MADRID, 1 Jul. (EUROPA PRESS) -
El páncreas artificial --un dispositivo que controla la glucosa en sangre en pacientes con diabetes tipo 1 y luego ajusta automáticamente los niveles de insulina que entran en el cuerpo-- es probable que esté disponible para el año 2018, según concluyen los autores de un artículo publicado en 'Diabetologia', la revista de la Asociación Europa para el Estudio de la Diabetes.
Cuestiones tales como la velocidad de funcionamiento de las formas de insulina utilizada, la fiabilidad, la conveniencia y la precisión de la monitorización de la glucosa, además de la seguridad cibernética para proteger los dispositivos de la piratería, son algunos de los temas que se están abordando.
La tecnología actual permite que las bombas de insulina administren insulina a los diabéticos después de tomar una lectura o lecturas de los índices de glucosa, pero estos dos componentes están separados. Es la unión de las dos partes en un bucle cerrado la que forma un páncreas artificial, explican los autores Romano Hovorka y Hood Thabit, de la Universidad de Cambridge, Reino Unido.
"En los ensayos hasta la fecha, los usuarios han estado contentos sobre cómo el uso de un páncreas artificial les da tiempo libre o unas 'vacaciones' en el manejo de la diabetes, ya que el sistema gestiona su azúcar en la sangre con eficacia sin la necesidad de una vigilancia constante por parte del usuario", dicen.
Una parte de la necesidad clínica del páncreas artificial es la variabilidad de los requerimientos de insulina entre y dentro de las personas: en un día una persona podría utilizar una tercera parte de sus necesidades normales y en otra tres veces lo que normalmente necesitaría. Estas variaciones dependen de la persona, su dieta, su actividad física y otros factores.
La combinación de todos estos factores en conjunto representa una carga para las personas con diabetes tipo 1 que deben supervisar constantemente sus niveles de glucosa para asegurarse de que no tienen un exceso de azúcar en la sangre (hiperglucemia) o más comúnmente, demasiado poco (hipoglucemiante). Ambas complicaciones puede causar daño significativo a los vasos sanguíneos y las terminaciones nerviosas, con probables complicaciones como problemas cardiovasculares.
SIN CIRUGÍA MAYOR NI FÁRMACOS INMUNOSUPRESORES
Hay alternativas al páncreas artificial, con mejoras en la tecnología en el trasplante de páncreas y también los trasplantes de sólo las células beta del páncreas que producen insulina. Sin embargo, los receptores de trasplantes requieren medicamentos para suprimir su sistema inmunitario al igual que en otros trasplantes de órganos.
En el caso de todo el trasplante de páncreas, se requiere una cirugía mayor; y en el trasplante de células de los islotes beta, el sistema inmunológico del cuerpo todavía puede atacar las células trasplantadas y matar una gran proporción de ellas (80 por ciento en algunos casos). El páncreas artificial evita la necesidad de cirugía mayor y los fármacos inmunosupresores.
Los investigadores en todo el mundo siguen trabajando en una serie de desafíos a los que hacer frente en las tecnologías del páncreas artificial. Uno de ellos es que, incluso análogos de la insulina de acción rápida no alcanzan sus niveles máximos en el torrente sanguíneo hasta 0,5 a 2 horas después de la inyección, con efectos duraderos de entre tres y cinco horas, por lo que puede no ser lo suficientemente rápido para el control efectivo en, por ejemplo, condiciones de ejercicio vigoroso. El uso del análogo aún más rápido 'insulina aspart' puede eliminar parte de este problema, como el empleo de otras formas de insulina, como la inhalada.
La investigación también continúa mejorando el software en sistemas de circuito cerrado para que sea lo más preciso posible a la hora de gestionar el azúcar en la sangre. Además, se han completado una serie de estudios clínicos usando el páncreas artificial en sus diversas formas, en diversos ámbitos, como campamentos de diabetes para los niños y su uso en casa durante la vida real. Muchos de estos ensayos han mostrado que es igual de bueno o mejor en el control de la glucosa que las tecnologías existentes y hay otras pruebas en curso.
El tiempo real en el que se dispondrá de los páncreas artificial, al igual que otros dispositivos médicos, depende también de las aprobaciones de las agencias reguladoras, como la agencia norteamericana del medicamento (FDA, por sus siglas en inglés), que actualmente está revisando un páncreas artificial propuesto con la aprobación posiblemente no antes de 2017.
Un estudio reciente realizado por el Instituto Nacional de Investigación en Salud (NIHR, por sus siglas en inglés) de Reino Unido informó que se puede esperar que los sistemas de circuito cerrado automatizados estén en el mercado (europeo) a finales de 2018. Los autores señalan: "Esta línea de tiempo en gran medida dependerá de las aprobaciones regulatorias y la garantía de que las infraestructuras y el apoyo están en su lugar para que los profesionales de la salud lo empleen en la atención clínica. Se necesitará educación estructurada para continuar aumentar su eficacia y seguridad ".
Los autores señalan también que la investigación puede incluir averiguar qué subpoblaciones pueden beneficiarse de usar un páncreas artificial. "Se están realizando investigaciones para evaluar estos sistemas de circuito cerrado en los muy jóvenes, en las mujeres embarazadas con diabetes tipo 1 y en el hospital en los pacientes que están sufriendo episodios de hiperglucemia", subrayan.