MADRID, 13 May. (EUROPA PRESS) -
La inflamación celular es la causante de la obesidad, de las enfermedades como la diabetes y del envejecimiento prematuro, pues cuando se reduce esa inflamación se estabilizan los niveles de glucosa en sangre, se elimina el exceso de grasa corporal, y se mejora la energía física y la agudeza mental, según ha explicado el presidente de la Inflammation Research Foundation e investigador del Instituto Tecnológico de Massachusetts y de la facultad de Medicina de Boston, Barry Sears, con motivo de la presentación de su nuevo libro 'La zona mediterránea'.
Se estima que un porcentaje muy elevado de individuos obesos padecen inflamación celular silenciosa, con lo cual se puede establecer una cifra superior al 20 por ciento de la población general, según el especialista en Bioquímica Clínica y consultor senior del Servicio de Bioquímica y Genética del Hospital Clínic de Barcelona, el doctor Joan Clària, que ha añadido que "ningún alimento produce inflamación de forma directa ni es perjudicial por sí mismo consumido con moderación".
POLIFENOLES Y DIETA MEDITERRÁNEA
"El libro proporciona las claves para reducir la inflamación en cada célula de nuestro cuerpo. Esto retrasará el proceso de envejecimiento y disminuirá la probabilidad de padecer enfermedades crónicas como la diabetes, afecciones cardíacas y otras patologías todas con el mismo origen: la inflamación inducida por la dieta", ha asegurado el doctor Sears.
'La Zona Mediterránea' destaca el papel antioxidante y antiinflamatorio de los polifenoles, que son las sustancias químicas que dan color a frutas y verduras, y que pueden activar el gen anti-envejecimiento (SIRT-1), ralentizando así el proceso de envejecimiento y siendo, por tanto, la mejor medicina para combatir la obesidad, las enfermedades crónicas y la inflamación del cerebro.
Por otro lado, los polifenoles, están presentes principalmente en las frutas, las verduras, el café, el aceite de oliva, el chocolate o el vino tinto, y son fundamentales para mantener un equilibrio óptimo a nivel intestinal, reducir el estrés oxidativo y conseguir una mayor longevidad. No obstante, el poder de los polifenoles se encuentra no sólo en la cantidad que se consume, sino en la que absorbe el cuerppo, y sólo en dosis altas actúan como antioxidantes y antiinflamatorios, ayudando a alargar la vida significativamente.
En lo que respecta a los ácidos grasos omega-6, estos son necesarios para combatir a los microbios y curar las heridas, pero cuando se consumen en exceso, generan un aumento de mediadores proinflamatorios, pues proceden de aceites vegetales como el aceite de maíz, soja, cártamo, girasol y otros. Además, cualquier alimento procesado, como los fritos o la bollería, es rico en ácidos grasos omega-6.
RECOMENDACIONES PARA EVITAR LA INFLAMACIÓN CELULAR
En el libro del doctor Sears, 'La Zona Mediterránea', se dan una serie de recomendaciones para evitar que las células se inflamen y produzcan obesidad, enfermedades como la diabetes o el envejecimiento prematuro. Uno de estos consejos pasa por que un tercio del plato debe llenarse con proteína baja en grasa, como pollo o pescado, o proteína vegetal, como tofu firme o sustitutos cárnicos de soja.
"Sólo debes asegurarte de que la ración que te pones no supere ni la longitud ni el grosor de tu mano. Esto supone unos 100 gramos de proteína baja en grasa para una mujer tipo y unos 150 gramos para un hombre tipo", ha explicado el doctor Sears.
Por otro lado, es importante llenar el resto del plato con hidratos de carbono de colores, bajos en carga glucémica, como verdura y frutas, pues los colores vivos indican que son ricos en polifenoles, que ayudan a controlar la inflamación inducida por la dieta. Además, las verduras sin almidón como el brócoli, los pimientos, las cebollas o los espárragos son las mejores fuentes de hidratos de carbono, ya que tienen una carga glucémica muy baja.
Respecto a las frutas y a los cereales integrales, estos tienen una carga glucémica más alta. De hecho, los hidratos de carbono blancos como el pan, la pasta, el arroz y las patatas deben reducirse y comerse de forma esporádica por su excesiva carga glucémica y carencia de polifenoles.
Por último, es importante añadir un poco de grasa, una cucharada sopera, que sea baja en ácidos grasos omega-6 y en grasas saturadas. En España, sin duda, la mejor opción es el aceite de oliva virgen extra.