes, las langostas y los grillos (ortópteros) (13%), las cigarras, los fulgoromorfos y saltahojas, las cochinillas y las chinches (hemípteros) (10%), las termitas (isópteros) (3%), las libélulas (odonatos) (3%), las moscas (dípteros) (2%) y otros (5%).
TRES VENTAJAS DE COMER INSECTOS
El uso de insectos como alimento y para la fabricación de piensos comporta un buen número de beneficios de carácter ambiental, sanitario y para los medios social y de vida. La FAO destaca tres ventajas:
- Ventajas ambientales
Los insectos son muy eficientes en la conversión de alimentos por ser especies de sangre fría. Las tasas de conversión alimento-carne (la cantidad de alimento que se necesita para producir un incremento de 1 kg en el peso) pueden oscilar ampliamente en función de la clase de animal y las prácticas de producción utilizadas pero, en cualquier caso, los insectos son extremadamente eficientes. Por término medio los insectos pueden convertir 2 kg de alimento en 1 kg de masa de insecto, mientras que el ganado requiere 8 kg de alimento para producir 1 kg aumento de peso corporal.
Por ejemplo, los grillos necesita seis veces menos alimento que el ganado, cuatro veces menos que las ovejas, y dos veces menos de cerdos y pollos para asar para producir la misma cantidad de proteínas.
Además, los gases de efecto invernadero producidos por la mayoría de los insectos son probablemente inferiores a los del ganado convencional. Los cerdos, por ejemplo, producen entre 10 y 100 veces más gases de efecto invernadero por kilogramo de peso; y los insectos utilizan mucha menos agua que el ganado tradicional.
Los insectos pueden alimentarse de residuos biológicos como residuos alimentarios o de origen humano, abono y estiércol, y pueden transformar estos residuos en proteínas de alta calidad, que a su vez pueden utilizarse como piensos.
- Beneficios para la salud
El contenido nutricional de los insectos depende de su etapa de vida (etapa metamórfica), su hábitat y su dieta. No obstante, se acepta que proporcionan proteínas y nutrientes de alta calidad en comparación con la carne y el pescado.
Los insectos son especialmente importantes como complemento alimenticio para los niños desnutridos porque la mayor parte de las especies de insectos contienen niveles elevados de ácidos grasos (comparables con el pescado). También son ricos en fibra y micronutrientes como cobre, hierro, magnesio, fósforo, manganeso, selenio y cinc.
Por otro lado, plantean un riesgo reducido de transmisión de enfermedades zoonóticas (enfermedades que se transmiten de los animales a los humanos) como la H1N1 (gripe aviar) y la EEB (enfermedad de las vacas locas).
- Beneficios para el medio social y los medios de vida
La cría y la recolección de insectos pueden ofrecer importantes estrategias de diversificación de los medios de vida, ya que los insectos pueden recogerse directamente del medio de manera sencilla y apenas se necesitan medios técnicos o inversiones importantes para adquirir equipos básicos de cría y recolección.
La recolección y la cría de insectos pueden generar oportunidades empresariales en las economías desarrolladas, en fase de transición y en desarrollo. Los insectos pueden procesarse para servir como alimento humano y animal con relativa facilidad.
Algunas especies pueden consumirse enteras. Los insectos también pueden convertirse en pasta o molerse para hacer harina, y también pueden extraerse sus proteínas.