MADRID, 8 Ago. (EDIZIONES) -
Con la llegada del calor lo que más nos puede apetecer es poder disfrutar del sol de la playa, del agua y del fresquito que nos ofrece. No obstante, si tenemos un bebé pequeño, especialmente un recién nacido menor de 6 meses, no está aconsejado llevarle a la playa. ¿Por qué?
En una entrevista con Infosalus, la jefa de Pediatría del Hospital Povisa de Vigo, María José Domínguez, así lo desaconseja dado que, según argumenta, en general los recién nacidos tienen un sistema termorregulador inmaduro, es decir, su capacidad para controlar su propia temperatura corporal, frente a las variaciones de la temperatura ambiente, no está totalmente desarrollado.
Así, la especialista señala que el enfriamiento puede determinar una pérdida de calor excesiva a través de la piel y del cuero cabelludo. Por el contrario, advierte de que el exceso de calor puede llevar a situaciones de hipertermia (aumento de la temperatura corporal) en las que se ve al bebé con la piel más enrojecida, debido a que los vasos sanguíneos se dilatan para perder calor. Además, tiene una respiración más rápida, está irritado y, habitualmente suele haber sudoración sobre todo en el cuello.
"Si a eso añadimos que su piel es fina y sensible porque en el momento del nacimiento la piel tampoco ha completado totalmente su desarrollo y la concentración de melanina es menor en esta etapa, es evidente que debemos evitar a toda costa la exposición al sol", agrega. Por ello, afirma que "los niños menores de 6 meses no deberían ir a la playa, salvo un paseo a las 10-11 de la mañana o a última hora de la tarde antes de cenar".
La doctora Domínguez sugiere a su vez que los recién nacidos deberían mantenerse en un ambiente con una temperatura estable entre los 22 y los 24 ºC. "Debemos evitar sacarlos a la calle a las horas que hace más calor, y por supuesto evitar la exposición directa al sol mediante capotas, sombrillas, sombreros y ropa adecuados", añade.
Es más, sostiene que los niños alimentados con lactancia materna solicitarán mamar con más frecuencia, de manera que el aporte líquido extra se hará a través de la misma leche materna; no hará falta darles agua. En el caso de los niños de lactancia artificial dice que sí se les puede ofrecer agua si hace mucho calor, entre las tomas. Siempre en pequeñas cantidades y con frecuencia. No obstante, a partir de los 6 meses y con la introducción de la alimentación complementaria, sí se les debería ofrecer a todos los niños agua de forma habitual, sean de lactancia materna o artificial.
"Ya hemos hablado de mantener al niño en un ambiente con temperatura estable, evitando salir durante las horas centrales del día en las que hace más calor; por lo tanto, en verano saldríamos por la mañana hasta las 11-12 horas o a última hora de la tarde, una vez que la radiación es menos intensa y el calor también ha descendido", sostiene la jefa de Pediatría del Hospital Povisa de Vigo.
En su opinión, es fundamental en el recién nacido evitar siempre la exposición directa al sol mediante capotas, sombrillas, sombreros y ropa adecuada. Dice que se debe tener en cuenta que durante este periodo y hasta los 6 meses no se recomienda aplicar ningún fotoprotector de manera regular, además de que se desaconseja la exposición al sol. "Por lo tanto, no deben ir la playa los menores de 6 meses. A partir de los 6 meses, se aconseja utilizar fotoprotectores infantiles con alta protección, resistentes al agua y que deberán reaplicarse cada 2 horas", agrega.
EVITAR GOLPES DE CALOR
Desde la Asociación Española de Pediatría (AEP) advierten en este sentido que los niños, sobre todo los bebés por debajo de un año de vida, son los grupos más sensibles a sufrir daños provocados por los golpes de calor. "Los golpes de calor pueden provocar síntomas como sensación de mareo, náuseas, vómitos, dolor de cabeza, debilidad, confusión, sueño o convulsiones y, si no se detectan a tiempo, consecuencias mucho más graves como fallos multiorgánicos", alertan.
Por ello, recomiendan ofrecer continuamente líquidos a los más pequeños, no practicar ejercicio en las horas de máximo calor, evitar la sobreexposición solar y bañarlos con frecuencia son algunas medidas recomendadas.
Asimismo, advierten sobre la importancia de no dejar nunca a los niños sin supervisión de un adulto en el interior de un vehículo, y planificar los horarios y duración de los viajes teniendo en cuenta sus necesidades.
Según insisten, las cremas de protección solar deben aplicarse 30 minutos antes de la exposición al sol, y renovarse cada dos o tres horas. Las lociones de protección infantil deben tener como mínimo factor 30, preferiblemente 50.