MADRID 27 Feb. (EUROPA PRESS) -
Andalucía, Baleares, Canarias, Cantabria, Castilla y León, Galicia y La Rioja son las únicas comunidades autónomas que redujeron el gasto sanitario por habitante al comienzo de la crisis, según se muestra en el libro 'La Sanidad Española en Cifras', realizado por el un equipo de investigadores de la Fundación Gaspar Casal bajo la coordinación de Juan del Llano, y presentado por el Círculo de la Sanidad.
Y es que, mientras que en Andalucía el gasto sanitario público por habitante cayó un 11 por ciento entre 2008 y 2011, pasando de 1.330 euros a 1.184 euros, en ese mismo periodo, Asturias mejoró su posición en ese mismo indicador un 10,7 por ciento, pasando de 1.481 euros a 1.641 euros por habitante protegido. No obstante, en el conjunto de España, este indicador apenas varió.
"El análisis está matizado por el hecho de que no existan datos disponibles sobre este indicador más allá de 2011/2012 y es posible que en los ejercicios siguientes también el resto de autonomías se vieran obligadas a aplicar ajustes que afectaran su volumen de gasto por habitante protegido. No obstante, ese matiz no afecta a las diferencias por territorio que se aprecian en el cuadro", ha comentado Del Llano. Según el coordinador del estudio, Juan del Llano.
Asimismo, el trabajo analiza también la evolución de una serie de indicadores relevantes sobre la acción del sistema sanitario con el objetivo de determinar hasta qué punto ha afectado la crisis a la atención que el Sistema de Salud presta a los pacientes.
De esta forma, se plasma que a nivel general se han mantenido los niveles de prestación de servicios previos a la crisis e incluso se han mejorado en indicadores como la utilización de las resonancias magnéticas a pesar de ser una prueba con un coste elevado, o la cirugía ambulatoria. También se ha mantenido en niveles elevados el porcentaje de población protegida por el sistema sanitario público que se situaba en el año 2012 en el 99 por ciento con pequeñas variaciones entre comunidades autónomas.
No obstante, se aprecia una evolución negativa en algunos aspectos, como la cobertura de personas mayores de 65 años vacunadas frente a la gripe que ha pasado de un 65,4 por ciento a nivel nacional en 2008 a un 57 por ciento en 2012. Aquí, los autores también han percibido sensibles diferencias regionales, detectándose reducciones más significativas en la cobertura en las comunidades autónomas con un clima más benigno como Canarias, Baleares, Comunidad Valenciana, Extremadura o Murcia.
En cuanto a los recursos sanitarios con que funciona el sistema, el informe no ha apreciado variaciones relevantes en indicadores como la dotación de personal de atención primaria en los centros o la disponibilidad de plazas en hospitales de día, aunque sí se ha encontrado con leves descensos en la disponibilidad de camas hospitalarias, un fenómeno que se ha producido con diferente intensidad en todas las comunidades autónomas con las únicas excepciones de Castilla y León y Murcia.
Asimismo, el trabajo del equipo de investigación de la Fundación Gaspar Casal sí ha puesto de manifiesto algunos indicios de deterioro en indicadores de calidad del sistema sanitario y, más en concreto, en los tiempos de espera que sufren los pacientes para acceder a intervenciones quirúrgicas de carácter no urgente.
Y es que, Si en 2008 los usuarios del sistema sanitario público tenían que esperar 71 días a ser intervenidos, en el periodo que separa ese ejercicio y el de 2012 el plazo medio para este tipo de intervenciones se ha extendido a 76 días, una situación que los autores atribuyen a la agudización de la crisis y a los recortes presupuestarios.
LA CRISIS NO AFECTA A LA SATISFACCIÓN DE LOS PACIENTES
Por otra parte, el estudio recoge que la valoración de los ciudadanos sobre un sistema sanitario que ha sufrido recortes presupuestarios arroja un balance positivo en el 63 por ciento de las autonomías. En este sentido, los autores señalan que dos factores podrían estar detrás de este resultado: la profesionalidad de los trabajadores del sistema de salud y el sostenimiento artificial del presupuesto sanitario a coste de los proveedores.
De hecho, prosiguen, la puntuación media que los españoles otorgan al funcionamiento del sistema público no sólo no ha empeorado tras la fase más dura de la crisis, sino que ha mejorado ligeramente. Concreto, en 2012, los pacientes españoles calificaron con 6,6 el nivel de atención y prestación de servicios que recibieron del Sistema de Salud, una mejora de dos décimas respecto al 6,4 recogido en el año 2008.
Por ello, los autores aseguran que la crisis parece que no ha tenido un impacto "negativo" dado que "no se da ninguna oscilación drástica" en ninguna zona de España que pueda relacionarse de forma directa a la crisis económica.
No obstante, han puntualizado que, a pesar de que no se haya producido un cambio de tendencia en el grado de satisfacción que los ciudadanos de las diferentes comunidades autónomas manifiestan, respecto a la atención que reciben de sus sistemas regionales de salud, hay diferencias "importantes" entre territorios.
En este sentido, los aragoneses y los asturianos aparecen como los españoles más satisfechos con los servicios sanitarios que disfrutan, los cuales califican con una puntuación de notable, mientras que los canarios son de largo los menos satisfechos y valoran la atención que reciben con una nota que no supera el suficiente.
Finalmente, han destacado la importante mejora que se aprecia en los indicadores que miden la valoración que los pacientes realizan de su propio estado de salud. Así, el porcentaje de pacientes que realizan una evaluación positiva de su estado de salud ha escalado hasta el 75 por ciento cuando al inicio de la crisis se situaba en el 71 por ciento.
En este sentido, los pacientes más positivos a la hora de evaluar su salud son los navarros, el 80,7 por ciento de los cuales se ven en una buena condición. En el otro lado de la balanza aparecen los canarios y los gallegos.