MADRID, 30 May. (EUROPA PRESS) -
A las tres semanas de dejar de fumar la función pulmonar mejora un 30 por ciento, según ha asegurado la experta de IMQ Prevención, Esther Enales, con motivo de la celebración del Día Mundial sin Tabaco.
Se trata de un hábito que supone uno de los principales factores de riesgo de enfermedades crónicas como, por ejemplo, pulmonares, cardiovasculares o cáncer. No obstante, y a pesar de su riesgo, el consumo está "muy extendido", si bien cuando a los 15 años de haberlo abandonado el cuerpo estará "tan sano como si nunca lo hubiera hecho".
Así, IMQ Prevención ha divulgado un calendario que muestra cómo mejora el organismo, a lo largo del tiempo, una vez que se abandona el hábito tabáquico.
En concreto, a los 20 minutos después de dejar de fumar, la tensión arterial baja hasta valores normales y la frecuencia cardiaca se normaliza; y a las 8 horas, desaparece la nicotina circulante en sangre y los niveles de monóxido de carbono y oxígeno en sangre se normalizan, apareciendo irritabilidad y ansiedad.
Asimismo, pasadas 48 horas se disminuye el riesgo de sufrir un infarto cardiaco y se comienza a notar la diferencia en los sentidos del gusto y el olfato; a las 2 o 3 semanas, mejora la circulación, la función pulmonar aumenta hasta un 30 por ciento y se reduce la ansiedad; y al mes o tres meses ya es cuando se empiezan a notar mejorías como la desaparición de la tos, la congestión nasal y la fatiga, al tiempo que disminuyen las infecciones respiratorias.
A los seis meses de apagar el cigarrillo, se experimenta una clara mejoría de la circulación y la función respiratoria, desapareciendo la dependencia psíquica y recuperando la piel su elasticidad y brillo natural; al año se reduce a la mitad el riesgo de padecer una insuficiencia coronaria ya es un 50 por ciento inferior que en fumadores; a los cinco años, el riesgo de padecer una enfermedad cardiaca será igual al de un no fumador; y a los 10 o 15 años el riesgo de cáncer de pulmón es similar al de los no fumadores.