MADRID 3 Feb. (EUROPA PRESS) -
El jefe de Oncología Médica del Instituto de Técnicas Avanzadas contra el Cáncer (iTAcC), Pedro Aramburo, ha asegurado que la adopción de hábitos de vida saludable podría evitar la aparición de uno de cada tres tumores, por lo que ha destacado la importancia de los programas de cribado, detección precoz y de prevención.
"La generalización de los programas de cribado y la concienciación progresiva de la sociedad sobre la importancia que tiene la detección precoz han sido determinantes a la hora de reducir la tasa de mortalidad, ya que en la mayoría de los tumores el factor tiempo es determinante", ha recordado Aramburo, con motivo de la celebración del Día Mundial Contra el Cáncer, el próximo 4 de febrero.
De hecho, según el 'Informe de Salud 2013' sobre indicadores de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), la mortalidad por cáncer en España se redujo un 13 por ciento entre 1990 y 2011. En este sentido, el experto ha comentado que el acceso a los tratamientos "más eficaces" y la "generalización" de los llamados "tratamientos a la carta" están provocando un descenso de la mortalidad.
"La irrupción de la Oncología personalizada, dianas terapéuticas, la vacunación con células dendríticas, nos ha permitido afinar más en el tratamiento de una enfermedad en la que no se dan dos casos iguales", ha comentado Aramburo. Estas declaraciones han sido corroboradas por el jefe de Oncología Radioterápica de iTAcC, Rodrigo García Alejo, quien ha señalado que, además, la tecnología y los recursos actuales permiten afinar "mucho más" en el diagnóstico y aplicar tratamientos "mucho más precisos, más concentrados y sin apenas afectar a los tejidos sanos".
En concreto, según han analizado los expertos, la aparición del cáncer depende de una serie de factores de riesgo como, por ejemplo, los ambientales, los relacionados con el estilo de vida, con factores biológicos y con el componente hereditario.
Por todo ello, iTAcC ha recordado el 'Decálogo Europeo Contra el Cáncer' que recomienda no fumar; beber de forma moderada bebidas alcohólicas; evitar la exposición excesiva al sol; respetar las instrucciones profesionales de seguridad durante la producción, manipulación o utilización de toda sustancia cancerígena; comer frutas, verduras y cereales con alto contenido en fibra; limitar el consumo de grasas; consultar al médico en caso de detectar cambios en los lunares, cicatrices o bultos, así como trastornos persistentes o modificaciones en los hábitos intestinales; y, en el caso de las mujeres hacerse una frotis vaginal y mamografías.
"Las seis primeras recomendaciones configuran la prevención primaria, con las que tratamos de conseguir que no se produzca la enfermedad, por lo que es muy importante conocer los factores de riesgo que pueden incidir en la aparición y posterior desarrollo de la misma, y las cuatro últimas, prevención secundaria o diagnóstico precoz", ha zanjado Aramburo.