MADRID, 3 Jul. (EDIZIONES) -
Un embarazo, si todo sale bien, dura nueve meses, aproximadamente 40 semanas, en las que la futura madre se enfrenta a numerosas dudas sobre cómo el feto se desarrolla en el útero. Es un período de gran felicidad para la mayoría de las mujeres pero también de incertidumbre.
Saber qué le ocurre durante cada semana al bebé, cómo se desarrolla o qué estímulos tiene puede ayudar a hacer más placentera la espera. Una espera, que recuerda el director de BC Natal, centro de medicina materno-fetal y neonatal de los hospitales Clínic y Sant Joan de Déu de Barcelona, Eduard Gratacós, no comienza desde la fecha de la última regla, como mucha gente piensa.
En realidad, señala, la gestación dura dos semanas menos de lo que decimos. Se sabe que el embarazo empieza cuando el óvulo es fecundado por el espermatozoide, es decir, cuando se forma el embrión. Y esto sucede pasadas dos semanas desde la última regla, en la tercera semana de embarazo. Sin embargo, se ha mantenido la fecha de la última regla como el día de referencia del inicio de todo.
Entonces, todo parte en esa tercera semana, y gracias al encuentro del óvulo y del espermatozoide, según revela el director de BC Natal en '9 Meses desde dentro' (Paidós), una guía "diferente" del embarazo para descubrir lo que siente el bebé semana a semana y desde el primer momento; "una historia contada desde la propia 'voz' del feto".
"El proceso de desarrollo del feto es muy complicado. En realidad, el feto no siente como nosotros. Cuando abre los ojos ve manchas, cuando empiece a 'escuchar' tendrá unas memorias muy vagas de una voz muy apagada, y también del latido de la madre. Él no sabe dentro ni qué hora es, ni tampoco es consciente de que es un ser separado. Es muy importante que se construya bien, entendiendo que es una etapa de la vida diferente, pero la primera, que en gran parte determinará su futuro", avisa el especialista en medicina fetal en una entrevista con Infosalus.
CÓMO EMPIEZA TODO: EL PRIMER TRIMESTRE
Así, la historia comienza con la fecundación. Momento en el que óvulo y espermatozoide se juntan, dando lugar a una nueva célula. "El óvulo es una célula o gameto femenino pequeño. No mide más de 0,13 milímetros, pero es muy grande si se compara con otras células del cuerpo. El ojo puede ver un óvulo pero no es capaz de ver otras células del cuerpo. El óvulo se libera del ovario entre los días 11 y 17 del ciclo, momento en el que tiene lugar la ovulación", explica.
Por su parte, el espermatozoide tiene una cabeza del tamaño de 5 micras (es 30 veces más pequeña que el óvulo) y es el transportador del material genético. Recorren velocidades en el útero entre 2 a 5 milímetros por minuto, en escala humana sería nada de 80 a 150 kilómetros por hora. Además, durante el orgasmo, el útero se contrae y puede impulsarlos hacia arriba. Los más rápidos llegarán en diez minutos a la trompa de Falopio, donde se produce generalmente la fecundación.
Después, el camino al útero no es muy largo. Tiene que recorrer unos 8 centímetros. "Teniendo en cuenta mi tamaño, eso equivaldría a un kilómetro de distancia que una persona recorrería caminando", precisa.
En torno al quinto o sexto día después de ese viaje el embrión se implanta en el útero materno. Durante el viaje de la trompa hasta el útero ha ido cambiando y transformándose a toda velocidad y, sólo al cabo de unos días, empezará ya a intuirse la salida de los bracitos.
"Como estoy situado muy cerquita de los vasos sanguíneos de mi madre todas las sustancias que produzco pasan a su sangre. A las 24 horas de haberme implantado ya puedo enviar señales al torrente sanguíneo en forma de moléculas. La más importante, la 'HCG', que es una hormona que le envía un mensaje al ovario que dice: 'Estoy aquí, hay un embarazo, necesito que envíes progesterona, la hormona del embarazo'", sostiene, y es que, en condiciones normales, sin embarazo, al final del ciclo femenino, el ovario deja de producir progesterona y esto hace que el endometrio se elimine en la menstruación.
Sobre la quinta semana en la que se produce el primer latido. "Ya mido un milímetro en mi estado de embrión. En términos científicos es el instante en el que yo me consolido y me formo como ser humano de verdad", indica. A partir de la semana 9 empieza a abrir la boca y a hacer movimientos, que primero serán automáticos y más tarde serán reflejos, siempre que reciba un estímulo. Además, a los dos meses y medio ya es capaz de succionar el dedo. Además, "cualquier cosa que le caiga a la mano la coge, cerrando la mano". Así, se coge el pie, o el cordón umbilical, señala Gratacós.
