MADRID, 2 Nov. (EUROPA PRESS) -
Las personas que utilizan la bicicleta con regularidad, ya sea por placer o como una manera de trasladarse, parecen tener un menor riesgo de enfermedad cardiovascular, según dos estudios distintos publicados simultáneamente en la revista 'Circulation' y 'Journal of the American Heart Association'.
Aunque ya se sabe que montar en bici de forma regular como parte de una rutina de entrenamiento formal protege contra las enfermedades cardiovasculares, se sabe poco sobre los efectos del ciclismo habitual realizado por placer o como una forma de viajar.
En conjunto, los resultados de los estudios recientemente publicados sugieren que el ocio y montar en bici como forma de ocio o para desplazarse al trabajo puede ser una importante estrategia de salud pública en los esfuerzos a gran escala por reducir el riesgo cardiovascular.
En el estudio de 'Circulation', 45.000 adultos daneses (de 50 a 65 años) que montaban en bicicleta con regularidad como modo de pasar el tiempo libre o para desplazarse al lugar de trabajo tenían entre 11 por ciento y 18 por ciento menos de ataques al corazón durante un seguimiento de 20 años (1993-2013).
El análisis mostró que tan sólo montar en bici media hora a la semana proporciona cierta protección contra la enfermedad de la arteria coronaria. Además, las personas que realizaron ciclismo durante los primeros cinco años que los autores los siguieron presentaban un 25 por ciento menos de riesgo de desarrollar enfermedades del corazón en comparación con los que no montaron en bici en el periodo subsiguiente de 15 años.
Los investigadores advierten que sus resultados no prueban definitivamente que montar en bicicleta como forma de ocio o para ir y volver al trabajo pueda prevenir ataques al corazón. Sin embargo, señalan que el número menor de eventos cardiovasculares observados entre los que montaron en bici sobre una base regular es un fuerte indicador de que esa actividad puede mejorar la salud cardiovascular.
UNA MANERA FÁCIL DE HACER EJERCICIO
"Encontrar tiempo para hacer ejercicio puede ser un reto para muchas personas, por lo que los médicos que trabajan en el campo de la prevención del riesgo cardiovascular deberían considerar la promoción de la bicicleta como medio de transporte", afirma uno de los autores del estudio, Anders Grntved, profesor asociado de Epidemiología de la Actividad Física en la Universidad del Sur de Dinamarca.
Los investigadores también evaluaron los hábitos de ejercicio general de los participantes, los niveles de actividad y la frecuencia con la que montaban en bicicleta, junto con factores de riesgo de enfermedades del corazón, como la presión arterial, el peso, el colesterol, el tabaquismo, la dieta y el consumo de alcohol. Pidieron a los participantes que proporcionaran información sobre los hábitos de montar en bici al inicio del estudio y una vez más a los cinco años.
En total, hubo 2.892 ataques al corazón durante los 20 años de seguimiento. Los investigadores estiman que más de un 7 por ciento de todos los ataques al corazón podría haberse evitado mediante la adopción de la práctica de montar en bicicleta y mantenerla con una base regular.
"Como el uso recreativo y como medio de transporte de la bicicleta es una manera fácil de hacer que la actividad física forme parte de la rutina de uno de en una forma no estructurada e informal, según los resultados, las autoridades de salud pública, los gobiernos y los empresarios deben considerar iniciativas que promuevan montar en bici como una forma de apoyar los esfuerzos de prevención de la enfermedad cardiovascular a gran escala", afirma Kim Blond, autor principal y asistente de investigación en la Universidad del Sur de Dinamarca.
El 'Journal of the American Heart Association' reveló que los adultos suecos de mediana edad y de edad avanzada que iban en bicicleta al trabajo eran menos propensos que los no ciclistas a ser obesos, tener el colesterol alto, presión arterial alta o pre-diabetes, todos ellos conductores críticos de riesgo cardiovascular.
Los investigadores dieron seguimiento a más de 20.000 personas que estaban en la edad de los 40 años, los 50 y los 60 durante más de diez años y evaluaron sus hábitos de desplazamiento, el peso, los niveles de colesterol, la glucosa en sangre y la presión arterial.
Al inicio del estudio, los viajeros activos (los que iban en bicicleta al trabajo) eran un 15 por ciento menos propensos a ser obesos, registraban un 13 por ciento menos de probabilidades de tener presión arterial alta, eran un 15 por ciento menos propensos a poseer colesterol alto y tenían un 12 por ciento menos probabilidades de tener pre-diabetes o diabetes en comparación con los viajeros pasivos (los que empleaban el transporte público o iban en coche a trabajar).
Durante un examen de seguimiento diez años más tarde, la parte de los participantes del análisis que se desplazaron de manera pasiva que cambiaron al transporte activo también tenían un mejor perfil de riesgo: eran menos propensos a la obesidad, la diabetes, la hipertensión o el colesterol elevado en comparación con los no-ciclistas.
MENOS OBESIDAD, COLESTEROL, HIPERTENSIÓN Y DIABETES
Colectivamente, en los diez años de seguimiento, los que se mantuvieron en la bicicleta o escogieron el desplazamiento en bici en algún momento presentaban un riesgo un 39 por ciento menor de obesidad, un 11 por ciento menos de riesgo de presión arterial alta, un 20 por ciento menos de riesgo de colesterol alto y un 18 por ciento menos de riesgo de diabetes.
"Hemos encontrado que el transporte activo, que tiene las ventajas adicionales de ser eficiente en el tiempo, más barato y respetuoso con el medio ambiente, también es muy bueno para su salud", afirma el autor principal del estudio, Paul Franks, profesor en el Departamento de Ciencias Clínicas en Universidad de Lund, en Suecia, y profesor invitado en la Universidad de Umea, en Suecia.
"Las múltiples ventajas del transporte activo sobre el ejercicio estructurado pueden ayudar a los médicos a transmitir un mensaje que muchos pacientes acojan con mayor facilidad que el consejo de que se apunten a un gimnasio, salgan a correr o se unan a un equipo deportivo", añade.
Los investigadores observaron que no había cantidad mínima de tiempo o distancia requerida para reducir su riesgo. Debido a que el estudio fue observacional, es difícil establecer una relación de causa y efecto entre la mejora de la salud cardiovascular y el transporte en bicicleta, pero los resultados indican un fuerte efecto cardioprotector de esta práctica.
Basándose en sus hallazgos, los investigadores también estiman que el mantenimiento de los hábitos de montar en bici como ocio o para desplazarse puede haber impedido el 24 por ciento de los casos de obesidad, un 6 por ciento de los diagnósticos de hipertensión, un 13 por ciento de los diagnósticos de colesterol alto y un 11 por ciento de los casos de diabetes.
"La buena noticia es que nunca es demasiado tarde para beneficiarse de un estilo de vida activo", afirma Franks. "Las personas que cambiaron de vida pasiva a activa vieron cambios considerables beneficios en su salud cardiovascular", concluye.