NUEVA YORK, 25 Mar. (Reuters/EP) -
Un nuevo estudio plantea dudas sobre el uso de los cigarrillos electrónicos como terapia para dejar de fumar, ya que tras analizar los hábitos de un grupo reducido de fumadores, que también utilizaban este sistema, han observado que no ayuda a dejar el hábito tabáquico.
El estudio, publicado este lunes en la revista 'JAMA Internal Medicine', fue realizado por el Centro de Investigación de Control del Tabaco y la Educación de la Universidad de California, San Francisco (EEUU), que analizó los hábitos de 88 fumadores que también utilizan los cigarrillos electrónicos.
Así, la principal conclusión fue que no tenían más probabilidades de dejar de fumar después de un año en comparación con los fumadores que no utilizaron los dispositivos. "No se encontró una relación entre el uso del cigarrillo electrónico y reducir el consumo de cigarrillos", ha asegurado a Reuters Health Rachel Grana, investigadora principal.
Grana y sus colegas de la Universidad de California en San Francisco han analizado 2.011 encuestas realizadas a partir de 949 fumadores; de ellos, 88 reportaron el uso de los cigarrillos electrónicos.
Cuando analizaron las respuestas de los fumadores un año más tarde, encontraron que las personas que reportaron el uso de cigarrillos electrónicos en la encuesta de 2011 no tenían mayores ganas de dejar de fumar que las personas que no utilizan los cigarrillos electrónicos. Mientras, en aquellos que todavía fumaban en 2012, el uso de cigarrillos electrónicos no pareció cambiar el número de cigarrillos tradicionales que se fumaban al día.
No obstante, los investigadores reconocieron que no tenían información sobre las motivaciones de los participantes para utilizar cigarrillos electrónicos, aunque es su análisis sí se tuvieron en cuenta otros factores que se sabe están vinculadas a dejar de fumar, tales como su declarada intención de dejar de fumar y el número de cigarrillos que ya fumaban todos los días.
"Estos factores pueden reflejar las motivaciones para utilizar cigarrillos electrónicos, que se comercializan y son percibidos como ayuda para dejar de frecuencia", señalan, aunque, en sí, "el uso del 'e-cigarrillo' no predijo dejar de fumar".
En cualquier caso, se trata de una investigación muy pequeña, puesto que fueron muy pocos los participantes que informaron estar utilizando el cigarrillos electrónico, lo que podría limitar su capacidad para detectar una relación entre dejar de fumar y de utilizar el dispositivo.
Precisamente, expertos externos dicen que el pequeño número de encuestados, y la falta de datos sobre si se utilizan intencionalmente los cigarrillos electrónicos para ayudar a dejar de fumar, hace necesario un estudio más riguroso estudio sobre el tema. En este sentido, el doctor Michael Siegel, experto en salud comunitaria de la Facultad de Salud Pública de la Universidad de Boston, ha afirmado que la investigación tiene "fallos en el diseño".
"Los investigadores asumen que los grupos son exactamente equivalentes en cuanto a sus motivaciones y sus niveles de adicción a los cigarrillos. No pueden hacerse esas suposiciones, no está tratando con grupos comparables", ha explicado, al tiempo criticaba que los investigadores no supieran por qué algunos de los participantes usaban los cigarrillos electrónicos o cuánto tiempo habían usado.