MADRID, 13 Sep. (EUROPA PRESS) -
El hombre es perezoso por naturaleza, lo cual parece no ser del todo negativo si tenemos en cuenta que, gracias a esa facultad, hemos conseguido optimizar nuestras actividades y movimientos para gastar la menor cantidad de energía posible. Lo que hasta ahora era una teoría ha sido confirmado por un grupo de investigadores canadienses, quienes además han demostrado que es el sistema nervioso el que induce a realizar el mínimo esfuerzo.
EL CUERPO HUMANO
Un equipo de investigadores informa en un artículo que se publica este jueves en 'Current Biology' que los sistemas nerviosos de los seres humanos son muy hábiles para cambiar la forma en que se mueven con el fin de gastar la menor cantidad de energía posible, es decir, que los seres humanos están programados para la pereza.
Los hallazgos, fruto de un estudio de los costes energéticos de caminar, probablemente se aplican a la mayoría de los movimientos humanos, según los investigadores.
LAS PERSONAS CAMBIAN CON FACILIDAD LA FORMA EN LA QUE ANDAN PARA PODER AHORRAR PEQUEÑAS CANTIDADES DE ENERGÍA
"Hemos encontrado que las personas cambian con facilidad la forma en la que andan, incluyendo características de su modo de caminar que se han establecido tras dar millones de pasos a lo largo de su vida para poder ahorrar pequeñas cantidades de energía", dice Max Donelan, de la Universidad Simon Fraser, en Canadá.
"Esto es completamente coherente con el hecho de que la mayoría de nosotros preferimos hacer las cosas con un esfuerzo mínimo, como cuando elegimos el camino más corto u optamos por sentarnos en lugar de estar de pie. Aquí proporcionamos una base fisiológica para esta pereza al demostrar que, incluso dentro de un movimiento perfectamente ensayado, como caminar, el sistema nervioso controla inconscientemente el uso de energía y de forma continua re-optimiza los patrones de movimiento en una búsqueda constante de avanzar con el menor gasto posible", explica.
Hay un lado positivo de esto, como añade la autora principal Jessica Selinger, "detectar y optimizar el uso de energía de forma rápida y precisa es una hazaña impresionante por parte del sistema nervioso. Tienes que ser inteligente para ser tan perezoso".
Donelan, Selinger y sus colegas querían entender por qué la gente se mueve de la manera en que lo hace, dado que hay un sinnúmero de formas de conseguir ir de un punto A al B. Esto es en parte una cuestión de evolución y aprendizaje, pero los investigadores querían saber en qué medida el cuerpo humano puede adaptar el movimiento basándose en la contribución fisiológica en tiempo real.
Para averiguarlo, los científicos pidieron a la gente que caminara mientras llevaban puesto un exoesqueleto robótico. Los investigadores hicieron más difícil para los participantes doblar las piernas poniendo resistencia en la rodilla durante la marcha normal, mientras que aliviaron esta resistencia en el caso de otras formas de caminar.
"Pensamos en nuestro experimento como dejar caer a alguien en un mundo nuevo con todas las nuevas reglas --relata Selinger--. Cualquier estrategia para caminar que puedan haber desarrollado en escalas de tiempo de evolución o de desarrollo están ahora obsoletas en este nuevo mundo". Este esquema permitió probar si las personas pueden detectar y optimizar el coste asociado a sus movimientos en tiempo real y resultó que es posible.
EL CUERPO HUMANO Y LOS COSTES ENERGÉTICOS
El experimento reveló que los individuos adaptan su frecuencia de paso para converger en un nuevo consumo energético óptimo muy rápidamente, en cuestión de minutos. Incluso, las personas hacen esto aún cuando el ahorro de energía es muy pequeño: menos del 5 por ciento. Los resultados muestran que los costos energéticos de las actividades del ser humano no son sólo el resultado de sus movimientos, sino que en realidad juegan un papel central en su moldeado.
Los investigadores dicen que ahora planean explorar preguntas acerca de cómo el cuerpo humano mide los costes energéticos asociados a formas particulares de movimiento y también están interesados en saber cómo el cuerpo resuelve lo que es un problema de optimización muy complejo. "Caminar requiere la coordinación de literalmente decenas de miles de unidades motoras de los músculos --dice Donelan-- ¿Cómo descubrimos rápidamente las combinaciones óptimas?".