Este trastorno afecta mayoritariamente a mujeres de entre 30 y 40 años
SEVILLA, 24 Nov. (EUROPA PRESS) -
Noviembre, diciembre y enero son considerados por muchos los meses de las compras. Con el Black Friday se da el 'pistoletazo de salida' a la Navidad y a las rebajas. Pero, ¿compramos lo que necesitamos? ¿Pueden las compras afectar a nuestra salud?.
Según la psicóloga del hospital Quirónsalud Infanta Luisa, Eva Moreno Zaragoza, comprar puede convertirse en un problema cuando "se trata de una conducta que se mantiene en el tiempo, cuando las cantidades de dinero empleadas de forma habitual y en repetidas ocasiones exceden lo que realmente esa persona puede gastar, cuando esta conducta ocasiona malestar a nivel familiar, laboral y personal y cuando no hacer esa conducta supone una fuente de estrés desmedido".
Este tipo de compra se diferencia de la 'no patológica' en que al principio hay mucha excitación pero dura poco tiempo; a esto le sigue una fase de remordimiento, conflictos con familiares por el dinero gastado y sentimientos de culpa, depresión y ansiedad que se calma de nuevo, pero de forma breve, con una nueva compra.
"Este comportamiento, que afecta mayoritariamente a mujeres de entre 30 y 40 años de cualquier clase social, se puede catalogar como un trastorno del control de impulsos no especificado relacionado frecuentemente con algún tipo de trastorno psicopatológico como la depresión o la fase maníaca o de euforia en un trastorno bipolar. Sin embargo la compra compulsiva no aparece en los manuales diagnósticos de psicopatología", afirma Moreno Zaragoza, que añade: "Los compradores compulsivos a menudo reúnen criterios de otros trastornos, como pueden ser los trastornos del estado de ánimo, de ansiedad, de abuso de sustancias o de la conducta alimenticia".
CÓMO DETECTAR A UN COMPRADOR COMPULSIVO
El comprador compulsivo es aquella persona que necesita comprar de forma repetitiva y habitual para calmar su ansiedad o alguna emoción negativa que esté sintiendo; le resulta muy difícil parar, miente sobre su compra argumentando que gasta poco; cuando compra se siente mejor momentáneamente y siente alivio en su estado depresivo, ira o sentimiento de soledad, pero se siente culpable tras la compra, aunque no la devuelve, y suele comprar con tarjeta para notar menos el gasto.
"En general hay varias etapas desde que vemos el producto hasta que lo decidimos comprar, tenemos en cuenta ciertas variables para finalmente elegirlo pero en cambio el comprador compulsivo no experimenta estas etapas, sino que pasa directamente de ver el producto a comprarlo", señala la psicóloga de Quirónsalud Infanta Luisa.
Como en cualquier otro tipo de adicción es necesaria la información sobre los riesgos y consecuencias de la conducta, y se aconseja acudir a un psicólogo cuando se observa que el elemento característico es la compulsión: "Cuando no se puede evitar comprar compulsiva y repetitivamente, cuando a pesar de que se trata de personas inteligentes son absolutamente incapaces de pensar ni de predecir las consecuencias de sus actos, es necesario acudir a un profesional", afirma Eva Moreno.
En cuanto al tratamiento la psicóloga señala que "hay que detectar la sintomatología depresiva, de dónde proviene y por qué o algún otro tipo de trastorno que ocasione la conducta problemática y, a continuación, se trabaja mediante la terapia cognitivo conductual para aprender a manejar el control de impulsos. Dicha terapia está basada en identificar y trabajar los pensamientos que llevan a la conducta compulsiva, en el aprendizaje de cómo interrumpir y corregir las distorsiones cognitivas que tienen cuando realizan sus compras. También pueden ser adecuadas las terapias conductuales similares a las utilizadas en el tratamiento de pacientes con Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC). La terapia de grupo a menudo beneficia a las personas que compran compulsivamente ya que todos los miembros del grupos están afectados de forma muy parecida", concluye.