MADRID, 7 Jun. (EDIZIONES) -
Los ácaros de mayor tamaño son las garrapatas. Éstas llevan conviviendo con nosotros toda la vida. Igual hasta existían antes del ser humano. Lo que pasa es que se les ha dado importancia como transmisores de enfermedades en los últimos 100 años; un interés que ha aumentado aún más con la mejora de las técnicas de diagnóstico, que permiten verificar los microorganismos que transmiten.
En concreto, existen de dos tipos: las duras y las blandas. Las blandas son las menos peligrosas para la salud pública porque, aunque también pueden transmitir enfermedades, lo hacen con menor frecuencia, mientras que las duras son las más comunes y las que pueden llegar a generar graves complicaciones en el ser humano, en algunos casos hasta la muerte. No obstante, son contados los casos en los que esto sucede, y sí muchas las picaduras de este insecto que no provocan nada en el ser humano.
En este sentido, el jefe del departamento de Enfermedades Infecciosas del Hospital de San Pedro de Logroño y director del Laboratorio de Patógenos Especiales del Centro de Investigación Biomédica de La Rioja, José Antonio Oteo, destaca que hasta hace 30 años sólo se conocían en España dos enfermedades transmitidas por este artrópodo, mientras que ahora ya se tiene conocimiento de más de una docena. "Incluso algunas de ellas han sido descritas por investigadores españoles", subraya en una entrevista con Infosalus.
Pero, ¿cómo funciona una garrapata? "Ésta se encuentra esperando a sus víctimas en la hierba. Generalmente están subidas en ella y cuando pasa un animal, un reptil, un ave o un hombre, pues por el arrastre se fijan. Entonces, buscan una zona en la que se encuentren cómodos, rasgan la piel, y ahí se anclan. Por una especie de trompa van a chupar la sangre que necesitan para desarrollar su ciclo vital y a la vez pueden inocular las bacterias, virus, o toxinas que tengan dentro. Si la persona es susceptible a éstas, pues desarrollará la enfermedad", comenta el experto. Eso sí, precisa que no se puede pasar una garrapata de un perro a una persona. "Si la garrapata se alimenta del perro cuando se acabe de alimentar del perro se soltará", añade. Sería "excepcional" --precisa-- que antes de acabar el proceso de alimentación cambiara de huésped.
Oteo indica el proceso de vida de este pequeño animal es diferente entre los machos y las hembras. En el caso de éstas, una vez que se han alimentado de sangre ponen los huevos. Estos eclosionan y de ahí salen las larvas, que a su vez se alimentan de otros animales. Cuando terminan de comer, se sueltan del animal al que se hayan anclado y pasan a la fase de 'ninfa', donde buscarán a otro animal o hospedador en el que alimentarse. Nuevamente, después de comer se sueltan, y pasan a ser adultos hembra o macho.
"Tienen la noble labor de copular. En cambio, las hembras chupan sangre de un animal, se desarrollan, ponen huevos, y se cierra el ciclo, que puede durar entre uno y tres años", señala el especialista en enfermedades infecciosas del Hospital San Pedro de Logroño.
HAY MUCHAS PICADURAS PERO NO SIEMPRE SON PELIGROSAS
A pesar de todo, el especialista subraya que "son muchas las picaduras de garrapatas en el hombre", si bien son "muy pocas" las que generar problemas, según insiste. "No siempre que nos piquen desarrollaremos enfermedad. Sólo en muy pocas ocasiones puede ser mortal, como pasó con el primer caso de fiebre hermorrágica de Crimea Congo. Además, todos los años se mueren personas por fiebre botonosa. Aunque cada vez se suelen tratar mejor, en primavera y verano hay cientos de picaduras y que se muera alguien es excepcional pero se puede dar el caso", sostiene el experto del centro hospitalario logroñés.
A su juicio, a veces se complica el diagnóstico de picadura de garrapata porque éstas, en función de la etapa en la que se encuentren, pueden tener el tamaño de un minúsculo lunar. Además, indica que la picadura es indolora, y muchas veces no te das ni cuenta de que te ha picado el insecto, aunque durante días coma de ti. "Cuando ya haya adquirido todo el sustento de ti se suelta y adiós", apostilla Oteo.
De hecho, resalta que se estima que alrededor de la mitad de las picaduras pasan desapercibidas y son "muy difíciles" de identificar. "Hace falta la sospecha clínica del médico ante un determinado cuadro clínico. Hay que pensar en que esa persona ha podido estar en contacto con garrapatas si ha salido al campo, si ha realizado actividades al aire libre o en zonas donde haya garrapatas. Las hay en todos sitios, especialmente en zonas de explotación ganadera, y de animales silvestres como ciervos y otros. Sabemos que hay más garrapatas en zonas de mucha fauna", agrega.
En todo caso, en opinión de Oteo es importante que cuando un médico sospeche que está ante una enfermedad infecciosa transmitida por garrapata, así como ante un cuadro clínico severo, no debe esperar a que el laboratorio le confirme sino que debe instaurar un tratamiento antes. "Si uno duda sobre si el paciente tiene fiebre botonosa no tiene que esperar porque puede ser malo para la persona enferma. No hay que esperar a tener complicaciones", apostilla.
