MADRID, 5 May. (EDIZIONES) -
La Cronopsicología estudia las fluctuaciones en los ritmos psicológicos que sufren las personas a lo largo del día, el mes o el año, todo ello en interacción con sus ritmos biológicos, las condiciones climáticas o sociales, entre otras.
Según explica a Infosalus Juan Francisco Díaz Morales, investigador y profesor de la Facultad de Psicología de la Universidad Complutense de Madrid, la Cronopsicología estudia los ritmos psicológicos de forma paralela a la cronobiología que se centra en los ritmos circadianos de 24 horas como los de vigilia-sueño, temperatura corporal, ritmos con periodos superiores a las 24 horas, como el ciclo menstrual o los cambios estacionales, y también aquellos que tienen una frecuencia más alta y duran menos de 24 horas como la tasa cardíaca o la respiración.
"El ritmo más interesante de 24 horas es el ritmo vigilia-sueño, que es el más estudiado por sus consecuencias sobre la organización diaria de la actividad y que establece diferencias individuales en su interacción con el ciclo luz-oscuridad", comenta Díaz Morales.
Las personas matutinas están más sincronizadas con este ritmo de la luz-oscuridad, se levantan antes y se acuestan antes, están más en sincronía con el patrón geofísico con el que evolucionaron los ritmos orgánicos del ser humano. Las personas vespertinas sin embargo, llevan un retraso con respecto al ciclo luz-oscuridad.
"Lo más interesante en los últimos 10 a 20 años es el estudio de cómo las personas vespertinas se adaptan a sistemas matutinos ya que la actividad social también es matutina. Se estudia cómo lo toleran y cómo se adaptan", comenta el investigador.
UN RELOJ BIOLÓGICO FLEXIBLE
El ojo lleva la luz al núcleo supraquiasmático, cesa la producción de la hormona inductora del sueño, la melatonina, y pone en marcha los procesos orgánicos rítmicos. La influencia de la luz es fundamental para sincronizarnos con el entorno, nuestro reloj biológico se pone en hora con la luz, cuanto más sincronizados estemos con la luz-oscuridad, más sincronizado estará el reloj biológico.
El periodo del reloj biológico situado en el núcleo supraquiasmático del cerebro está en realidad próximo a las 25 horas, lo que nos permite adaptarnos a las variaciones del ciclo luz-oscuridad, según demostraron experimentos ya clásicos en los que se aisló en una gruta a un grupo de personas que sin referencias de luz seguían con sus ritmos biológicos del mismo modo que en el exterior.
"La mayoría de personas no somos ni matutinos ni vespertinos sino que nos adaptamos según las tareas que realizamos y la mayoría de nosotros guarda cierto equilibrio, sólo existen entre un 10% y un 20% de vespertinos y un porcentaje similar de matutinos", apunta Díaz Morales.
Los tratamientos con fototerapia o terapia lumínica se prescriben en afecciones del sueño como el retraso de fase, en el que la persona no puede dormirse hasta altas horas de la madrugada a pesar de que durmió pocas horas la noche anterior porque mantiene una hora temprana de despertar para comenzar la actividad. "La exposición a la luz por la mañana a una intensidad lumínica determinada permite que cada vez nos volvamos más matutinos", comenta el investigador.
CAMBIOS CON LA EDAD Y TRABAJO A TURNOS
El reloj biológico cambia con la edad, los niños pequeños tienden a ser más matutinos; en la adolescencia, a partir de los 12 años, con el cambio hormonal, los chicos y chicas se vuelven más vespertinos y resulta difícil en muchos casos que los adolescentes puedan seguir el ritmo escolar ya que en las horas lectivas de la mañana su atención está mermada por la somnolencia derivada de menos horas de sueño.
Con el paso del tiempo y la incorporación al trabajo nos volvemos de nuevo más matutinos, levantarse antes y recibir más horas de luz ayuda a sincronizar el reloj de nuevo. Hacia los 45 años el reloj interno empieza a fallar y el ciclo luz-oscuridad ejerce una mayor influencia en las personas.
En el ámbito de la Cronopsicología se han realizado estudios en trabajadores a turnos para detectar quién se adapta mejor a estas circunstancias laborales: los resultados muestran que las personas vespertinas los toleran mejor y sufren menos los cambios horarios y desajustes. "Cuando una persona es un tipo matutino o vespertino extremo, cuesta mucho cambiar este rasgo. En general, la heredabilidad de este rasgo es del 50%".
Los estudios realizados entre personas que hacían su actividad laboral y personal de noche mientras que dormían durante las horas de luz mostraron que tras 21 días siguiendo estos horarios se invertía el ritmo de la temperatura corporal y el organismo se adaptaba a esta rutina horaria permanente.
"En la actualidad, es clave identificar cómo adaptarnos a una sociedad matutina sin que eso suponga a las personas vespertinas más problemas de salud y un 'jet-lag' social permanente. Se sabe que en estas personas pueden existir más problemas de depresión y ansiedad, consumen más sustancias estimulantes como alcohol y tabaco y tienen una peor calidad de vida", señala Díaz Morales.
Datos de entre 20 y 30 años sobre enfermedad en el ámbito laboral apuntan al trabajo a turnos como un posible factor a tener en cuenta en la incidencia del cáncer de mama. "Esto supone otra manera de entender la enfermedad como un desajuste de luz-oscuridad que crea problemas de salud", comenta el investigador.
CREATIVIDAD, ADOLESCENCIA Y RELACIONES DE PAREJA
Durante el siglo XX hemos manipulado el ciclo de luz-oscuridad a nuestro antojo, la intensidad lumínica debería ser muy baja hacia las 22.00 horas y, sin embargo, las pantallas de televisión y de los móviles se mantienen encendidas y activas. Esto agrava el problema en los adolescentes a los que de por sí ya les cuesta dormir y que sin embargo, reciben grandes dosis de luz por la noche por el uso de dispositivos móviles a deshora. Esto hace que el rendimiento escolar sea peor en los vespertinos.
También se dice que los vespertinos tienen un estilo cognitivo diferente, que son más creativos, y sus hemisferios derecho e izquierdo están más conectados, son más innovadores, utilizan más esquemas de conocimiento nuevos. Mientras, los matutinos son más ordenados, rigurosos y menos creativos.
La enseñanza en los institutos no apuesta por la creatividad. Si los chicos se han pasado hasta las 2.00 horas con el móvil y se levantan a las 8.30 horas, colocar como primera hora de clase unas Matemáticas exigentes, no es lo más adecuado. En el entorno educativo no encajan por ser más vespertinos, los padres son más matutinos, y esto lleva a que la asincronía entre padres e hijos sea mayor, al igual que puede suceder en las relaciones de pareja, comenta Díaz Morales.
"Al elegir pareja es importante que los dos sean matutinos o vespertinos, sobre todo esto es más importante al inicio de la relación. Esta aplicación de la Cronopsicología a la vida en pareja es uno de los enfoques más novedosos", comenta y añade que cuando ya han pasado décadas en una relación, no existen problemas ya que los ritmos de cada persona tienen a sincronizarse.
En la actualidad el trabajo del investigador se centra en cómo los adolescentes reparten sus actividades a distintas horas del día, las diferencias entre las chicas y los chicos, sus perfiles más matutinos o vespertinos y cómo todo esto incide en cómo regulan su reloj biológico y las posibles repercusiones biológicas, físicas y psicológicas.