MADRID, 18 Mar. (EUROPA PRESS) -
Científicos de la Universidad de Michigan en Ann Arbour (Estados Unidos) han analizado cómo las redes cerebrales se fragmentan cuando un individuo se queda inconsciente, por ejemplo por los efectos de la anestesia durante una operación, con el objetivo de evaluar el impacto que puede tener en algunas de sus tareas como el procesado de información.
En los tres estudios, publicados en las revistas 'Journal of Neuroscience', 'Frontiers in Human Neuroscience' y 'Trends in Neurosciences' los investigadores querían ver no solo cómo se fragmentan las redes cerebrales sino también evaluar nuevos métodos para medir mejor lo que está sucediendo.
"Llevamos trabajando una década para entender de una manera más precisa cómo los aspectos espaciales y temporales de la función cerebral se descomponen durante la inconsciencia, cómo podemos medir esa ruptura y las implicaciones que puede tener", ha destacado UnCheol Lee, director asociado del Center for Consciousness Science y uno de los autores de la investigación.
La base de las tres investigaciones fue una hipótesis de otro de los investigadores, George Mashour, que sugería que "la anestesia no funciona desconectando el cerebro 'per se', sino más bien aislando procesos en determinadas áreas".
Por un lado, en un estudio analizaron diferentes áreas del cerebro de pacientes sometidos a sedación, una anestesia general y en estado vegetativo, para ver cómo diferentes regiones del cerebro que a menudo están interconectadas "se desincronizan durante la inconsciencia".
De este modo, vieron que en las primeras etapas de la sedación el tiempo que tarda en procesarse la información es mucho más largo y hay determinadas áreas del cerebro que se conectan más estrechamente entre sí, lo que da lugar "una mayor dificultad para conectarse en el caso de áreas más distantes".
En otro trabajo, los investigadores analizaron cómo el cerebro integra la información y cómo se puede medir en la vida real, para lo que utilizaron una tarea compleja que fue dividida para que fuera más manejable.
"Demostramos que, a medida que el cerebro se vuelve más modular y tiene más conversaciones locales, el tamaño de la integración de la información comienza a disminuir. Básicamente, observamos cómo se estaba produciendo la fragmentación de la red cerebral, lo que explica por qué perdemos la conciencia".
Finalmente, en su última investigación analizaron la inconsciencia en tres condiciones diferentes: fisiológica, farmacológica y patológica. "Descubrimos que, durante la inconsciencia, la conectividad se interrumpe en el cerebro y se crea un entorno que es inhóspito para el tipo de transferencia de información eficiente que se requiere durante la conciencia".
PERMITIRÁ EVALUAR SI ALGUIEN ESTÁ REALMENTE INCONSCIENTE
Todos estos trabajos puede tener implicaciones en beneficio de los pacientes en el futuro ya que, por ejemplo, ha explicado Anthony Hudetz, otro de los investigadores, se está buscando una mejor manera de cuantificar el potencial de la anestesia en el quirófano o evaluar la conciencia en alguien que ha sufrido un accidente cerebrovascular o tiene daño cerebral".
"En ocasiones podemos suponer que un paciente está totalmente inconsciente por su comportamiento pero, pese a ello, puede persistir cierto nivel de conciencia pese a la falta de respuesta", ha explicado.
"Queremos entender mejor la interrupción de la comunicación que tiene lugar en el cerebro durante la inconsciencia, de modo que podamos enfocar o controlar estos circuitos con precisión para lograr una anestesia más segura y restaurar estos circuitos para mejorar los resultados del coma", dice Mashour.