CÓMO SE QUITA UNA GARRAPATA
El especialista recomienda hacerlo con pinzas. Para hacerlo correctamente precisa que es necesario contar con unas pinzas con el borde romo, que no tengan dientes. Después hay que meter la pinza entre la cabeza de la garrapata, que es lo fijado a la piel. Ahí se pone a la garrapata en un ángulo recto de 90 grados y se procede a una atracción fina y mantenida. No se debe utilizar ni aceite, ni gasolina, ni manipular con la mano o apretar porque nos inocularan los microorganismos.
"La mayor parte de veces se va a desarrollar donde ha picado un granito o pápula que pica y al cabo de días o semanas ahí se acaba el tema. Sólo un pequeño porcentaje puede desarrollar un problema. En principio no está indicado ningún tratamiento preventivo, ya que el riesgo de desarrollar una enfermedad infecciosa transmitida por garrapatas es menor que el de desarrollar una reacción alérgica frente a ese antibiótico. Sólo en casos determinados que se haya manipulado mucho la garrapata o si crea ansiedad al paciente. Pero es el médico el que valorará la necesidad de dar un tratamiento preventivo, pero debe ser la excepción y no la regla", zanja el jefe del departamento de enfermedades infecciosas del Hospital San Pedro de Logroño.
ENFERMEDADES QUE TRANSMITEN
Finalmente, Oteo detalla las principales enfermedades que pueden transmitir las garrapatas al ser humano que por ahora se conocen:
- Fiebre botonosa mediterránea y cuadros afines: a los pocos días de la picadura de la garrapata marrón del perro (Rhipicephalus sanguineus y con menos frecuencia otras) aparece súbitamente fiebre, cefalea, gran quebrantamiento y malestar general, dolores articulares y musculares.
- Babesiosis humana: La transmiten las garrapatas Ixodes ricinus. Puede pasar desapercibida o de forma similar a un cuadro gripal. En pacientes inmunodeprimidos (esplenectomizados) provoca un cuadro muy grave similar a la malaria o paludismo.
- Enfermedad de Lyme: Tiene diferentes manifestaciones clínicas en función del momento en la que se diagnostique. A los pocos días de la picadura aparece una lesión rojiza en la piel, que se expande típicamente por los bordes y se aclara por el centro, denominada eritema migratorio.
Si ésta no se diagnostica, se confunde con otras lesiones de la piel o se trata erróneamente, en un porcentaje variable de los casos a las semanas pueden aparecer complicaciones neurológicas. Lo más frecuente es la aparición de parálisis facial en los niños o de meningorradiculitis en los adultos (es típica la afectación bilateral del nervio facial y/o las radiculitis dolorosas en las extremidades). En esta fase puede haber bloqueos de la conducción en el corazón y dolores articulares. Un pequeño porcentaje de estos pacientes si no es tratado puede desarrollar cuadros neurológicos variados al cabo de meses o años o artritis crónica.
- Anaplasmosis humana: El cuadro clínico consiste en fiebre y malestar general con dolores articulares. En los análisis es típico que disminuyan los glóbulos blancos y las plaquetas. En España hay pocos casos descritos.
- Debonel: Se da sobre todo en meses fríos del año, a diferencia de las otras que tienen lugar en meses templados o calurosos del año Se caracteriza por el desarrollo de una escara en el punto de la picadura con eritema alrededor y de aumento del tamaño de los ganglios linfáticos cercanos que son dolorosos. Curiosamente la picadura se produce casi siempre en la cabeza.
- Fiebre hemorrágica de Crimea-Congo: El agente es un virus y lo transmiten las garrapatas del género Hyalomma. La mayor parte de las veces la infección va a pasar desapercibida o sólo va provocar un cuadro similar a la gripe (fiebre, dolores musculares), si bien hasta un cuarto de los pacientes puede desarrollar un cuadro de fiebre hemorrágica muy grave.
A diferencia de otras enfermedades transmitidas por garrapatas, una vez que se produce la enfermedad puede ser transmitida de persona a persona por contacto con secreciones de la fase hemorrágica de la enfermedad. Hasta el momento sólo se ha descrito una persona que ha adquirido la infección en España tras picadura de garrapata.
- Tularemia: Aunque lo habitual es contraer la tularemois mediante el contacto con la piel de conejos o liebres infectadas, también las pueden transmitir la bacteria Francisella tularensis. Se caracteriza por la aparición de fiebre y aparición de una lesión ulcerosa cutánea en la zona de la picadura de la garrapata y ganglios dolorosos satélites.
- Parálisis neurotóxica: Algunas especies de garrapatas tienen toxinas en su saliva que pueden bloquear la conducción del impulso nervioso. Provocan parálisis flácida similar al denominado Síndrome de Guillain-Barré.
- Alergias: al igual que sucede con la picadura de otros artrópodos las personas se pueden sensibilizar a la picadura de las garrapatas y desarrollar cuadros que van desde urticaria a reacciones anafilácticas más graves.
- En España, además se encuentran circulando otros agentes transmitidos por garrapatas como C. Neoehrlicia mikurensis que puede provocar fiebre y lesiones cutáneas variopintas en personas inmunodeprimidas y otros agentes como Rickettsia vini de las que se desconoce si son capaces de provocar enfermedad en los humanos.
Además suele ser frecuente el diagnóstico de fiebre africana tras picadura de garrapata, o la infección por otros agentes transmitidas por garrapatas endémicas en otras zonas del mundo.