MADRID, 24 Nov. (INFOSALUS) -
La epilepsia es uno de los problemas neurológicos más frecuentes de la infancia, con una prevalencia estimada de 3 y 11 casos por 1.000 habitantes de la población infantil. Se trata de un trastorno del sistema nervioso caracterizado por la repetición de crisis epilépticas, episodios de actividad cerebral alterada que se manifiestan de diversas formas como una alteración del estado de conciencia, alteraciones de la vista o del oído, sensaciones extrañas, movimientos anómalos o convulsiones.
EPILEPSIA INFANTIL
Las crisis epilépticas pueden durar segundos o más de 1 hora y no suelen dañar el cerebro del niño salvo en los casos en que son muy prolongadas y que están asociadas a determinados tipos de epilepsia.
Según explica a Infosalus el doctor Javier López Pisón, presidente de la Sociedad Española de Neurología Pediátrica, la epilepsia se puede presentar a todas las edades pediátricas y se debe a múltiples causas.
"Hay causas genéticas en las que el único problema puede ser la repetición de crisis epilépticas y epilepsias sintomáticas de lesiones cerebrales o debidas a enfermedades cerebrales, que presentan otras manifestaciones neurológicas. Son frecuentes epilepsias genéticas en las que no existe alteración estructural del cerebro y que sólo presentan como síntomas la repetición de crisis epilépticas", explica el doctor López Pisón, especialista de la Unidad de Neuropediatría del Hospital Universitario Miguel Servet de Zaragoza.
EPILEPSIAS SINTOMÁTICAS
Las epilepsias sintomáticas pueden deberse a problemas malformativos, a lesiones adquiridas (infecciones, accidentes...), tumores y otros problemas cerebrales, muchos de ellos de origen genético, aclara el doctor.
El pronóstico de la epilepsia es muy variado y depende de su causa, lo determinan la respuesta o refractariedad al tratamiento y la existencia o no de alteraciones en el desarrollo neurológico. En niños con exploración y desarrollo normales el pronóstico suele ser bueno, especialmente si se presentan a partir de los tres años de edad y si responden fácilmente a los tratamientos antiepilépticos.
El pronóstico peor se asocia a determinadas causas y con frecuencia a un inicio precoz, durante la lactancia y especialmente antes de los 4 meses. Durante la lactancia empiezan con frecuencia las llamadas encefalopatías epilépticas que suelen asociar mal pronóstico, pero también comienzan epilepsias de evolución favorable.
EPILEPSIAS ASOCIADAS A LA EDAD
La principal diferencia entre la epilepsia en la infancia o en la vida adulta está en que hay epilepsias y determinadas crisis propias de diferentes edades, determinadas por el grado de maduración cerebral.
En la epilepsia rolándica de la infancia al menos un 50% de los niños afectados, de entre 3 y 14 años, presenta crisis típicas que incluyen contracturas de la boca y salivación profusa e imposibilidad para hablar. Suelen ser crisis nocturnas y durar uno o dos minutos. También pueden presentarse diurnas, manifestarse con convulsión de medio cuerpo o generalizadas y durar periodos prolongados.
Otro tipo de epilepsia dependiente de la edad y que puede desaparecer de forma espontánea es la epilepsia ausencias que también se presenta entre los 3 años y la pubertad y que se caracteriza por episodios de alteración del estado de conciencia acompañados a veces de parpadeo y algún otro movimiento de cabeza o manos.
Las crisis de ausencia pueden ser casi imperceptibles o durar 15 segundos o más. Suelen repetirse varias veces al día y si no se tratan tienden a aumentar en frecuencia. En algunos casos se pueden presentar convulsiones antes del inicio de las ausencias, coincidiendo con ellas o una vez han desaparecido.
CUANDO LOS FÁRMACOS NO FUNCIONAN
El tratamiento de la epilepsia se realiza habitualmente con fármacos antiepilépticos. En alrededor de un 20% de las epilepsias los fármacos antiepilépticos no pueden evitar que se produzcan las crisis, es lo que se denomina epilepsia refractaria.
"La única opción de tratamiento curativo de una epilepsia es que tenga una alteración cerebral que pueda ser operable, lo que evidentemente tiene sus posibles complicaciones y secuelas relacionadas con la cirugía. La opción de tratamiento quirúrgico debe valorarse de forma muy minuciosa, y sólo en casos muy seleccionados", apunta el especialista.
En epilepsias refractarias hay otras medidas que pueden ayudar a controlar las crisis, como el implante de un estimulador vagal en el tórax que envía estímulos al nervio vago y la dieta cetogénica, dieta compleja y que precisa estrecho control médico.
En la instauración y mantenimiento del tratamiento a seguir los facultativos tienen muy en cuenta la periodicidad, intensidad y duración de las crisis además de los posibles efectos secundarios de los fármacos sobre la atención, comportamiento y rendimiento académico de cada niño en particular.
"El pronóstico es muy variado, pero si el desarrollo y la exploración en niños mayores de dos-tres años es normal, lo habitual es un buen pronóstico aunque en otros casos será inevitable un efecto sobre su neurodesarrollo", concluye el doctor López Pisón.
¿QUÉ HACER ANTE UNA CRISIS CONVULSIVA?
Según la Sociedad Española de Neurología (SEN) el protocolo de actuación que se debe seguir en caso de tener que ayudar a un paciente de epilepsia durante una crisis convulsiva incluye:
- No perder la calma y no movilizar al paciente del sitio en el que se encuentre.
- No introducirle nada en la boca y colocarlo de lado para evitar que se atragante o ahogue.
- No sujetarle las extremidades mientras convulsiona para evitar lesiones.
- Evitar, en la medida de lo posible, que se golpee la cabeza.
- Esperar a que se recupere totalmente y esté orientado.
Además, los neurólogos avisan de que será necesario acudir a Urgencias en determinados casos, tales como si se trata de una mujer embarazada, si se ha producido un traumatismo importante, si entre una crisis y otra no se recupera la conciencia, o si la convulsión dura más de 5 minutos y no se recupera el nivel de conciencia normal, en los minutos siguientes.
Desde el hospital zaragozano Miguel Servet apuntan además en su documento informativo sobre la enfermedad que a pesar de que ceda la convulsión en el niño, ante la mínima duda, hay que acudir al servicio de urgencias o al centro de salud para comprobar que la recuperación de la crisis es adecuada y ocurre sin incidencias.
En el caso de aquellos niños a los que se haya indicado el uso del anticonvulsivo por vía rectal 'Stesolid' en caso de una convulsión que se prolonga más allá de los dos o tres minutos, si tras aplicar la medicación la convulsión persiste hay que trasladar al niño rápidamente a urgencias o llamar al 061.