MADRID 9 Ago. (EUROPA PRESS) -
La coordinadora del grupo de trabajo de Inequidades en Salud de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (semFYC), Sandra Robles, ha advertido de que las olas de calor incrementan el riesgo de reagudizaciones y/o agravamiento de enfermedades crónicas; así como de la de la siniestralidad, incluidos los ahogamientos y las intoxicaciones alimentarias.
Las olas de calor incrementan los riesgos de deshidratación, edemas, calambres musculares y problemas de piel. Además, aumentan los accidentes cerebrovasculares y los partos prematuros.
En este sentido, defiende la importancia de la Atención Primaria, porque "la longitudinalidad ayuda a categorizar el nivel de riesgo de tener problemas de salud por efecto del exceso de temperaturas y poder iniciar acciones".
Algunas de ellas van desde la información de medidas preventivas hasta el seguimiento o activación de redes sociales/familiares, pasando por la revisión y adecuación de los tratamientos ajustándolos a las condiciones ambientales adversas", añade la especialista en medicina de familia.
Por otro lado, la experta alerta del impacto de las olas de calor en la población más vulnerable y que sufre pobreza energética. La SemFYC cita un estudio de la ONG Save the Children ('Pobreza energética en familias con hijos e hijas a cargo en España') en el que se destaca que más del 10 por ciento de las familias evitan usar calefactores o aire acondicionado para evitar facturas elevadas.
En este sentido, la pobreza energética afecta especialmente a mujeres jubiladas que viven solas, familias monomarentales --especialmente las que se encuentran en situación de desempleo y no tienen niveles educativos superiores--, personas migrantes y minorías étnicas, así como a individuos con enfermedades crónicas o en situaciones de precariedad laboral, e incluso a las personas que viven de alquiler.
VISITAS A URGENCIAS
Así, recuerdan que, en los años 2022 y 2023, las visitas a los servicios de urgencias aumentaron un 10 por ciento debido a las altas temperaturas, destacando así la necesidad de medidas de prevención y atención.
Ante esta situación, Robles asegura que los grupos de población más vulnerables a las olas de calor y las situaciones de riesgo asociadas a ellas son las personas mayores, especialmente las encamadas o con limitaciones de autonomía; los menores de 4 años, lactantes y embarazadas; así como los que tienen enfermedades crónicas (cardiovasculares, diabetes, EPOC, insuficiencia renal, demencia y/o obesidad, etc.) y aquellas con enfermedades agudas concomitantes.
Asimismo, el uso de ciertos fármacos como anticolinérgicos, diuréticos, IECA, antiarrítmicos, betabloqueantes, estatinas, antidiabéticos orales, neurolépticos y antidepresivos aumenta la susceptibilidad al calor.
También aumenta en aquellas personas que consumen alcohol y otras sustancias, trabajadores expuestos a altas temperaturas, mujeres en situación de precariedad laboral, los que viven solos y/o en malas condiciones de habitabilidad y los que viven en barrios muy urbanizados, con pocos espacios verdes y de agua o expuestos a niveles elevados de contaminación atmosférica.
"Se puede decir que la susceptibilidad a las condiciones climáticas no depende exclusivamente de los factores individuales de las personas, sino que tienen una relación importante con las condiciones en las que viven y trabajan, es decir, con los determinantes sociales de la salud", afirma Robles.
MEDIDAS DESDE LA ATENCIÓN PRIMARIA Y SOLUCIONES
"La identificación de grupos vulnerables y la difusión del conocimiento son cruciales", según la especialista en Medicina de Familia. En este sentido, Robles recomienda la prevención de problemas de salud por temperaturas altas como pueden ser la modificación de tratamientos, así como el seguimiento domiciliario de la población más vulnerable.
Igualmente, también explica que, a nivel más comunitario, es importante la activación de redes sociales para el acompañamiento y la vigilancia de las personas en riesgo, así como la implementación de recursos de enfriamiento locales accesibles --refugios climáticos-- o la recomendación de recursos sociales, además de promover hábitos saludables.
En cualquier caso, Robles recuerda que, además de estas iniciativas, "no se pueden olvidar las medidas estructurales que dependen de decisiones políticas, como la reducción de emisiones o una planificación urbanística consciente, entre otras.