MADRID, 26 Sep. (EDIZIONES) -
Entre el 1 y el 5 por ciento de la población de los países desarrollados ha padecido un cólico nefrítico. Se le conoce como uno de los episodios más dolorosos que puede sufrir una persona. Llegan a decir que puede doler incluso más que un parto, pero no tiene por qué. No todo el mundo tiene los mismos síntomas, ni la misma intensidad de dolor en el proceso. Muchas veces con una buena hidratación, y una base de paciencia y analgésicos en pocos días el episodio llega a remitir.
Se trata de un dolor abdominal fundamentalmente agudo, aunque puede presentarse de forma subaguda, como un resquemor. Se produce al nivel del abdomen y se radia a los genitales. Se caracteriza por ser un dolor que aprieta y afloja, que es más intenso y 'se relaja'. "Se le llama cólico porque aumenta la intensidad y disminuye. No suele ser continuo", señala en una entrevista con Infosalus Mercedes Salgueira, jefa del servicio de Nefrología del Hospital Virgen de la Macarena de Sevilla.
Según explica la también tesorera de la Sociedad Española de Nefrología (SEN), el dolor surge por una litiasis o aparición de una piedra renal en el sistema excretor urinario, en el trayecto que va desde el riñón hacia la vejiga y la uretra, por donde sale la orina. El dolor se localizará en función de donde se encuentre esa dilatación, producto de la piedra.
NADIE SE LIBRA DEL CÓLICO
Cualquier persona puede padecer un cólico nefrítico, subraya la especialista, si bien destaca que, como en cualquier otra patología, siempre hay unas personas con mayor predisposición a padecerla que otras: aquellas que hayan tenido una historia previa de cálculos; o bien que alguien de su familia los haya padecido, ya que a veces se derivan de trastornos metabólicos hereditarios; los pacientes con historia de gota o que toman fármacos que aumentan la excreción de ácido úrico; y aquellos que tienen patología intestinal de tipo diarreico, ya que en estas deposiciones se pierde volumen e iones en orina, un factor que favorece la producción de piedras.
A su vez, Salgueira apunta a: los sometidos a cirugías de intestino corto o cirugía bariátrica; pacientes con infecciones de orina por gérmenes productores de litiasis o piedras; también tienen una mayor predisposición a padecer piedras en el riñón los pacientes con diabetes, los hipertensos y los obesos; y son más propensos aquellos que mantienen una baja ingesta de líquidos y también los que hacen ejercicio físico intenso, como los corredores de maratón.
"Son personas con especial predisposición pero el cólico puede ocurrir a cualquier persona porque no se estudia el funcionamiento del metabolismo renal y uno puede tener una alteración del manejo de iones a nivel renal, que hace que se fabrique una piedra. Éstas se producen porque la orina es un fluido donde se diluyen sustancias y este material soluble, cuando se secreta más de la cuenta, sobresatura la orina y se comienza a formar la piedra", explica la nefróloga.
PRINCIPALES SÍNTOMAS
En concreto, la piedra puede manifestarse con dolor "crónico, larvado o como un cólico nefrítico, agudo, intenso", que se localiza dependiendo de dónde esté ubicada la piedra. "La mayor parte de veces suele acompañarse de otros síntomas, como la inquietud del paciente. Hay dolores que paralizan al paciente y éste, sin embargo, te obliga a moverte, a no quedarse quieto. También se pueden provocar naúseas y vómitos, además de molestias urinarias, sensación de urgencia de ir al baño a orinar muchas veces, aumentar la frecuencia, o de dificultad, porque si la piedra está muy baja se puede tener la necesidad de empujar para que salga la orina", añade.
Asimismo, Salgueira llama la atención sobre el hecho de que en muchos casos también puede encontrarse sangre en la orina, por la erosión de la piedra por el conducto urinario; una sangre que puede ser visible, en el baño o puede no serlo y detectarse con análisis de orina.
CONSEJOS PARA SOBRELLEVAR EL DOLOR
La jefa del servicio de Nefrología del Hospital Virgen de la Macarena de Sevilla enumera una serie de consejos para sobrellevar el dolor:
.- Tomar analgésicos.
.- Aplicar calor sobre la zona lumbar que duele. En este sentido indica que meterse en la bañera o ponerse la manta eléctrica o una bolsa de agua caliente en la zona también puede aliviar.
.- "Una cosa importante es resaltar que no se deben usar antiinflamatorios porque el riñón está sometido a estrés cuando tiene cólico y los antiiflamatorios son tóxicos para éste. Siempre analgesia, no antiinflamatorio", advierte la especialista.
.- A su juicio, también es fundamental la hidratación para que se movilice la piedra hacia vejiga y deje de doler.
.- Tener paciencia. "Generalmente con paciencia se suele resolver espontáneamente y rara vez se requieren medidas más agresivas", apostilla.
Sobre el tiempo de resolución de este episodio, Salgueira afirma que es variable, ya que puede complicarse, y por ejemplo siel dolor no se pasa en un periodo razonable de tres o cuatro días, o que el paciente deje de orinar o hacerlo muy poco, o empezar con fiebre y asociarse con una infección. "Se trata de unos signos de alarma por los que el paciente debería acudir a urgencias", añade.
En cuanto a cómo evitarlos, la nefróloga indica: realizar ejercicio moderado, hidratación adecuada, seguir una dieta sana y con un contenido moderado en sal. "Generalmente pensamos que son los contenidos lácteos los que favorecen las piedras pero no, es la sal la principal génesis de las piedras, y también se la ha relacionado con la sacarina", precisa.
"Cuando se expulsa la piedra se cura el cólico. La mayor parte se expulsa espontáneamente y no hacen falta otras técnicas como la litotricia o la cirugía. En torno al 10 o al 30% de casos se repiten. En ese caso habrá que estudiar si hay trastorno metabólico en el paciente. El diagnóstico es siempre clínico y no hacen falta pruebas complementarias, como mucho una radiografía o una ecografía", sentencia.