MADRID, 25 Mar. (EUROPA PRESS) -
Con el cambio de estación de invierno a primavera llega el aumento de las horas de luz; los horarios se modifican pasando factura a una gran parte de la población, que experimenta, entre otros trastornos físicos y anímicos, una alteración en las rutinas de sueño que, según el doctor Alejandro Guillén-Riquelme, experto de la Cátedra de Investigación del Sueño de la UGR-Grupo Lo Monaco, puede durar durante dos o tres semanas.
La primavera 2017 comenzaba el pasado 20 de marzo, a partir de aquí los días serán más largos y habrá más luz, además es una fecha señalada para una gran parte de la población ya que es el inicio de la época de alergias. Precisamente, estos son dos de los factores que más pueden afectar al sueño, señala el experto en una entrevista a Europa Press.
"Es una época de alergias, un trastorno que causa problemas respiratorios, picor de ojos, dolor de cabeza, etc, y eso influye en que nos cueste más dormir. Más allá de la alergia se puede producir lo que se conoce como astenia primaveral, que también va a estar asociada con debilidad, dolor de cabeza, dolor muscular, sensibilidad a la luz. Este tipo de malestar también va a dificultar dormir bien", explica.
Los motivos concretos son que hay cambios en la temperatura y la luz solar se alarga unas horas; "esto va a hacer que nuestros ciclos de sueño-vigilia se alteren, en algunas personas esa alteración apenas se nota pero en otras se va a notar más con una mayor fatiga", señala. Curiosamente, explica, "esa fatiga no ayuda a descansar mejor, no por llegar cansados a la cama vamos a dormir mejor. Si no que se van a producir varios problemas, el principal es la dificultad para iniciar el sueño".
En cuanto a por qué se produce esto, el experto destaca que "el cuerpo tiene mecanismos internos para regular los ciclos de sueño y vigilia, y estos ciclos se regulan mediante un sistema hormonal y de neurotransmisores vinculados sobre todo con la luz, y que son los que marcan los ciclos para dormir. Al modificarse la luz, principalmente, las hormonas se alteran ligeramente y eso va a producir problema para iniciar el sueño".
La dificultad para conciliar el sueño por el cambio de temporada afecta sobre todo a jóvenes mayores de 20 años hasta a adultos de 50, y principalmente estos desajustes se producen en las mujeres. Respecto a cuánta población pude verse afectada, el médico recuerda que habría que hacer una estimación teniendo en cuenta las personas que se ven afectadas por la astenia y por la alergia en algún momento del inicio de la temporada.
Así considera que, aunque es difícil saber con exactitud el porcentaje de la población afectada, "si solo con alergia ya hablamos de un 20 por ciento de la población, sumándole la astenia podríamos estar acertados al señalar que un 30 por ciento de la población puede verse afectada".
Aunque, aclara, "no toda la población con astenia y con alergia tiene por qué sufrir trastornos del sueño. Por otro lado, puntualiza que los problemas del sueño por el cambio de estación no se cronifican durante toda la primavera, ya que es un problema pasajero.
Habitualmente la persona que se ve afectada tiene una recuperación espontánea, aproximadamente entorno a las dos o tres semanas en las que tienden a dormir con normalidad. "Si a las cuatro semanas la persona sigue teniendo problemas para conciliar el sueño lo aconsejable es que acuda a un especialista", afirma el doctor Guillén-Riquelme.
No obstante, existe una serie de consejos que pueden ayudar a disminuir los efectos del cambio de luz, "como por ejemplo hacer actividades al aire libre para que la luz vaya segregando mejor las hormonas para regular el ciclo de sueño".
Asimismo, es recomendable hacer algo de deporte, "siempre que no se realice o tres horas antes de irse a la cama porque dificulta el sueño"; también hay que evitar estimulantes y bebidas con cafeína después del mediodía, "aunque estemos cansados hay que evitar estas bebidas ya que por la noche no ayudan a dormir; y es importante tener una dieta balanceada con productos frescos, de temporada y ricas en vitaminas, ya que "esta alimentación va a ayudar a que los ciclos se regulen más rápidos".
Aunque siempre que se habla de problemas de sueño se hace una mención especial a los niños y a los ancianos, el experto afirma que estos dos grupos de población no se ven especialmente afectados por el cambio de estación. "En este caso, la prevalencia es menor en mayores y niños, en contra de lo habitual, que suele ser mayor".
En cualquier caso, el experto advierte de que, aunque no se ven tan afectados por el cambio de estación, además de los consejos anteriores en estas poblaciones hay que tener especial cuidado con las rutinas de sueño en su día a día. "La recomendación son las mismas pero sí que es cierto que en estos dos grupos es especialmente relevante que, aunque les cueste conciliar el sueño, se mantengan los horarios de sueño y despertar", señala.
"El hecho de retrasar la hora de inicio de la cama o los fines de semana dejar que se queden mucho más tiempo, puede ayudar reducir la fatiga a corto plazo, pero al final puede producir una alteración del sueño normal que a largo plazo nos va a venir mal para ajustar el sueño", concluye.