MADRID, 6 Abr. (EUROPA PRESS) -
Los datos epidemiológicos indican una explosión de casos de diabetes tipo 2 para mujeres después de la menopausia. ¿Qué es responsable de eso? El papel sorprendentemente protector de los estrógenos, resaltado por el hecho de que una mujer sometida a terapia de reemplazo hormonal tiene hasta un 35 por ciento menos de riesgo de desarrollar diabetes tipo 2 que una mujer sin tratamiento.
Al dilucidar cómo el estrógeno afecta a dos de las hormonas involucradas en la homeostasis de glucosa, glucagón y GLP1, investigadores de la Universidad de Ginebra (UNIGE), Suiza, y de los Hospitales de la Universidad de Ginebra (HUG) han estudiado la importancia de los suplementos de estrógenos desde el comienzo de la menopausia.
Esta investigación, publicada en 'JCI Insight', también muestra que solo uno de los tres receptores de estrógenos parece estar involucrado en este mecanismo, lo que podría proporcionar terapias mucho más específicas con una molécula concreta que evitara los efectos secundarios a veces incómodos cuando se trata a las pacientes con una terapia hormonal demasiado potente.
Los expertos en diabetes saben que las mujeres premenopáusicas tienen menos probabilidades que los hombres de desarrollar diabetes tipo 2. Sin embargo, después de la menopausia, la tendencia se invierte muy claramente, destacando el papel protector de las hormonas sexuales femeninas y especialmente de los estrógenos. Pero, ¿cuál es su efecto específico sobre el metabolismo?, una cuestión que ha respondido el equipo dirigido por Jacques Philippe, especialista en diabetes de la Facultad de Medicina de la UNIGE y jefe del Departamento de Endocrinología, Diabetes, Hipertensión y Nutrición de HUG.
"Varios científicos están trabajando en el efecto de los estrógenos en las células productoras de insulina pancreáticas --explica la primera autora de este trabajo, Sandra Handgraaf, investigadora de la Facultad de Medicina--. Pero su efecto sobre las células productoras de glucagón, otra hormona que regula el azúcar en sangre, nunca se había explorado antes. De hecho, si el páncreas secreta insulina, también secreta glucagón, una hormona con el efecto contrario: la insulina captura el azúcar, mientras que el glucagón lo libera. Por lo tanto, la diabetes se debe a un desequilibrio entre estas dos hormonas que controlan el nivel de azúcar en la sangre".
CÉLULAS PANCREÁTICAS, PERO TAMBIÉN INTESTINALES
La administración de estrógenos a ratones hembra posmenopáusicas llevó a los científicos de Ginebra a hacer una primera observación: identificaron una mayor tolerancia a la glucosa, que se correlaciona con un menor riesgo de diabetes. Sin embargo, si se esperaba el efecto sobre la insulina, el efecto sobre el glucagón, y especialmente sobre GLP1, una hormona intestinal y pancreática que aumenta la producción de insulina, FUE mucho menor.
Estos resultados confirmaron la sensibilidad al estrógeno de las células alfa pancreáticas, que luego secretan menos glucagón hiperglucémico, pero más GLP1. También liberado por el intestino durante la absorción de la comida, esta hormona estimula la secreción de insulina, inhibe la secreción de glucagón e induce la sensación de saciedad. La falta de GLP1 es, por lo tanto, una pieza esencial, y hasta ahora poco conocida, del inicio de la diabetes. El papel desempeñado por GLP1 representa una explicación importante de la protección de las mujeres con respecto al inicio de la diabetes antes de la menopausia.
"Esta primera observación ya era interesante --destaca Sandra Handgraaf--. Pero fuimos un paso más allá: de hecho, el intestino alberga células llamadas células L que son muy similares a las células alfa pancreáticas y cuya función principal es precisamente producir GLP 1. También observamos un fuerte aumento en la producción de GLP1 en las células del intestino, lo que demuestra el papel crucial del intestino en el control del equilibrio de carbohidratos y la influencia de los estrógenos en todo el metabolismo en juego". Estos resultados también se confirmaron en células humanas y muestras de tejido.
Los tratamientos de sustitución hormonal a menudo están sujetos a publicidad negativa, principalmente debido a los riesgos cardiovasculares asociados con ellos. "Es importante recordar que la sustitución hormonal, cuando se toma al comienzo de la menopausia y durante algunos años solamente, no causa ningún riesgo particular de eventos cardiovasculares --subraya Jacques Philippe--. Sin embargo, si el tratamiento hormonal se toma más de 10 años tras la menopausia, el riesgo cardiovascular aumenta efectivamente. En el contexto de la diabetes, un tratamiento estrogénico permite evitar, en todos los casos, la explosión de casos de diabetes en la mujer. Estos tratamientos, bien administrados, realmente pueden agregar valor para la salud de las mujeres".
En su estudio, los investigadores de Ginebra también pudieron analizar los mecanismos celulares implicados: de los tres receptores de estrógenos, solo uno está involucrado principalmente en este efecto protector. Por lo tanto, sería posible desarrollar una molécula que solo active el receptor interesante, con un efecto mucho más específico. "Es posible pensar en un tratamiento que, sin los efectos secundarios de una terapia hormonal demasiado fuerte, también se dirija a los hombres", concluye Sandra Handgraaf.