MADRID, 14 Abr. (EUROPA PRESS) -
En 2014 investigadores del Wexner Medical Center de la Universidad de Ohio y el centro Battelle, ambos en Estados Unidos, desarrollaron un novedoso dispositivo que, ya entonces, permitía por primera vez que un paciente con parálisis en sus extremidades superiores tras una lesión medular pueda mover las manos y los dedos.
Casi dos años después de estos primeros resultados, el paciente, Ian Burkhart, de 24 años, tetrapléjico tras sufrir un accidente mientras buceaba, es capaz de abrir y cerrar la mano con sólo pensar en ello, además ya puede realizar movimientos sofisticados con la mano y los dedos como coger una cuchara, sostener el teléfono pegado a la oreja, tocar unos acordes en su guitarra o deslizar una tarjeta de crédito por una banda magnética.
Después de mucha práctica, Burkhart sólo tiene que pensar en un movimiento para hacer que su brazo y mano se muevan. "Siempre tuve un cierto nivel de esperanza, (...)pero ahora sé, de primera mano, que no va a haber mejoras en la ciencia y la tecnología que va a mejorar mi vida", ha señalado.
La investigación, publicada en 'Nature', recuerda que ha sido gracias al 'hackeo' de su cerebro mediante un sistema, conocido como 'Neurobridge', que hace las veces de médula espinal y permite reconectar el cerebro directamente con los músculos para que el paciente pueda controlar directamente los movimientos de los miembros que se encuentran paralizados.
"Tenemos la esperanza de que esta tecnología se convertirá en un sistema inalámbrico que conecta las señales del cerebro y pensamientos con el mundo exterior para mejorar la función y la calidad de vida de las personas con discapacidad. Uno de nuestros principales objetivos es hacer que esté disponible para ser utilizado por los pacientes en su casa", ha señalado el doctor Ali Rezai, del departamento de Medicina Física y Rehabilitación de Ohio.
En sistema es muy similar a un 'bypass' coronario, pero en lugar de evitar la sangre, en realidad pasa por alto señales eléctricas. La tecnología combina algoritmos que permiten aprender y decodificar la actividad cerebral del usuario y la estimulación muscular en alta definición gracias a una manga artificial que recubre el brazo, para luego reproducir de nuevo los impulsos neuronales del cerebro y transmitirlos a través de nuevas señales directamente hacia la extremidad paralizada. Se trata de establecer una especie de puente que sortea la lesión medular, de ahí su nombre (bridge significa puente en inglés).
Ian es el primero en probar este dispositivo pero el equipo médico ya tiene cuatro posibles pacientes más en estudio clínico, de los que uno de ellos se ha identificado como posible candidato para un nuevo estudio que podría comenzar en el verano.
VARIOS AÑOS DE INVESTIGACIÓN
La tecnología ha visto la luz tras un largo periodo de fabricación, ya que los investigadores han tardado casi una década en desarrollar los algoritmos, el 'software' y la manga estimuladora.
El paciente se sometió en abril de 2014 a una intervención quirúrgica para que se le implantara un pequeño 'chip' en la región cerebral que controla el brazo y los movimientos de la mano, para interpretar las señales neuronales y enviarlas a un ordenador, que luego las recodifica y las envía a la manga encargada de estimuular la extremidad y lograr los movimientos deseados.
"Esto permite que en apenas una décima de segundo los pensamientos de Burkhart se traduzcan en movimientos", destacan. El objetivo de los investigadores es que esta herramienta pueda ayudar en el futuro a los pacientes afectados por diferentes lesiones cerebrales y medulares, como los que han sufrido un ictus o un traumatismo craneoencefálico.
El equipo de Battelle ha estado trabajando en esta tecnología desde hace más de una década. Para desarrollar los algoritmos, software y el sistema de estimulación, primero tienen que registrar impulsos neuronales a partir de una matriz de electrodos implantados en el cerebro de una persona paralizada. Utilizaron que los datos registrados para ilustrar el efecto del dispositivo en el paciente y demostrar el concepto.
Durante una cirugía de tres horas en abril de 2014, el doctor Rezai implantó un chip más pequeña que un guisante en la corteza motora del cerebro de Ian. Los equipos del Estado de Ohio y Battelle trabajaron juntos para averiguar la secuencia correcta de los electrodos para estimular a Ian y que pudiera mover sus dedos y la mano.
El equipo está de acuerdo en que esta tecnología ofrece la promesa de ayudar a los pacientes afectados por diversas lesiones cerebrales y de la médula espinal, tales como los accidentes cerebrovasculares y lesiones cerebrales traumáticas a ser más independientes y funcionales.