MADRID 17 Nov. (EUROPA PRESS) -
El optimismo y el pesimismo en el sentido científico se centran en la actitud de las personas hacia su futuro, generalmente esperando que suceda un mayor número de cosas deseables o indeseables, respectivamente.
El pesimismo parece ser un fuerte factor de riesgo de muerte por cardiopatía coronaria (CHD, por sus siglas en inglés), pero el optimismo no protege de ella, según concluye un estudio publicado en la revista 'BMC Public Health', en la que participaron 2.267 hombres y mujeres finlandeses de mediana edad y mayores.
Investigadores del Departamento de Psiquiatría del Hospital Central de Päijät-Häme, en Finlandia, encontraron que las personas con altos niveles de pesimismo parecían registrar un mayor riesgo de mortalidad inducida por CHD, incluso después de ajustar los factores de riesgo fisiológicos conocidos. El optimismo no parecía tener ningún efecto en ese riesgo.
El autor principal del trabajo, Mikko Pänkäläinen, explica: "Los altos niveles de pesimismo se han relacionado previamente con factores que afectan a la salud cardiaca, como la inflamación, pero los datos sobre la conexión entre el riesgo de muerte por CHD y el optimismo y el pesimismo como rasgos de personalidad son relativamente escasos ".
Y añade: "Los niveles de pesimismo se pueden medir con facilidad y el pesimismo puede ser una herramienta muy útil junto con otros factores de riesgo conocidos como la diabetes, la hipertensión o el tabaquismo para determinar el riesgo de mortalidad inducida por CHD".
HASTA 2,2 VECES MÁS DE RIESGO DE MUERTE
Los investigadores encontraron que los 121 hombres y mujeres que murieron de CHD durante el periodo de seguimiento de 11 años del estudio habían sido más pesimistas al inicio que las personas que todavía estaban vivas durante el seguimiento. Sin embargo, no hubo diferencias entre los grupos de optimismo, lo que sugiere que sólo el pesimismo media en el efecto sobre la mortalidad por cardiopatía coronaria. Comparando los cuartiles más altos y más bajos del pesimismo, las personas en el cuartil más elevado tuvieron un riesgo 2,2 veces mayor de morir por CHD que las del cuartil más bajo.
Para investigar las posibles asociaciones entre el optimismo, el pesimismo y la mortalidad por cardiopatía coronaria, los científicos utilizaron datos basales, recogidos en 2002 como parte del estudio GOAL ('Good Aging in Lahti Region'), en 2.267 hombres y mujeres finlandeses que, al comienzo del periodo de análisis, tenían entre 52 y 76 años.
Los datos de GOAL proporcionaron información sobre el estatus socioeconómico, los antecedentes psicosociales y el estilo de vida, así como datos de salud incluyendo los niveles de glucosa en sangre, la presión arterial, el uso de medicación para la hipertensión o la diabetes y diagnósticos previos de CHD.
Al inicio, los sujetos del estudio también completaron la versión revisada del Test de Orientación de Vida (LOT-R, por sus siglas en inglés), un cuestionario que incluye seis declaraciones, tres de las cuales indican optimismo --por ejemplo "en tiempos de incertidumbre, normalmente espero lo mejor"--, y tres que indican pesimismo, por ejemplo "si algo puede salir mal para mí, saldrá mal". Se pidió a los encuestados que indicaran cómo les describían estos enunciados en una escala de 0 (nada) a 4 (mucho más).
Estudios observacionales como éste pueden mostrar posibles vínculos entre el riesgo de muerte por enfermedad coronaria y pesimismo, pero no determinar la causa y el efecto porque otros factores pueden desempeñar un papel. El trabajo puede estar limitado por el uso de datos proporcionados por los propios participantes que pueden haber causado inconsistencias entre las respuestas de la gente y la realidad de algunos factores de riesgo fisiológicos, como los hábitos de fumar o el uso de medicamentos.