MADRID, 10 Sep. (EUROPA PRESS) -
El uso a largo plazo de pastillas para tratar la ansiedad y los problemas del sueño está vinculado con la enfermedad de Alzheimer, según revela una nueva investigación, cuyos resultados se detallan en un artículo en 'The British Medical Journal'.
La demencia afecta actualmente a unos 36 millones de personas en todo el mundo y se espera que este número se duplique cada 20 años, llegando a 115 millones en el año 2015. Aunque se ha identificado un mayor riesgo de demencia en los usuarios de benzodiazepinas, la naturaleza de esta asociación, ya sea causal o no, no queda clara.
Así, un equipo de investigadores con sede en Francia y Canadá se propuso investigar la relación entre el riesgo de la enfermedad de Alzheimer y la exposición a las benzodiazepinas durante más de varios años, así como una posible relación dosis-respuesta.
Utilizando información de la base de datos del programa de seguro de salud de Quebec (RAMQ), los científicos siguieron el desarrollo de la enfermedad de Alzheimer en una muestra de residentes de edad avanzada que viven en Quebec, Canadá, a los que se les había prescrito benzodiazepinas. Durante un periodo de unos seis años, se identificaron 1.796 casos de Alzheimer y luego se comparó cada caso con 7.184 personas sanas agrupadas por edad, sexo y duración del seguimiento.
Los resultados muestran que el uso pasado de benzodiazepinas durante tres meses o más se relacionó con un mayor riesgo (hasta un 51 por ciento) de desarrollar la enfermedad de Alzheimer. La fuerza de la asociación se incrementó con la exposición más larga y con el uso de las benzodiacepinas de acción prolongada en lugar de las de acción corta.
Un ajuste más a fondo de los síntomas que podrían indicar el inicio de la demencia, como los trastornos de ansiedad, depresión o dificultad para dormir, no alteró significativamente los resultados. En esta investigación, el uso de benzodiazepinas se vincula con un mayor riesgo de Alzheimer, según los autores, que hacen hincapié en que la naturaleza de la relación aún no es definitiva, pero que la fuerte relación observada con la exposición a largo plazo "refuerza la sospecha de una posible asociación directa y que, incluso, el uso de benzodiacepinas también podría ser un marcador precoz de una enfermedad asociada con una mayor riesgo de demencia".
LIMITAR LAS BENZODIAZEPINAS A TRES MESES
Las benzodiazepinas son "indiscutiblemente valiosas herramientas para el manejo de los trastornos de ansiedad y el insomnio transitorio", escriben, pero advierten que los tratamientos "deben ser de corta duración y no superiores a tres meses". Los autores resaltan que sus hallazgos son de "gran importancia para la salud pública, especialmente teniendo en cuenta la prevalencia y cronicidad del consumo de benzodiazepinas en la población de edad avanzada y la alta y creciente incidencia de demencia en los países desarrollados".
En vista de las pruebas, concluyen que "ahora es crucial alentar a los médicos a sopesar cuidadosamente los beneficios y riesgos de iniciar o renovar un tratamiento con benzodiazepinas y productos relacionados en pacientes de edad avanzada".
La Sociedad Americana de Geriatría actualizó en 2012 su lista de medicamentos inapropiados para los adultos mayores con la finalidad de incluir las benzodiazepinas, precisamente a causa de sus efectos secundarios cognitivos no deseados. Sin embargo, casi el 50 por ciento de los adultos mayores siguen utilizando estos medicamentos.