MADRID, 18 Jun. (EUROPA PRESS) -
Las antraciclinas, uno de los fármacos clave en el tratamiento de muchos tumores como, por ejemplo, el de mama, provoca cardiotoxicidades en la práctica totalidad de las pacientes, según ha informado este jueves la oncóloga médica del Hospital Universitario La Paz de Madrid y representante de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), Pilar Zamora.
Este medicamento, aunque es esencial a la hora de tratar el cáncer, suele producir un daño directo sobre las células del miocardio, causando disfunción ventricular. Tanto es así que, según los expertos, el riesgo de desarrollar insuficiencia cardiaca es diez veces superior después de recibir antraciclinas que tras un infarto no complicado.
Además, y a nivel general, varios estudios han demostrado que el tratamiento oncológico, ya sea con radioterapia o quimioterapia, multiplica por tres el riesgo de complicaciones cardiovasculares a medio y a largo plazo, afectando por tanto a la supervivencia de los enfermos. De hecho, la toxicidad cardiovascular secundaria a las terapias contra el cáncer es la causa más frecuente de mortalidad en cáncer de mama o linfoma de Hodgkin.
"La mayoría de los fármacos oncológicos, por no decir todos, tienen potencial para tener efectos cardiovasculares como, por ejemplo, hipertensión arterial", ha apostillado la doctora del servicio de Cardiología del Hospital Universitario La Paz de Madrid, Teresa López, con motivo de la celebración del primer 'Simposio Internacional de Cardio-Oncología', organizado por la Sociedad Española de Cardiología (SEC) y la Fundación Ramón Areces, con la participación de SEOM.
Estas declaraciones han sido corroboradas por Zamora quien, además, ha comentado que algunos de los nuevos tratamientos diana tienen también potencial de ser cardiotóxicos, provocando arritmias, hipertensión o insuficiencia cardiaca, entre otros.
Otro de los grandes problemas de la toxicidad cardiovascular es que obliga a suspender o modificar el tratamiento oncológico previsto en un 20 por ciento de los pacientes, con el consiguiente aumento en el riesgo de la mortalidad oncológica.
En este punto, el doctor del Cardiology Department del Baylor College of Medicine de Houston (Estados Unidos), Juan Carlos Plana, ha informado de que el 17 por ciento de las mujeres estadounidenses con cáncer tienen que dejar el tratamiento oncológico por estas complicaciones cardiovasculares.
DIAGNOSTICAR PRECOZMENTE LAS COMPLICACIONES CARDIOVASCULARES
Ante ello es necesario la detección precoz de los síntomas cardiovasculares en los pacientes que se someten a un tratamiento oncológico. Así lo ha aseverado el doctor Plana, quien ha informado de que actualmente hay disponibles técnicas de diagnóstico por imagen y de biomarcadores capaces de detectar tempranamente los efectos secundarios de las terapias contra el cáncer.
Asimismo, ha abundado en la importancia de elaborar protocolos asistenciales de monitorización que ayuden a controlar los factores de riesgo, tales como la hipertensión, glucemia, perfil lipídico y función cardiaca, mediante el uso de dichas técnicas diagnósticas.
Esto posibilita que los enfermos reciban también terapias para evitar las complicaciones cardiovasculares y, por ende, el abandono del tratamiento contra el tumor. "Si se detectan a tiempo se logra que ni se modifique ni se interrumpa la medicación oncológica", ha apostillado el experto.
ESPAÑA SÓLO CUENTA CON UNA UNIDAD DE CARDIO-ONCOLOGÍA
Ahora bien, para conseguir éxito en la combinación de estas terapias es necesario la creación de Unidades de Cardio-Oncología, formadas por un grupo de profesionales de Cardiología, Oncología, Radioterapia, Hematología, Farmacia, Análisis Clínicos y Enfermería, implicados en el manejo y seguimiento de los pacientes con cáncer.
El objetivo es, según ha señalado Plana, seleccionar el régimen oncológico que consiga la mayor tasa de curación/remisión del cáncer con el menor número de efectos cardiovasculares adversos y sin necesidad de suspender el tratamiento oncológico. "Estas unidades no requieren de una gran inversión económica, sino de la voluntad de colaboración de los profesionales sanitarios", ha recalcado el experto.
Sin embargo, y a pesar de que en Estados Unidos casi todos los centros de Oncología disponen de este servicio, en España sólo el Hospital La Paz de Madrid dispone de uno de ellos. "Es necesario que creemos conciencia de que estamos ante un problema muy importante que requiere la colaboración estrecha entre los oncólogos y los cardiólogos", ha señalado el secretario general de la SEC y miembro del Instituto Cardiovascular Clínico del Hospital Universitario Clínico San Carlos de Madrid, Miguel Ángel García Fernández.
Por ello, prosigue, el simposio tiene como objetivo poner en común experiencias clínicas para concienciar a los profesionales implicados en el abordaje del paciente con cáncer sobre la necesidad de vigilar y tratar cuanto antes las complicaciones cardiológicas que derivan de la enfermedad oncológica.
Pero no sólo tienen que tomar conciencia de ello los expertos sanitarios sino que también es importante que lo hagan los propios pacientes, quienes deben de estar involucrados en el tratamiento y tener un diálogo abierto con su doctor sobre las riegos cardiovasculares a los que se enfrentan.
"La idea no es que el paciente se asuste, sino que esté informado sobre este hecho, que se lo diga a su oncólogo y que, además, sepa la importancia que tiene que lleve un estilo de vida cardiosaludable al mismo nivel, o mejor, que antes de empezar con la terapia oncológica", ha zanjado López.