Ya ha empezado a recibir oxígeno y alimentos a través de su madre. En apenas una semana doblará su tamaño, y lo seguirá haciendo de ahora en adelante. En este trimestre progresa a pasos agigantados toda su formación. Entre las semanas 6 y 7 va implantando la placenta que le envuelve. La fabrica el propio embrión con las células más exteriores de la esfera que era cuando tenía sólo unos pocos días de existencia.
En la semana 10 se empiezan a formar las huellas dactilares. El cerebro aún es primitivo, no envía ni recibe todavía señales a ningún lugar pero está fabricando ya miles de neuronas. Ya mueve los músculos. En la semana 11 ya mide algo más de 4 centímetros y pesa 7 gramos. Se empieza a parecer a un bebé. Sus párpados ya han aparecido, pero son transparentes. Todo el cuerpo está cubierto ya de piel, pero es muy fina y aún no tiene las capas que tendrá más adelante. Ahora la mayoría de los órganos son milimétricos. En esta semana también empiezan a salir las uñas de las manos.
SEGUNDO TRIMESTRE: LA MADURACIÓN DE LOS ÓRGANOS
En la semana 12 mide ya entre 5 y 6 centímetros y pesa entre 10 y 14 gramos. Va aumentando entre un 10 y un 15% de tamaño cada semana. Sus genitales externos ya empiezan a mostrar su sexo. En unas tres semanas más ya tendrá unos genitales claramente masculinos o femeninos. En esta semana se realiza la primera ecografía. Poco a poco empezará a hacerse caricias y a meterse el dedo en la boca. También ha empezado a sacar la lengua de vez en cuando. En la semana 15 ya tiene cristalinos en el ojo y sus músculos son cada vez mayores y tienen más potencia. Mueve los dedos de forma separada. A ratos está quieto pero en otros momentos se mueve. La madre podrá notarlos en torno a la semana 20.
Su piel es muy fina pero muy especial. Tiene la capacidad de curar una herida pero sin formar cicatriz. El feto no se hace heridas y no se sabe todavía por qué. También en esta época aparece el lanugo, un vello muy fino, especialmente en el bigote, ¡todos los fetos tienen bigote! En unas cuantas semanas recubrirá todo el cuerpo. Es un aislante ante la ausencia de una capa de grasa.
Los órganos se siguen desarrollando y a partir de la semana 17 la médula ósea empieza a funcionar, a producir las células de la sangre. Aunque es un feto ya tiene glóbulos blancos que le protegerán de infecciones futuras. Para la semana 21 ya ha finalizado la formación del cerebro, aunque más adelante se conectarán los hemisferios. Desde hace semanas ya tiene tacto.
En la semana 20, el ecuador del embarazo, ya mide entre 16 y 17 centímetros y pesa casi 300 gramos, como una lata de refresco. Ya tiene glándulas sudoríparas y en esta semana empieza a hacer un movimiento de bicicleta con las piernas. En torno a esta fecha tiene lugar la ecografía más importante, la que detecta posibles malformaciones congénitas y en la que se verifica el desarrollo de los órganos y las distintas partes del cuerpo.
La semana 24 es muy importante porque se considera ya de viabilidad fetal, si por alguna circunstancia el feto tuviera que abandonar el útero materno, el organismo ya podría vivir fuera. A partir de esta semana empieza a percibir sus primeras sensaciones ya que su corteza cerebral empieza a establecer sus primeras comunicaciones. Ya es capaz, también, de saborear el líquido amniótico. Tiene papilas gustativas y éstas pueden activarse con determinados sabores que le llegan por el citado líquido.
TERCER TRIMESTRE: CRECIMIENTO Y RECTA FINAL
Ha superado las etapas más difíciles, la mayor parte de los órganos se han formado siguiendo los planos más complicados que la naturaleza ha creado. En la semana 26 los párpados ya se han abierto. En la 27 ya puede llegar al kilo de peso. La madre es capaz de percibir si el bebé tiene hipo, por ejemplo. De ahora en adelante la mayor parte de los órganos se dedican a crecer y engordar. Los ojos ya tienen cierta sensibilidad a la luz. En torno a la semana 28 empieza poco a poco a captar sensaciones con su nariz. Ya puede fabricar saliva.
Aunque la duración media de un embarazo son 40 semanas, se considera que la gestación llega a término cuando se cumplen las 37 justas, unos ocho meses y medio. Si el parto se produce antes se considera que el bebé es prematuro. Entonces, ¿cuándo y cómo se decide que es la hora de salir? Gratacós señala que para que llegue el momento del alumbramiento hace falta que tanto la madre como el feto se pongan de acuerdo. Hay una predisposición por parte de la madre, "una especie de reloj biológico", y el feto también le envía señales de que es hora de salir. "Hasta que no hay señales por ambos lados no llega el parto", concluye el experto en medicina fetal.