MADRID, 22 Ago. (EUROPA PRESS) -
Un estudio realizado por investigadores de la Universidad Federal de Sao Paulo (Brasil) ha mostrado que la natación es igual de eficaz que caminar para aliviar el dolor y mejorar la calidad de vida de los pacientes con fibromialgia.
Se trata de una enfermedad crónica afecta al 3 por ciento de la población general, especialmente a las mujeres y cuyos síntomas se caracterizan por dolor corporal, cansancio, alteraciones del sueño y síntomas neurosensitivos como hormigueos y calambres, así como alteraciones en el estado de ánimo derivadas de las dificultades generadas por la enfermedad.
"El ejercicio físico es un componente esencial de cualquier tratamiento para esta enfermedad y, de hecho, numerosos estudios han demostrado que el ejercicio aeróbico ofrece los mayores beneficios. No obstante, a no todo el mundo le gusta o es capaz de hacer este tipo de actividad física, por lo que hemos querido explorar nuevas opciones", ha aseverado el profesor de Reumatología, Jamil Natour.
De hecho, en un artículo publicado en 2003, el equipo de Natour mostró que caminar era la mejor opción porque no sólo reducía el dolor, sino que también mejoraba la depresión y otros aspectos emocionales que padecen los pacientes con fibromialgia. Además, en otra investigación realizada en 2006 se puso de manifiesto que la natación en aguas profundas era también una buena opción para tratar esta patología.
MEJORA LA SALUD MENTAL
Con el fin de corroborar los datos obtenidos en la última investigación, los científicos analizaron durante doce semanas a 75 mujeres sedentarias de entre 18 y 60 años que padecían fibromialgia. Todas ellas fueron divididas en dos grupos: 39 practicaron tres días a la semana natación estilo libre mientras que otras 36 caminaron al aire libre.
Antes y después del entrenamiento, los investigadores analizaron la intensidad del dolor que experimentaban las participantes en una escala de 0 (sin dolor) a 10 (dolor insoportable), comprobando que la media del grupo que estuvo caminando se situaba en 3,6, mientras que la de la natación en el 3,1.
"Un descenso de al menos 2 punto en la escala de dolor se considera clínicamente significativo", han asegurado los expertos, para informar de que la mejora de la calidad de vida fue prácticamente similar en ambos grupos, pero las relaciones sociales mejoraron más en el grupo de la natación que en el que estuvo caminando, al igual que la salud mental.