MADRID, 20 Feb. (EUROPA PRESS) -
Investigadores de la Universidad de Stanford (Estados Unidos) han desarrollado en el laboratorio el primer embrión híbrido que contiene células madre de seres humanos y ovejas, con el objetivo de explorar nuevas alternativas a la escasez de órganos.
El trabajo, que se ha presentado en el Encuentro Anual de Ciencias Avanzadas celebrado en Austin, Texas, se ha basado en la misma técnica que hace un año permitió a investigadores estadounidenses cultivar células humanas en embriones de cerdo.
En este caso, según informa 'The Guardian', los investigadores han logrado cultivar embriones de oveja con células humanas, y el objetivo a largo plazo es poder aprovechar esta técnica con células de pacientes que necesiten un trasplante ya que, de esa forma, los tejidos resultantes serían compatibles con su sistema inmune y no habría posibilidad de rechazo.
"Podría llevarnos cinco años o incluso 10, pero creo que al final podremos conseguirlo", ha reconocido Hiro Nakauchi, uno de los investigadores que ha colaborado en este hallazgo.
En este caso se ha conseguido un híbrido en el que aproximadamente una de cada 10.000 células eran humanas, ha apuntado Pablo Ross, investigador de la Universidad de California en Davis que también trabaja en la creación de órganos humanos en otras especies.
De hecho, esta proporción es mucho mayor a la conseguida con los híbridos de cerdos, en los que una de cada 100.000 células eran humanas, aunque aclara que todavía sigue siendo suficiente para tener éxito ya que se necesita una proporción de al menos un 1 por ciento para que resulte viable.
Los científicos utilizaron técnicas de edición del genoma para desarrollar embriones de oveja que no puedan desarrollar un páncreas, de modo que las células humanas introducidas crezcan hasta formar el órgano que falta. Un avance que, además de aportar una solución a la escasez de órganos para trasplante, también aportaría una solución para el abordaje de la diabetes.
Sin embargo, hasta el momento sólo han conseguido desarrollar estos embriones durante 28 días. Según Nakauchi, se necesita un experimento más largo, de quizá 70 días, para ver la evolución del embrión.