MADRID, 21 Jun. (EUROPA PRESS) -
En España se diagnostican 3.500 nuevos casos de tumores cerebrales y, en el caso de la metástasis cerebral, la cifra aumenta a los 14.000 casos. En el caso de los tumores cerebrales, se desconocen las causas que pueden originarlos, aunque se valoran en su desarrollo los factores genéticos, ambientales, virus, radiaciones y traumatismos.
¿Qué factores aumentan el riesgo de estos tumores? Con el objetivo de responder a estas preguntas, investigadores del Instituto de Salud Infantil de University College de Londres (Reino Unido) y del Instituto de Medicina Ambiental del Instituto Karolinska, Estocolmo, Suecia, han analizado hasta que punto la situación socioeconómica y el nivel educativo podría estar vinculado al riesgo de tumor cerebral.
Según el estudio, publicado en 'Journal of Epidemiology & Community Health', un título universitario está vinculado a mayor riesgo de desarrollar un tumor cerebral, según sugiere un gran estudio observacional. En particular, los gliomas fueron más comunes entre las personas que habían estudiado en la universidad durante al menos tres años que en los que no cursaron educación superior, según los datos.
Los investigadores basan sus conclusiones en más de 4,3 millones de suecos, todos los cuales habían nacido entre 1911 y 1961 y vivían en Suecia en 1991. Los participantes fueron controlados entre 1993 y 2010 para ver si desarrollaban un tumor cerebral primario y se obtuvo información sobre ellos acerca del nivel de estudios, la renta disponible, el estado civil, la ocupación y se obtuvo de datos del seguro nacional, el mercado de trabajo y el censo nacional.
Durante el periodo de seguimiento, 1,1 millones de personas murieron y más de 48.000 emigraron, pero 5.735 de hombres y 7.101 mujeres desarrollaron un tumor cerebral. Los hombres con educación universitaria, de al menos tres años, tuvieron un 19 por ciento más de probabilidades de desarrollar un glioma --un tipo de tumor canceroso que surge en las células gliales que rodean y apoyan las neuronas en el cerebro-- que los hombres cuyo nivel de formación no fue más allá del periodo de escolarización obligatoria (9 años).
Entre las mujeres, la magnitud del riesgo fue de un 23 por ciento más alto para el glioma y un 16 por ciento más alto para el meningioma, un tipo de tumor cerebral en su mayoría no canceroso que surge en las capas de tejido (meninges) que rodean y protegen el cerebro y la médula espinal- que en las mujeres que no asistieron a la educación superior.
PEQUEÑA INFLUENCIA DE ALGUNOS FACTORES
Tener en cuenta los factores potencialmente influyentes, como el estado civil y el ingreso disponible, sólo afectó marginalmente al tamaño del riesgo y sólo entre los hombres. Los altos niveles de renta se relacionaron con un mayor riesgo de glioma del 14 por ciento entre los hombres, pero no tenían ninguna vinculación con el riesgo de meningioma o neuroma acústico --un tipo de tumor cerebral no canceroso que crece en el nervio usado para la audición y el equilibrio.
La renta disponible tampoco estaba asociada con un mayor riesgo de cualquier tipo de tumor cerebral en las mujeres, pero la ocupación pareció influir en el riesgo para los hombres y las mujeres. En comparación con los hombres en trabajos manuales, los roles profesionales y de gestión (trabajos no manuales intermedios y altos) se asociaron con un 20 por ciento mayor de riesgo de glioma y un aumento del riesgo del 50 por ciento de neuroma acústico.
El riesgo de glioma también fue un 26 por ciento más alto entre las mujeres en roles profesionales y de gestión que en las mujeres en papeles manuales, mientras que el riesgo de meningioma fue un 14 por ciento mayor.
Los hombres solteros parecía tener un riesgo significativamente menor de glioma que los hombres casados o en pareja, pero, por el contrario, presentaan un mayor riesgo de meningioma. Ninguna de estas asociaciones fueron evidentes entre las mujeres.
Además de que se trata de un estudio observacional del que no se pueden sacar conclusiones acerca de la causa y el efecto, los investigadores señalan que no fueron capaces de recoger información sobre los factores de estilo de vida potencialmente influyentes. Sin embargo, subrayan que sus hallazgos fueron consistentes y señalan los puntos fuertes de la utilización de los datos de población.