MADRID, 21 Oct. (EUROPA PRESS) -
Un estudio de Canadá y Estados Unidos dirigido por Luis Barreiro, profesor del Departamento de Pediatría de la Universidad de Montreal, en Canadá, e investigador en el Centro Hospitalario de la Universidad de Sainte-Justine, ha demostrado que los estadounidenses de origen africano tienen una respuesta inmune más fuerte a la infección en comparación con los americanos descendentes de europeos.
El estudio, cuyos detalles se revelan en un artículo publicado este jueves en 'Cell', establece por primera vez esta diferencia en la respuesta inmune y demuestra que es principalmente genética, heredada de los antepasados e influenciada por una selección natural relativamente reciente, según los investigadores.
El estudio fue realizado entre 175 estadounidenses, la mitad de los cuales eran de origen africano, siendo la otra mitad de ascendencia europea, en colaboración con la Universidad de California, la Universidad Estatal de Wayne, la Universidad de Cornell, la Universidad de Minnesota y la Universidad de Duke, en Estados Unidos.
"El sistema inmunológico de los afroamericanos responde de manera diferente, pero no podemos llegar a la conclusión de que es mejor, ya que una respuesta inmune más fuerte también tiene efectos negativos, incluyendo una mayor susceptibilidad a las enfermedades inflamatorias autoinmunes, como la enfermedad de Crohn. El exceso de inflamación puede dañar los órganos y dejar secuelas. En resumen, una fuerte respuesta inmune puede ser beneficioso en algunas áreas, pero una desventaja en otras", dice Barreiro.
El sistema inmune reacciona a la infección provocando inflamación (enrojecimiento, calor, hinchazón, etcétera) para neutralizar y eliminar la infección. Los científicos ya sabían que los afroamericanos son más susceptibles a las enfermedades inflamatorias autoinmunes y, por lo tanto, más propensos a sufrir de tuberculosis o esclerodermia, por ejemplo.
Se tomaron muestras de sangre de los 175 participantes en esta investigación y los científicos extrajeron los macrófagos, células del sistema inmunológico cuya función es matar los agentes patógenos responsables de la infección. El equipo estudió los macrófagos infectados con dos tipos de bacterias (Listeria y Salmonella) para observar diversas respuestas inmunes: después de 24 horas de infección, los macrófagos de los afroamericanos mataron las bacterias tres veces más rápido.
UN PAPEL CLAVE DE LOS NEANDERTALES EN LA RESPUESTA INMUNE
Los científicos también descubrieron los mecanismos moleculares que actúan sobre los genes responsables de estas diferencias en las respuestas inmunes. "Las personas de ascendencia africana y europea se han mezclado durante los últimos siglos y fuimos, incluso, capaces de determinar qué parte del sistema inmune de un individuo se asocia con ascendencia africana y qué parte con ascendencia europea", subraya Barreiro.
"Aunque hemos encontrado estas diferencias en las respuestas inmunitarias entre los americanos africanos y europeos, todavía no somos capaces de demostrar qué presiones evolutivas condujeron a las diferencias observadas. Una hipótesis es que en el periodo prehistórico, después de que las poblaciones humanas migraron fuera de África, fueron expuestas a un menor número de patógenos (bacterias, virus, parásitos), lo que redujo la respuesta inmune y, por lo tanto, la inflamación del tejido", plantea.
"Esta reducción en la respuesta inmune (y la inflamación) era más probablemente una ventaja debido a las consecuencias adversas de la inflamación aguda o crónica, que son los principales contribuyentes al desarrollo de enfermedades inflamatorias autoinmunes", argumenta.
Otra hipótesis es que la respuesta inmune más débil detectada en los europeos es el resultado de una selección natural menos vigorosa en un entorno en el que había menos patógenos, o por lo menos diferentes, en comparación con África.
Los neandertales también desempeñaron un papel en la respuesta inmune a la infección, ya que antes de desaparecer colonizaron Europa, pero no África. En el proceso, mezclaron sus genes con los africanos cromañones, que se extendieron por toda Europa. El análisis del equipo de Barreiro muestra que alrededor del 3 por ciento de los genes implicados en las diferencias en la respuesta inmune entre los americanos africanos y europeos provienen de los neandertales.
"Todavía hay mucho por hacer. Por ejemplo, aún no hemos estudiado la respuesta inmune a los virus y parásitos. Además, la genética explica sólo alrededor del 30 por ciento de las diferencias observadas en las respuestas inmunes. Nuestros estudios futuros deberían centrarse en otros factores, como la influencia del medio ambiente y nuestro comportamiento. La idea es encontrar mecanismos inmunitarios para ayudar a entender por qué algunas personas reaccionan de manera diferente de los demás en la presencia de ciertos virus y bacterias", apunta Barreiro.