MADRID, 19 Jul. (EUROPA PRESS) -
Científicos del Instituto Victor Chang de Sidney y del Instituto Garvan de Investigación Médica (Australia) han descubierto que la obesidad y el consiguiente riesgo de enfermedad metabólica puede transmitirse de generación en generación, incluso de abuelos a nietos, según un estudio en ratones cuyos resultados publica la revista 'Molecular Metabolism'.
La principal autora de este trabajo, Catherine Suter, cree que dicho hallazgo puede tener repercusiones inmediatas para la salud pública ya que "hasta ahora la salud de los bebés se ha considerado una responsabilidad de la madre desde que se queda embarazada y se le ha prestado menos atención a si la salud de su progenitor también puede ser relevante".
"Y ahora vemos en ratones que la nutrición y la salud metabólica de los padres pueden influir en sus hijos e incluso en sus nietos", ha reconocido.
En su análisis evaluaron el impacto de la obesidad de ratones adultos en tres generaciones posteriores. Al principio la descendencia mostraba una buena salud metabólica pero, cuando seguían una 'dieta basura' basada en un elevado consumo de grasas y azúcares, todos los hijos reaccionaron de forma espectacular y pocas semanas después desarrollaron una enfermedad del hígado graso y síntomas prediabéticos, como aumento de la glucosa e insulina en el torrente sanguíneo.
Y los investigadores se sorprendieron al encontrar que los nietos de los ratones obesos también estaban predispuestos a desarrollar trastornos metabólicos al igual que sus padres. Además, esta predisposición se transmitió incluso aunque los padres comieran bien o presentaran un buen perfil metabólico en el momento de la concepción.
"Nos sorprendimos cuando vimos los resultados, ya que los nietos tienen un riesgo significativo de enfermedad metabólica si seguían una dieta basada en 'comida basura', incluso aunque el padre siguiera una alimentación saludable. Los efectos son dramáticos aunque coman mal sólo durante poco tiempo, y todo porque sus abuelos eran obesos", ha lamentado Suter.
EL DAÑO ES REVERSIBLE, PARA LOS BISNIETOS
No obstante, los autores también observaron que en el caso de los bisnietos la salud metabólica mejoraba significativamente, y la respuesta negativa exagerada a una dieta de 'comida basura' estaba casi ausente. "Esta predisposición no es genética, sino que se adquirió. Eso significa que el daño se puede deshacer y, en última instancia, es reversible", ha explicado.
Los autores admiten que todavía no tienen claro cómo sucede esta programación multigeneracional, pero la clave podía estar en el esperma de los ratones.
"Estamos trabajando para entender cómo los cambios en las moléculas de ARN del esperma podrían transmitir los efectos metabólicos de generación en generación", ha añadido Mark Febbraio, autor principal del Instituto Garvan.