MADRID, 1 Nov. (EUROPA PRESS) -
Guardar en el refrigerador todos los alimentos por costumbre con la intención de conservarlos mejor no siempre es la mejor idea, ya que en algunos casos puede altrar su sabor y textura e incluso perjudicar su conservación, según alertan los expertos.
"No siempre es la opción más recomendable para mantener sus propiedades", explica la experta en tecnología de los alimentos Amparo Gamero, profesora colabotadora de los Estudios de Ciencias de la Salud de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC).
Esta experta destaca cinco alimentos que están muy presentes en nuestras dietas y que es mejor conservar lejos del frigorífico para consumirlos en el mejor estado posible.
1. Pan. Guardar el pan en la nevera no necesariamente prolonga su frescura y, además, puede provocar una pérdida de la calidad del alimento en cuanto a su textura o sabor.
"Meter, por ejemplo, pan de molde en el refrigerador puede resultar contraproducente, porque aumenta la humedad y así el riesgo de que enmohezca", explica Gamero.
Lo más recomendable es almacenar el pan a temperatura ambiente, en una bolsa de papel o envuelto en un paño de cocina limpio, o congelarlo para conservarlo más tiempo fresco y con sus propiedades organolépticas.
2. Chocolate. El frío del frigorífico puede alterar la emulsión de grasas en el chocolate, afectando su suavidad y cremosidad. Los cambios bruscos de temperatura no son recomendables, porque varían su textura.
El chocolate en la nevera queda blanquecino y al ingerirlo tiene una textura entre granulada y terrosa. Para Gamero, la mejor manera de mantenerlo es en lugar fresco, entre 15 y 20 grados, lejos de la luz directa, y guardarlo en su envase original o en un recipiente hermético para protegerlo de olores y contaminantes.
3. Ajos. Es aconsejable evitar refrigerar las cabezas o dientes de ajo, porque pueden germinar al cabo de unos días. El ajo germinado tiende a tener un sabor amargo más intenso.
"La despensa suele ser un buen lugar para guardarlos, a una temperatura aproximada de 15 grados, siempre y cuando estén alejados de las patatas, ya que los ajos y las cebollas emiten gases que pueden acelerar la germinación de las patatas", señala la experta, docente del máster de Alimentación Saludable y Sostenible de la UOC.
Para conservarlos durante mucho tiempo, también pueden guardarse en conserva, cubriendo los dientes de ajo pelados en aceite de oliva, en un recipiente de cristal cerrado herméticamente, o también pueden congelarse, enteros o picados.
4. Plátanos. En muchas ocasiones, los plátanos o bananas que se venden todavía están verdes. Refrigerarlos antes de tiempo puede provocar que queden duros y sin sabor, ya que la nevera ralentiza considerablemente el proceso de su maduración. Además, la piel termina adquiriendo un tono marrón que no invita a comerlos, aunque por dentro estén bien y sean comestibles.
"Para consumirlos con el grado de madurez deseado, lo mejor es dejarlos en un ambiente fresco, pero no frío. Y es importante evitar dejarlos en el frutero cerca de las manzanas porque cuando estas maduran aumentan su emisión de etileno, un gas que puede acelerar demasiado rápido la maduración de los plátanos", advierte.
5. Café. En el frigorífico tanto el café en grano como molido absorbe la humedad y pierde su aroma y sabor. El mejor sitio para guardar café es un recipiente hermético en un lugar fresco y seco.
CÓMO ORGANIZAR LA NEVERA
En cuanto a los alimentos que deben mantenerse en el frigorífico, la docente de la UOC aconseja seguir algunas claves para optimizar su conservación. Para evitar la contaminación cruzada, es mejor separar los alimentos crudos de los que están cocinados y guardarlos en recipientes.
Los alimentos que necesitan menos frío, como los alimentos cocinados, pueden ir en las baldas superiores, y las bebidas, salsas o mermeladas, en la puerta. En cambio, los productos frescos como la carne y el pescado es mejor situarlos en la balda inferior, justo antes del cajón de las verduras.
En los cajones inferiores pueden guardarse las frutas y hortalizas, donde quedan protegidas del frío directo. Y, por supuesto, mantener la nevera limpia realizando una limpieza a fondo una vez al mes.