La SEN edita una guía de práctica clínica en Parkinson con la que pretenden facilitar el manejo de la enfermedad
MADRID, 9 Abr. (EUROPA PRESS) -
En España hay entre 120.000 y 150.000 afectados por la enfermedad de Parkinson, aunque se estima entre un 30 y un 40 por ciento más no controlados o mal diagnosticados, y se sabe que, al menos, el 25 por ciento de los pacientes que padecen la enfermedad es menor de 60 años de los cuales, posiblemente, entre un 2 y un 5 por ciento aún no ha cumplido los 40 años, según el doctor Juan Carlos Martínez Castrillo, coordinador del Grupo Español de Trastornos del Movimiento de la Sociedad Española de Neurología (SEN).
Aunque, normalmente el síntoma más conocido son los temblores, el especialista en Trastornos del Movimiento del Hospital Ramón y Cajal de Madrid, advierte de que existen otras manifestaciones de la enfermedad que son incluso más incómodos como son la torpeza, la lentitud (bradicinesia) o la pérdida de equilibrio que incapacitan al paciente para realizar tareas cotidianas haciéndole sentirse torpe y dependiente.
"El diagnóstico al principio de la enfermedad es difícil y pueden pasar hasta tres años hasta que se diagnóstica, ese tiempo perdido puede ser importante para que el tratamiento te de mejor calidad de vida", el doctor en una entrevista a Europa Press. El primer síntoma suele ser la aparición de temblor en las manos y, siempre, en reposo, además la persona suele demostrar cierta torpeza al andar y rigidez muscular, que incluso puede producir dolor articular.
El primer diagnóstico de la enfermedad es clínico, por tanto la exploración del especialista es esencial, de ahí que Castrillo recuerde la importancia de acudir a un neurólogo en caso de pensar que se padece la enfermedad. "Existe un alto porcentaje de pacientes jóvenes donde la enfermedad debuta precisamente por el dolor articular, el problema es que en estos casos pueden pasar muchos meses desde que comienza un dolor en un hombro hasta que se diagnostica la enfermedad", apuntó.
La enfermedad de Parkinson, que el próximo domingo, 11 de abril celebra su Día Internacional, es una afección neurodegenerativa discapacitante de origen desconocido en el 75 por ciento de los casos, y por causas genéticas hasta en un 5 por ciento de los pacientes tratados. En el porcentaje restante la causas podrían ser variadas, aunque las más estudiadas son los factores ambientales, fundamentalmente la exposición a tóxicos.
Así, se conoce que hay un mayor número de enfermos en las poblaciones rurales que en las grandes ciudades, posiblemente debido a los pesticidas. Además, existe un porcentaje producido por medicamentos, sobre todo los neuroeléctricos, que producen parkinsonismo farmacológico que "retirando el fármaco desaparece".
En cuanto a los tratamientos, "se trata de la única enfermedad necrológica en la que podemos aportar a los pacientes una buena calidad de vida, al menos durante 10 ó 15 años". No obstante, "estos deben ser aplicados de una manera muy juiciosa porque dependiendo del tipo de tratamiento que puedas hacer se podría modificar la evolución de la enfermedad", sobre todo hay que tener especial cuidado en los pacientes de menos de 50 años.
Los tratamientos actuales mejoran los síntomas causados por la degeneración de la vía dopaminérgica, causante de la enfermedad; sin embargo, cuando los síntomas ya no son dopaminérgicos (sobre los 15 años) dejan de responder a los tratamientos. Durante los 5 primeros años de la enfermedad el paciente pasa por el periodo 'luna de miel', ya que los fármacos que se le administran consiguen anular la totalidad de los síntomas. Lamentablemente, se trata de una enfermedad degenerativa que puede provocar pérdida de reflejos posturales y demencia.
Actualmente, la medicación se puede suministrar, en lugar de por vía oral, de forma subcutánea e incluso a través del duodeno. En los casos más acusados, "cuando el tratamiento por vía oral se ha agotado por completo", se aplica la estimulación cerebral profunda que consiste en implantar un electrodo en un núcleo cerebral que consigue una mejora importante del temblor y de la bradicinesia. Aunque este tratamiento se desaconseja en mayores de 70 años por los riesgos derivados de la intervención.
"Algunas técnicas son invasivas y requieren bastante experiencia", aunque afortunadamente, según explicó, en España todos los hospitales grandes realizan estas técnicas, y los más pequeños, salvo la cirugía, tienen todos los tratamientos al alcance del paciente. "España es uno de los países más avanzados en cuanto a las técnicas y puede aportar mucho al conocimiento de la enfermedad", afirmó.
NUEVA GUÍA DE ATENCIÓN.
El tratamiento de la enfermedad del Parkinson no se limita a la medicación, es necesario un apoyo psicológico, fisioterapéutico y social. "Recomendamos, a parte de los fármacos, hacer un ejercicio físico apropiado para el paciente, aunque el mejor suele ser caminar; además es importante acudir a un grupo de ayuda, ya que el enfermos tiene una sensación de soledad enorme", añadió.
Por otra parte, el Grupo de Estudio de Trastornos del Movimiento de la SEN ha elaborado una Guía Oficial de práctica clínica en la enfermedad de Parkinson que tiene por objetivo facilitar la tarea del complejo manejo de esta enfermedad y contribuir así a mejorar la calidad de vida de los enfermos. "En ella la SEN hace un estudio de todo lo que está publicado en la enfermedad de Parkinson", señaló.
En cuanto al futuro, actualmente existen un gran número de investigadores que están estudiando la enfermedad, así se está trabajando en modelos experimentales en animales para poder aplicar nuevos tratamientos y técnicas. Además, se está trabajando activamente con tratamientos con células madres, aunque "en los últimos años no ha habido avances importantes".