MADRID, 30 Ago. (INFOSALUS) -
El regreso a las aulas en septiembre, con el fin de las vacaciones de verano, puede ser una época estresante para los niños y padres. Que los niños tengan algo de ansiedad es una respuesta normal, pero los padres deberían saber la diferencia entre los temores habituales y la ansiedad que requiere de atención clínica.
Existen varias formas sencillas de saber cuando la ansiedad de un niño es motivo de preocupación, señalan en la web de las Instituciones Médicas Johns Hopkins dirigida al público los especialistas en psicología infantil.
Los síntomas de ansiedad que persisten después de varias semanas de inicio del colegio y que parecen excesivos podrían requerir de consulta con un experto, señala Courtney Keeton, psicóloga del Centro Infantil Johns Hopkins, especializada en el tratamiento de la ansiedad y el mutismo selectivo en la infancia.
Muchos niños, por ejemplo, muestran alguna dificultad al separarse de sus padres para acudir a la escuela, sin embargo, las rabietas cuando se separan de ellos, problemas para dormir solos o rechazo a acudir a actividades sin los padres podrían sugerir un problema que necesite de intervención.
Por otro lado, algo de timidez o preocupación sobre los horarios, los deberes o los amigos es natural durante la transición de vuelta a la escuela, pero el aislamiento o las preocupaciones podrían indicar un problema.
"Si la ansiedad del niño está produciendo graves problemas de malestar en su vida diaria o si su relación con el resto de familiares y amigos se vuelve difícil, se evitan las actividades dentro y fuera de la escuela o existen síntomas físicos como dolores de estómago o cansancio, estas 'señales rojas' indican que la ansiedad del niño debería ser evaluada por un psicólogo o psiquiatra infantil", señala Keeton.
Sin embargo, es normal que casi todos los niños pasen por algunos temores en su vuelta al colegio que poco a poco disminuyen a las pocas semanas.
CONSEJOS PARA ALIVIAR LA ANSIEDAD
Los especialistas en psicología infantil de la Johns Hopkins apuntan desde la web de la institución americana algunos consejos para superar esta ansiedad asociada al inicio de curso:
* Una semana o dos antes de comenzar la escuela, comienza a preparar a los niños para la transición que llega comenzando con las rutinas habituales del curso escolar, como la hora habitual para ir a la cama y la elección de la ropa por las mañanas.
* Planifica encuentros con uno o más compañeros de escuela antes de que comiencen las clases. La investigación muestra que la presencia de un compañero familiar durante la transición a la escuela puede mejorar los ajustes académicos y emocionales de los niños.
* Visita la escuela antes de que comience el año escolar, practica con el niño el momento de dejarle en el colegio y pasa tiempo en el patio de juegos o dentro del aula si el edificio está abierto. Los niños pueden caminar en el aula mientras que los padres esperan fuera en el patio o en los pasillos.
* Sorpréndeles con un premio o una actividad de recompensa que el niño pueda ganarse tras la separación del padre o la madre al acudir a clase.
* Valida las preocupaciones del niño haciéndole saber que, como cualquier actividad nueva, comenzar las clases puede ser duro pero que pronto se vuelve fácil y divertido.